Cuaresma

Y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará…

La Iglesia a través de los diferentes tiempos litúrgicos busca poner a disposición de sus hijos todo tipo de gracias para que progresen en camino hacia el cielo, la vocación a la santidad de la cual gozamos por la gracia de Dios supone ciertamente un disponernos y colaborar desde nuestra libertad a su acción en nuestras vidas.

Por ello continuamente somos invitados a la conversión del corazón, de modo que todo nuestro ser y hacer esté direccionado hacia la gloria del Padre. Para nosotros la conversión no es simplemente un punto aislado de nuestra historia, sino que se trata de una actitud permanente que se renueva de continuo, puesto que entre más conocemos a Cristo Jesús, más descubrimos las alturas para las que Dios nos ha creado, en Él se nos revela quienes somos de verdad, y por consiguiente nos vamos dando cuenta que existen en nosotros aspectos que no están conformes a ese plan de Dios para nosotros, y buscamos redireccionar nuestra vida de modo que sea conforme a esa voluntad de amor misericordioso.

Cuaresma es un tiempo propicio para purificar nuestros corazones y renovar nuestras fuerzas, para que llegada la noche santa de la Pascua, podamos dar gloria a Dios por las victorias que Cristo resucitado ha tenido en nuestras vidas, y no sólo eso, sino que al renovar en aquella noche nuestras promesas bautismales, también renovamos nuestro empeño por vivir una vida de santidad, una vida de aquel que sabe que ha sido creado para la felicidad eterna en la comunión del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

En esa perspectiva proponemos en esta ocasión meditar sobre cinco aspectos a tener en cuenta durante este tiempo para prepararnos para la celebración de la Pascua, el punto de partida será meditar acerca del examen de conciencia, es necesario primero entrar en nuestro interior dejarnos iluminar por la Palabra para conocer en qué puntos de nuestras vidas necesitamos trabajar de modo especial para colaborar a la gracia de Dios que quiere derramarse en nuestros corazones, posteriormente pasaremos al núcleo de nuestro esfuerzo meditando acerca de la oración, la importancia del silencio, la mortificación y la penitencia, y la solidaridad fraterna con el propósito no de considerarlos meros hecho aislados sino actitudes y prácticas habituales en la vida del cristiano, finalmente a modo de conclusión presentamos una breve síntesis de lo que se ha expuesto.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo…

1. Punto de partida: el examen de conciencia

2. Sobre la oración

3. Sobre el silencio

4. Sobre la Mortificación y la Penitencia

5. Sobre la Solidaridad Fraterna

¡Cuántas maravillas y tesoros pone a disposición de sus hijos la Iglesia! ¡Cuánta sabiduría de Madre le ha inspirado el Espíritu Santo a lo largo de los siglos! ¡Cuan bueno y misericordioso ha sido el Señor con nosotros para darnos a conocer los misterios de su bondad! Este tiempo de cuaresma es ciertamente un momento de gracia especial que todos hemos de buscar aprovechar, haciendo uso de los medios aptos para ello según nuestra vocación en particular.

Todo este tiempo es una oportunidad continua de configurarnos cada vez más con el Corazón de Jesús, dejemos que gracia purifique nuestros corazones pequeños y muchas veces enfermos a causa del pecado y sus consecuencias, a través de la mortificación y la penitencia adquiramos ese espíritu de compunción que nos permitirá sanar nuestro interior; a través de la vida de oración intensifiquemos nuestra caridad con Dios, pasando tiempos largos a solas con Él, aprovechemos el silencio de la noche o de la madrugada, visitemos las capillas donde está solemnemente expuesto en el Santísimo Sacramento del Altar, y conmovidos por su inmensas caridad, lancémonos a realizar toda serie de obras de misericordia con nuestros hermanos, particularmente con aquellos que están más desprotegidos, que resuenen sus palabras en nuestro corazón “lo que hicisteis con uno de estos más pequeños, mis hermanos, conmigo lo hicisteis”. Cuando dulce, suave y sabroso es vivir ese mandamiento del amor que nos heredó Jesús.

Queridos hermanos, al celebrar los misterios de nuestra fe en la semana santa hagamos memoria y consideremos como todo lo que podamos haber realizado es poco en relación con lo que el Salvador del mundo hizo por nosotros en el santo Triduo pascual, ¿nos sentimos combatidos al realizar nuestra oración? ¡contemplemos a Jesucristo orante en el Getsemaní! ahí veremos como Él ya venció ese combate por nosotros; ¿sientes que la mortificación y penitencia son cosas demasiado duras? ¡contempla a Cristo crucificado! Él por amor a nosotros sufrió amarga pasión, para liberarnos de las ataduras del pecado y sus consecuencias; ¿nos preocupamos porque creemos que no podremos hacer obras de misericordia dada nuestra limitación material? ¡contempla Jesús que por nuestro rescate no dio dinero sino que se entregó a Sí mismo!, Él se donó por amor en la oblación suprema del amor. Todo esto nos llevará a comenzar a vivir con santidad la vida nueva que inauguró el Resucitado.

Al contemplar el panorama que nos presenta la santa cuaresma a través de los temas que hemos meditado no podemos sino sentirnos compelidos a frecuentar el sacramento de la reconciliación durante este tiempo, en primer lugar para pedir perdón “por haber ofendido a un Dios tan bueno” como decimos en un acto de contrición; en segundo lugar para pedir perdón por las ofensas causadas a nuestros hermanos; en tercer lugar para purificar, sanar y robustecer nuestros corazones de modo que nos lancemos con cada vez más fervor a combatir el buen combate de la fe, confiando en que el Señor nos dará los medios necesarios para salir triunfantes, entrando en una amistad cada vez más profunda con Él y en Él con su santa Iglesia.

Jesús nos quiere junto a Él, quiere que gocemos plenamente de la vida eterna que el nos adquirió en su misterio Pascual, caminemos pues hermanos y trabajemos con animo dispuesto en este peregrinaje hacia la tierra prometida, hacia la tierra de la pascua, hacia la gloria de la eternidad a la cual nos dirigimos como Iglesia peregrina de Dios. Concluimos con las palabras de san Pablo en un arreglo musical de Lucien Deiss compositor de música sacra.

Acuérdate de Jesucristo,
resucitado de entre los muertos.
Él es nuestra salvación,
nuestra gloria para siempre.

Si con Él morimos,
viviremos con Él.
Si con Él sufrimos,
reinaremos con Él.

En Él nuestras penas,
en Él nuestro gozo.
En Él la esperanza,
en Él nuestro amor.

En Él toda gracia,
en Él nuestra paz.
En Él nuestra gloria,
en Él la salvación

Disponible en formato Kindle y Paperback

Meditaciones para todos los días

Miércoles de Ceniza: «Cenizas»

Jueves después de Ceniza: «Eligiendo la vida»

Viernes después de ceniza: «Hablando del ayuno»

Sábado después de ceniza: «Iluminados por Cristo»

I Domingo de Cuaresma – Ciclo A:  «Vencer con Cristo»

I Domingo de Cuaresma – Ciclo B: «Militia Christi»

I Domingo de Cuaresma – Ciclo C: «Venciendo con Cristo»

Lunes – I semana de Cuaresma: «Un juicio según el amor»

Martes – I semana de Cuaresma: «Padre Nuestro»

Miércoles – I semana de Cuaresma: «Buscando signos»

Jueves – I semana de Cuaresma: «Oración de súplica»

Viernes – I semana de Cuaresma: «Vida que engendra vida»

Sábado – I semana de Cuaresma: «La perfección cristiana»

II Domingo de Cuaresma – Ciclo A: «Por la cruz hacia el Cielo»

II Domingo de Cuaresma – Ciclo B: «Robusteciendo la fe»

II Domingo de Cuaresma – Ciclo C: «Por la cruz a la Gloria»

Lunes – II semana de Cuaresma

Martes – II semana de Cuaresma

Miércoles – II semana de Cuaresma

Jueves – II semana de Cuaresma

Viernes – II semana de Cuaresma

Sábado – II semana de Cuaresma

III Domingo de Cuaresma – Ciclo A

III Domingo de Cuaresma – Ciclo B

III Domingo de Cuaresma – Ciclo C

Lunes – III semana de Cuaresma

Martes – III semana de Cuaresma

Miércoles – III semana de Cuaresma

Jueves – III semana de Cuaresma

Viernes – III semana de Cuaresma

Sábado – III semana de Cuaresma

IV Domingo de Cuaresma – Ciclo A

IV Domingo de Cuaresma – Ciclo B

Lunes – IV semana de Cuaresma

Martes – IV semana de Cuaresma

Miércoles – IV semana de Cuaresma

Jueves – IV semana de Cuaresma

Viernes- IV semana de Cuaresma

Sábado – IV semana de Cuaresma

V Domingo de Cuaresma – Ciclo A

V Domingo de Cuaresma – Ciclo B

Lunes – V semana de Cuaresma

Martes – V semana de Cuaresma

Miércoles – V semana de Cuaresma

Jueves – V Semana de Cuaresma

Viernes – V semana de Cuaresma

(Opción) – Viernes de Dolores

Sábado – V semana de Cuaresma

Domingo de Ramos

Lunes santo

Martes santo

Miércoles Santo

Jueves Santo

Viernes Santo

Sábado Santo

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