X – La Iglesia

“La sinodalidad no es el capítulo de un tratado de eclesiología, y menos aún una moda, un eslogan o el nuevo término a utilizar o manipular en nuestras reuniones. ¡No! La sinodalidad expresa la naturaleza de la Iglesia, su forma, su estilo, su misión” (Papa Francisco – Roma, 18.IX.2021)

Celebración de la Palabra (Ver)

“Respondió Simón Pedro: —Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. Jesús le respondió: —Bienaventurado eres, Simón, hijo de Juan, porque no te ha revelado eso ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mt 16, 16-18)

“Perseveraban asiduamente en la doctrina de los apóstoles y en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones. El temor sobrecogía a todos, y por medio de los apóstoles se realizaban muchos prodigios y señales. Todos los creyentes estaban unidos y tenían todas las cosas en común. Vendían las posesiones y los bienes y los repartían entre todos, según las necesidades de cada uno. Todos los días acudían al Templo con un mismo espíritu, partían el pan en las casas y comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y gozando del favor de todo el pueblo. Todos los días el Señor incorporaba a los que habían de salvarse.” (Hch 2, 42-47)

¿Cómo ve la gente hoy en día a la Iglesia? ¿Qué se suele pensar cuando se menciona esa palabra? ¿Cómo veo yo la Iglesia? ¿Cuál es su importancia en mi vida?

Catequesis (Juzgar)

“En la Iglesia es donde Cristo realiza y revela su propio misterio como la finalidad de designio de Dios: «recapitular todo en Cristo» (Ef 1, 10). San Pablo llama «gran misterio» (Ef5, 32) al desposorio de Cristo y de la Iglesia. Porque la Iglesia se une a Cristo como a su esposo (cf. Ef 5, 25-27), por eso se convierte a su vez en misterio (cf. Ef 3, 9-11). Contemplando en ella el misterio, san Pablo escribe: el misterio «es Cristo en vosotros, la esperanza de la gloria» (Col 1,27)

En la Iglesia esta comunión de los hombres con Dios por «la caridad que no pasará jamás»(1 Co 13, 8) es la finalidad que ordena todo lo que en ella es medio sacramental ligado a este mundo que pasa (cf. LG 48). «Su estructura está totalmente ordenada a la santidad de los miembros de Cristo. Y la santidad se aprecia en función del «gran misterio» en el que la Esposa responde con el don del amor al don del Esposo» (MD 27). María nos precede a todos en la santidad que es el misterio de la Iglesia como la «Esposa sin mancha ni arruga» (Ef 5, 27). Por eso la dimensión mariana de la Iglesia precede a su dimensión petrina» (ibíd.)” (Catecismo de la Iglesia 772-773)

En la fe cristiana sabemos hay dos grandes misterios en torno a los cuales giran todos los demás, el de la Santísima Trinidad y el de la Encarnación. Es Dios quien ha entrado en la historia de la humanidad por amor, para manifestarse y darnos a conocer la Buena Nueva de la salvación en Jesucristo su Hijo Único. Su obra se ha perpetuado a lo largo de los siglos por la acción del Espíritu Santo en su Iglesia, que le hace presente en medio del mundo. “La Iglesia, según la expresión de los Padres, es el lugar «donde florece el Espíritu» (San Hipólito, t. a. 35).” (Catecismo de la Iglesia Católica n.749)

La palabra Iglesia, viene del griego ekklesia que significa “asamblea” originalmente se refiere a la gran asamblea en la que Dios convoca a su pueblo para el culto. Cuando el Pueblo de Israel fue liberado de la esclavitud de Egipto, el mensaje de Moisés al faraón era que tenía que dejar salir al Pueblo porque Dios quería que le diesen culto en el monte Sinaí, es la gran convocatoria a la que es llamada Israel para pactar una alianza con el Señor. Los cristianos al adoptar este nombre se convierten en herederos, ya no sólo convocados para el culto en asamblea litúrgica, sino como comunidad de creyentes.

“La «Iglesia» es el pueblo que Dios reúne en el mundo entero. La Iglesia de Dios existe en las comunidades locales y se realiza como asamblea litúrgica, sobre todo eucarística. La Iglesia vive de la Palabra y del Cuerpo de Cristo y de esta manera viene a ser ella misma Cuerpo de Cristo.”  (Catecismo de la Iglesia Católica n. 752)

La Iglesia en la Sagrada Escritura es simbolizada bajo diferentes imágenes a lo largo del AT y NT: Redil cuya puerta es Cristo, Rebaño cuyo pastor es Dios (Buen Pastor), labranza o campo de Dios con un labrador que es Dios y cuya vid es Cristo; construcción de Dios en la que Cristo es la piedra angular (casa de Dios, tienda de Dios con los hombres, Templo santo, Nueva Jerusalén), la esposa del Cordero, etc.

Fundación.

«El Padre eterno creó el mundo por una decisión totalmente libre y misteriosa de su sabiduría y bondad. Decidió elevar a los hombres a la participación de la vida divina» a la cual llama a todos los hombres en su Hijo: «Dispuso convocar a los creyentes en Cristo en la santa Iglesia». Esta «familia de Dios» se constituye y se realiza gradualmente a lo largo de las etapas de la historia humana, según las disposiciones del Padre: en efecto, la Iglesia ha sido «prefigurada ya desde el origen del mundo y preparada maravillosamente en la historia del pueblo de Israel y en la Antigua Alianza; se constituyó en los últimos tiempos, se manifestó por la efusión del Espíritu y llegará gloriosamente a su plenitud al final de los siglos» (Lumen Gentium n. 2). De estas palabras del Concilio Vaticano II subrayamos el hecho de que la Iglesia más que fundarse en un sólo acto o momento específico, se funda en una historia, la historia de la salvación.

En la Iglesia se cumplen las profecías antiguas, por lo que hay una continuidad con el antiguo pueblo, sin embargo, ella es el Nuevo Pueblo de Dios al cual ya no se pertenece por nacimiento sino por la fe y el bautismo, superando las barreras que dividen y dándole un carácter universal.

Jesús da a esta comunidad una estructura, elige a los doce con Pedro a la cabeza, y ellos junto con los otros discípulos continuarán la misión de Cristo. Con todos esos actos Cristo preparó y edificó su Iglesia. Pero como, así como la alianza del Sinaí marca un antes y un después en el antiguo pueblo de Israel, el sacrificio de Cristo en la Cruz anticipado en la Eucaristía marca de un modo especial el nacimiento de la Iglesia pues ahí se sella la nueva alianza, y por la fe en Él profesada y sellada con el bautismo, los cristianos pasan a formar parte del nuevo pueblo santo. El Espíritu Santo, manifiesta la Iglesia en Pentecostés, es ahí donde la misión comienza a desarrollarse y la difusión del evangelio se actúa por los discípulos de Cristo.

Sin embargo, la Iglesia llegará a su perfección en la segunda venida de Cristo, mientras tanto sus miembros se encuentran como en peregrinación hacia el cielo (Iglesia militante), atravesando la última purificación antes de entrar en el triunfo definitivo de Cristo en el cielo (Iglesia purgante) o gozando ya de esa victoria en espera de la resurrección gloriosa (Iglesia triunfante)

Es propio de la Iglesia «ser a la vez humana y divina, visible y dotada de elementos invisibles, entregada a la acción y dada a la contemplación, presente en el mundo y, sin embargo, peregrina. De modo que en ella lo humano esté ordenado y subordinado a lo divino, lo visible a lo invisible, la acción a la contemplación y lo presente a la ciudad futura que buscamos» (Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium 2).

La Iglesia hace presente a Dios en el mundo, ella se dice es sacramento universal de salvación porque en ella los hombres pueden entrar en comunión íntima con Dios. La Iglesia es Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo.

Las propiedades de la Iglesia

Una

Por su origen que es la Unidad de Dios Uno y Trino, por su fundador que lleva a la comunión y reconciliación; por su alma, el Espíritu Santo.

Vínculos visibles de comunión:

– la profesión de una misma fe recibida de los apóstoles;

 – la celebración común del culto divino, sobre todo de los sacramentos;

 – la sucesión apostólica por el sacramento del orden, que conserva la concordia fraterna de la familia de Dios(cf. Catecismo de la Iglesia Católica n. 815)

Santa

“La fe confiesa que la Iglesia… no puede dejar de ser santa. En efecto, Cristo, el Hijo de Dios, a quien con el Padre y con el Espíritu se proclama ‘el solo santo’, amó a su Iglesia como a su esposa. Él se entregó por ella para santificarla, la unió a sí mismo como su propio cuerpo y la llenó del don del Espíritu Santo para gloria de Dios» (LG 39). La Iglesia es, pues, «el Pueblo santo de Dios» (LG 12), y sus miembros son llamados «santos» (cf. Hch 9, 13; 1Co 6, 1; 1Co 16, 1)”. (Catecismo de la Iglesia Católica n. 823)

 La Iglesia unida Jesús es santificada, y se convierte en santificadora, todo su obrar tiene como fin esto, en ella están en plenitud total todos los medios salvación (confesión de fe recta y completa, vida sacramental íntegra y ministerio ordenado en la sucesión apostólica), en esta tierra la Iglesia peregrina posee una santidad imperfecta aún en sus miembros, los cuales todos están llamado a la perfección en la santidad, que no es otra cosa sino la perfección de la caridad. La Iglesia abraza en su seno a los pecadores, por ello siempre necesitada de purificación.

 Católica

Sabemos que católico significa universal. Y la Iglesia es en doble modo, por un lado, porque Cristo está presente en ella y por eso la plenitud de su cuerpo místico también; por otro porque ha sido enviada a todo el género humano.

 “Se entiende por Iglesia particular, que es en primer lugar la diócesis (o la eparquía), una comunidad de fieles cristianos en comunión en la fe y en los sacramentos con su obispo ordenado en la sucesión apostólica). Estas Iglesias particulares están «formadas a imagen de la Iglesia Universal. En ellas y a partir de ellas existe la Iglesia católica, una y única» (LG 23)” (Catecismo de la Iglesia Católica n. 833). Las Iglesias son plenamente católicas por su comunión con la Iglesia de Roma. La Iglesia universal no es la suma o federación de la Iglesias particulares esencialmente diversas, sino que en todas ellas se hace presente la misma Iglesia de Cristo, aunque haya disciplinas, ritos o patrimonios teológicos o espirituales diferentes.

 Las diócesis se agrupan en Provincias Eclesiásticas que tienen a la cabeza una Arquidiócesis. Las diócesis se dividen territorialmente en Vicarías Foráneas o Decanatos, una Vicaría la integran un grupo de parroquias.

 Todos los hombres están invitados a la unidad católica del pueblo de Dios, pero están plenamente incorporados “aquellos que, teniendo el Espíritu de Cristo, aceptan íntegramente su constitución y todos los medios de salvación establecidos en ella y están unidos, dentro de su estructura visible, a Cristo, que la rige por medio del Sumo Pontífice y de los obispos, mediante los lazos de la profesión de la fe, de los sacramentos, del gobierno eclesiástico y de la comunión.” (Lumen Gentium 14)

 Apostólica

La Iglesia es apostólica porque está fundada sobre los apóstoles, y esto en un triple sentido:

  – Fue y permanece edificada sobre «el fundamento de los apóstoles» (Ef 2, 20; Hch 21, 14), testigos escogidos y enviados en misión por el mismo Cristo (cf. Mt 28, 16  – 20; Hch 1, 8; 1Co 9, 1; 1Co 15, 7 – 8; Ga 1, l; etc.).

 – Guarda y transmite, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en ella, la enseñanza (cf. Hch 2, 42), el buen depósito, las sanas palabras oídas a los apóstoles (cf. 2Tm 1, 13  – 14).

 – Sigue siendo enseñada, santificada y dirigida por los apóstoles hasta la vuelta de Cristo gracias a aquellos que les suceden en su ministerio pastoral: el colegio de los obispos, «a los que asisten los presbíteros juntamente con el sucesor de Pedro y Sumo Pastor de la Iglesia» (Decreto Ad Gentes 5):

Porque no abandonas nunca a tu rebaño, sino que, por medio de los santos pastores, lo proteges y conservas, y quieres que tenga siempre por guía la palabra de aquellos mismos pastores a quienes tu Hijo dio la misión de anunciar el Evangelio (Misal Romano, Prefacio de los apóstoles). (cf. Catecismo de la Iglesia Católica n. 857)

 Sabemos también que toda la Iglesia es apostólica en cuanto que ha sido enviada al mundo entero, y de diversos modos, todos sus miembros forman parte de esta misión. Por eso se dice que “La vocación cristiana, por su misma naturaleza es también vocación al apostolado”.  ¿Qué es el apostolado? “Toda la actividad del Cuerpo Místico” que busca “propagar el Reino de Cristo por toda la Tierra” (Concilio Vaticano II, Decreto Apostolicam Actuositatem 2)

 Las consecuencias eminentemente existenciales para el cristiano de todo esto son preciosas y deben marcar toda su vida, porque la Iglesia será en donde se engendra su vida espiritual y donde ella encuentra todos los medios para crecer en ella; es al mismo tiempo una familia en la que se experimenta y vive la fraternidad, y también se reconoce a sí misma como la comunidad que ha sido enviada en misión para transmitir la vida al mundo.

 Edificación espiritual (Actuar)

¿Qué aprendí de está catequesis?

¿He pasado alejado de la Iglesia algún tiempo? ¿cómo me he sentido?

¿Reconozco que soy miembro vivo de la Iglesia?

¿Cómo participo de la vida de la Iglesia? ¿Aprovecho los medios de crecimiento que me proporciona? ¿la asumo como espíritu fraterno?

Pablo VI nos recordaba que la Iglesia existe para evangelizar…¿yo evangelizo?

IMG: «Basilica de San Pedro»