Centinelas

Catequesis Pequeñas Comunidades y Comunidades Eclesiales de Base
XXXII Domingo Tiempo Ordinario – Ciclo A

“Las colonizaciones ideológicas y culturales sólo ven el presente, reniegan el pasado y no ven el futuro. Viven en el momento, no en el tiempo, y por esto no pueden prometernos nada. Y con esta actitud de que todos sean iguales y borrar las diferencias cometen el pecado malísimo de la blasfemia contra Dios creador. Cada vez que se produce una colonización cultural e ideológica se peca contra Dios creador porque se quiere cambiar la Creación como la ha hecho Él. Y contra este hecho que a lo largo de la historia ha sucedido tantas veces hay sólo una medicina: el testimonio, es decir, el martirio. Hay algunos, como Eleazar que dan «el testimonio de la vida, pensando en el futuro, en la herencia que daré yo con mi ejemplo. En la mayoría el testimonio de vida: yo vivo así, sí, dialogo con aquellos que piensan diferente, pero mi testimonio es así, según la ley de Dios, según lo que Dios me ha ofrecido” (Papa Francisco, Homilía 21 de noviembre de 2017)

1.    Celebración de la Palabra (VER)

• Sb 6, 12-16. Quienes buscan la sabiduría la encuentran.

• Sal 62. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

• 1Ts 4, 13-18. Dios llevará con él, por medio de Jesús, a los que han muerto.

• Mt 25, 1 -13. ¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!

La primera lectura nos enseña a través de la imagen de la Sabiduría como Dios no es lejano, antes bien, se deja encontrar por aquellos que le buscan. El Salmo 62 es una invitación a la alabanza divina. La primera carta a los tesalonicenses nos enseña la doctrina de san Pablo sobre alguna de las realidades últimas. Y el capítulo 25 de san Mateo inaugura el V discurso de Jesús en el Evangelio de san Mateo sobre la escatología a través de la parábola de las vírgenes prudentes.

¿Cómo busco a Dios en medio de las realidades que vivo? ¿Dónde lo encuentro?

2.    Catequesis (Juzgar)

La parábola de las vírgenes prudentes es un clásico modelo de la invitación a la vigilancia que nos hace nuestro Señor, se encuentra en el contexto del llamado Discurso escatológico, aquel sermón predicado acerca de las realidad últimas que atravesará la humanidad, justo ahí donde Jesús pronunció el anuncio de su segunda venida, tal y como lo profesamos en el Credo, cuando Él habrá de venir “para juzgar a vivos y muertos”.

Vemos a estas jóvenes que esperan con sus lámparas al esposo que ha de venir para llevar a su esposa hasta su casa, ellas forman parte del cortejo que acompaña esta celebración, sin embargo, cuando finalmente se lleva a cabo la llegada del esposo, la mitad de ellas no tienen con qué llenar sus lámparas, mientras las otras sí, unas entran a la fiesta mientras que las otras se quedaron afuera.

Los Padres de la Iglesia vieron en el aceite el símbolo de la caridad cristiana, por ejemplo, san Agustín dice “Éste es el camino excelente, es decir, la caridad, que con razón se halla significada en el aceite. El aceite es el menos pesado de todos los líquidos. Vierte un poco de agua y echa encima aceite; este queda encima. Echa ahora aceite, vierte agua encima, y el aceite subirá a la superficie. Si sigues el orden natural, el aceite vence; si lo cambias, él vence igualmente. La caridad nunca cae” (Sermón 93).

 Ellos ven como ese aceite que se quema produce las llamas de las buenas obras que iluminan y revelan la acción de Dios en la historia, Jesús dice al final de las bienaventuranzas “Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos.” (Mt 5, 16)

Esta caridad es una virtud infundida por Dios en nuestras almas el día de nuestro bautismo, gracias a ella “amamos a Dios sobre todas las cosas por él mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios.” (Catecismo n.1822). Y si bien procede del Señor como un don, al ser una virtud nosotros debemos hacerla operativa a través de nuestras obras, sean estas referidas a Dios o al prójimo. Esta virtud como todas las demás debe desarrollarse, de crecer en intensidad, y esto es también un don de Dios, para el cual nosotros podemos disponernos, aprovechando de modo especial la comunión eucarística, cada vez que, bien dispuestos, recibimos el sacratísimo Cuerpo y la preciosisíma Sangre de Nuestro Señor Jesucristo en la Santa Misa nos disponemos a crecer en caridad, de hecho todo sacramento se convierte en una ocasión para ensanchar nuestro corazón al amor divino.

También lo hacemos través de la vida de oración, del contacto con las Sagradas Escrituras, de las bendiciones que recibimos y en el mismo ejercicio de las obras de misericordia, crecemos en el amor cuando nos ejercitamos en el amor por Dios. Así este don del Señor está llamado a transformarse en luz que alumbra a través de nuestras obras de caridad. Por ello Santa Catalina de Siena, Doctora de la Iglesia, en su Diálogo pone en palabras de Dios Padre “…yo y el prójimo somos una sola cosa, y en la medida en que [el cristiano] me ama, así ama al prójimo, ya que el amor a él procede del amor a Mí. Éste es el intermediario que os he puesto para que ejercitéis y deis prueba de la virtud en vosotros; puesto que ya que no podeís hacerme el bien a mí, debéis hacérselo al prójimo. Que vosotros me tenéis en el alma por la gracia, se manifiesta en que le dais el fruto de vuestras santas y frecuentes oraciones, buscando mi honor, y la salvación de las almas” (Diálogo n.7)

El Señor siempre está dispuesto a dar sus gracias, la virtud de la Caridad, según nos enseñan los Doctores de la Iglesia y otros maestros de vida espiritual cristiana, viene potenciada, es decir crece y obra de modo grandioso por la acción del don de sabiduría, pues a través de él llegamos a amar a Dios en modo purísimo, dando muerte a todo egoísmo, anhelando con ansias el cielo, aprende el hombre a ver a Dios en todas las cosas, en todos los acontecimientos y en todos los hombres, amandoles con una ternura profunda, sirviendo con abnegación heroica con toda naturalidad y sencillez, viendo a Cristo en el pobre, en los que sufren, en el corazón de todos, se experimenta por los hermanos el gozo de privarse de lo propio para ofrecérselo al prójimo. De todo esto y más seremos capaces si nos abrimos a la acción de Dios en nuestras vidas, Él está deseoso de hacernos partícipes de esta grandeza de amor, como nos los repite hoy la primera lectura acerca de la Sabiduría “Radiante e inmarcesible es la sabiduría, la ven con facilidad los que la aman y quienes la buscan la encuentran. Se adelanta en manifestarse a los que la desean.” (Sab 6, 12-13)

La caridad cristiana nos recuerda como la apertura para el bien que vive el ser humano, la definición clásica del amor busca integrar el hombre de modo integral cuerpo y alma, para amar hacemos uso de nuestra capacidad intelectiva, volitiva y afectiva; implica todo nuestro ser, para querer algo tenemos primero que conocerlo por eso decimos que integra su entendimiento y voluntad, y cuando se trata del bien, al poseerlo lo disfruta incluso a nivel sensible de ahí que implica también sus sentidos externos y todo el mundo emocional. De ahí que sea tan importante formarnos intelectualmente de cara a conocer el verdadero bien, de ahí que se también importante educarnos en las virtudes para fortificar nuestra connaturalidad con el bien en sí mismo y desarraigar el apego a los pseudo bienes que nos engañan, de ahí que también sea necesario la educación emocional y la disciplina de los sentidos en el campo del amor, podríamos decir el amor exige también de nosotros responsabilidad.

El mundo en el que vivimos hoy en día nos interpela cómo desde la caridad cristiana, amor que va más allá del emotivismo y del hedonismo, podemos iluminar las realidades que afectan nuestra sociedad, como aquellos que en vela con su lámpara encendida disciernen la llegada del esposo en un mundo que nos rodea veamos tres ejemplos.

Primero, es un hecho de que en nuestro sociedad muchos abuelos crían a los niños, sea porque sus padres están ausentes por trabajo o han migrado, así como también hay muchas madres que sea por abandono irresponsable o por motivos migratorios crían a sus hijos sin la presencia del padre; aunque hemos de ser comprensivos  e incluso reconocer la heroicidad de tantas mujeres que sacan adelante a sus hijos;  no por eso hemos de tener como una forma caduca el matrimonio y la familia tradicional (padre, madre e hijos), el modo en el que un hombre y una mujer hacen vida juntos y cómo crían a sus hijos repercute en la sociedad. Para muestra, el Centro Nacional de Estadísticas sobre la salud de Estados Unidos en 2003 mostró en un estudio que la probabilidad de repetir en grado en niños que crecen en hogares con papá y mamá (aunque sean adoptivos) es de 6.5%, en los que viven sólo con su madre un 19.9% y en los que viven con padrastros 21,8%. Jesús solución de Dios nos recuerda la bondad del matrimonio y la familia, la Sagrada Familia de Nazaret nos sigue hablando hoy, no podemos dejar de predicar que el hombre es capaz del bien real en la iglesia doméstica. ¿Cónocemos la doctrina de la Iglesia sobre el Matrimonio y la Familia? Por ej. Las exhortaciones “Familiaris Consortio” o “Amoris Laetitia”

Segundo, nos enfrentamos también una serie de tendencias que se adoptan como modas de turno en occidente a través de la promoción de la promiscuidad sexual, la deconstrucción de la masculinidad y feminidad, y la manipulación del cuerpo (sea para darle culto sea para destruirlo), es cierto que hemos de recordar que toda persona ha de ser amada, es más el amor es la norma máxima de la vida del cristiano, una persona no sólo debe ser tolerada sino amada, no podemos dejarnos llevar por juicios temerarios, pero en aras del lema “lo importante es que se sienta bien” tendemos a olvidarnos que existen ideas, actitudes y comportamientos que atentan contra la dignidad de nuestra humanidad más que “sentirse bien” el cristiano busca “vivir bien”. Un estudio de la International Society of Sexual  Medicine muestra que el 40% de “adultos trans” han tenido al menos un intento de suicidio en la vida, del 44% al 65% sufren depresión y del 35 al 48% ansiedad, estas personas se ven sometidos a todo tipo de tratamientos de modo permanente como la ingesta de hormonas y otros medicamentos para mantener su condición esto también tiene un efecto; mientras que en un estudio realizado en Suecia publicado en la revista científica “Plos One” en 2011 evidenció que las personas que atravesaron una cirugía de “confirmación de sexo” después de 10-15 años aumentaron en un riesgo de suicidio 20 veces más que aquellos que no lo hicieron, este riesgo se evidencio más en los hombres, mientras que las mujeres aumentaron índices de criminalidad. El ser humano en su unidad de cuerpo y alma descubre el plan bondadoso de Dios, siempre recordamos trato caritativo con las personas que viven estos dramas u otros semejantes pero no podemos traicionar la verdad sobre el hombre y la mujer. Jesucristo asumió un cuerpo y alma humanos, el hijo de Dios se hizo hombre, se encarnó en el seno de una mujer, el cristiano sigue predicando la esperanza de la resurrección gloriosa de cuerpo ¿Cónocemos la doctrina de la Iglesia sobre estos puntos? Por ej. La Dignitatis Humanae, las catequesis de san Juan Pablo II sobre el amor humano que se han conocido como la “Teología del Cuerpo” o más recientemente frente a las teorías de género el documento “Varón y Mujer los creó”

Tercero, a pesar de argumentos reales que nos hablan del cambio climático y cómo en los últimos 150 años (marcados por la revolución industrial) la temperatura del planeta ha subido 1.5 grados cuando en el pasado apenas subía 0.15grados por década,  así como la influencia que los seres humanos ejercemos en él por avaricia con el abuso de los recursos naturales; no podemos por ello caer en el juego de pensar que el ser humano se ha convertido en un parásito que ha de ser exterminado, es más muchos países han estado luchando por ejemplo el especialista en temas energéticos Michael Schellenberg en una conferencia reciente mostraba como Estados Unidos había reducido en un 22% su emisión de gases de efecto invernadero al sustituir el carbón por gas para obtener energía; la gran barrera de coral en Australia se ha recuperado en un 30% y se estima estar recuperada totalmente para 2050 en la agencia de noticias Euronews se pueden apreciar videos de su progreso; asimismo el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente reporta que la lucha por la reducción de los gases de efecto invernadero están dando resultados positivos, los daños en la capa de ozono se espera se reviertan a sus indicadores de 1980 en general a nivel mundial para 2040, sobre el ártico en el 2044 y en la Antártida para 2066. Aunque falta mucho por hacer el hombre se muestra capaz de cambiar la historia cuando cambia sus comportamientos. La voluntad de Dios en el génesis nos muestra que el Edén fue creado para el hombre y éste tiene una misión de “someterlo” que en la gran tradición de la Iglesia implica más que explotación, la custodia del don de Dios que le fue confiado, la custodia de la casa común parte del amor que Dios nos manifiesta en ella, en nuestra capacidad técnica con nuestra creatividad participamos en la acción creadora de Dios, en las perfecciones de las criaturas se manifiesta la perfección del creador. El mismo Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre se mostró como Señor de la creación en la tempestad calmada. ¿Qué conocemos de la doctrina social de la Iglesia en este punto? Por ej. La “Laudato sii” y “Laudate Deum”

El que vela, es como un centinela, no sólo está alerta de los peligros sino que también en el horizonte es el primer en contemplar el amanecer llenándose de esperanza, la caridad nos recuerda que no sólo hemos de estar atentos al mal posible sino que también hemos de descubrir las posibilidades de bien, puesto que amar es hacer el bien, y la caridad es amar a Dios y al prójimo como a sí mismo, la caridad nos recuerda nuestra capacidad de transformar la realidad para el bien, nos abre un horizonte más amplio que nos hace soñar, aspirar a la grandeza, considerar una realidad trascendental, nos lleva a abandonar el infierno de nuestro pecado y vicios que terminan destruyéndonos y nos eleva a las cumbres del cielo, nos hace reconsiderar que aunque la caridad nos impulsa a ser comprensivos, amables y pacientes, también exige que actuemos conforme a la Verdad sobre nuestra relación con Dios, la creación y el prójimo.

En medio de esta realidad ¿qué hacer? ¿cómo estar en vela? Formación, oración, buen testimonio y fidelidad al Evangelio. El cristiano cuando vive su fe con integridad es signo de contradicción y es perseguido, pero no por busca pleito sino porque anhelando un ideal más alto (la configuración con Cristo) se convierte en luz en medio de las tinieblas del mal que nos quiere dejar en la mediocridad cuando no en la muerte. Son sugestivas las palabras de la primera carta de Pedro, palabras dirigidas a cristianos que viven en medio de una sociedad pagana “Queridísimos, los exhorto a que, como forasteros y peregrinos, se abstengan de las concupiscencias carnales, que combaten contra el alma. Muestren entre los gentiles una conducta ejemplar, a fin de que, en lo mismo que los calumnian como malhechores, a la vista de sus buenas obras, glorifiquen a Dios en el día de su visita.” (1 Pe 2, 11)

Así vemos que el cristiano, como las vírgenes prudentes, está llamado estar vigilante, llenando su aceitera con la caridad, para que por sus obras la luz de su lámpara este encendida. Y cuando llegue Cristo esposo, pueda salir a su encuentro lleno de gozo y participar en las bodas del Cordero con su Iglesia.

3.    Edificación espiritual (Actuar)

¿Qué aprendí de esta catequesis?

¿Cómo busco permanecer en vela?

¿Estoy atento al paso del Señor que ilumina mi vida para saber permanecer en su amor en medio de situaciones contrarias?

¿Cómo cuidar la caridad con el hermano?