Estén preparados

La parábola de las vírgenes prudentes interpela a todo cristiano considera hermano tres puntos: la apertura al Señor, el ejercicio de las virtudes y el testimonio, y el cultivo de la vida interior.

La parábola comienza con la presentación de un esposo que está por llevar a su esposa a su casa finalmente, los desposorios han concluido la celebración llega a su culmen, la nueva vida de estre matrimonio está por comenzar. Se trata ni más ni menos que de una imagen que evoca a Cristo-esposo que viene por su Iglesia-esposa, el Señor sale al encuentro, el siempre tiene la iniciativa, es Él quien una y otra vez nos ha buscado, podría decirnos nuestro Amado:

“¿Dónde estás? Te extraño, mira que vengo por ti, te quiero, te amo, eres valioso para mí, ¿por qué me huyes? ¿tengo mucho tiempo de no saber de ti? Mira que sólo quiero tu bien, si escuchas que te llamo a la conversión es porque quiero llevarte a la plenitud de la vida, yo te conozco mejor que nadie, eres obra de mis manos, ven, abre la puerta, déjame entrar en tu corazón, ¿por qué te conformas pasar conmigo sólo una hora los domingo? Mira que yo quiero pasar la eternidad contigo, no te conformes con migajas cuando has sido creado y redimido para la gloria, ven amada mí, ven esposa mía, responde a mi voz, y vamos ahí a donde sólo encontras gozo, paz, felicidad, no como las alegría pasajeras del mundo, sino como la dicha del cielo”

Segundo punto, considera a aquellas vírgenes con sus lámparas, la luz que emana de ellas refleja una vida en conformidad a la voluntad de Dios. Nos hace pensar en aquel verso de san Juan de la Cruz “Oh lámparas de fuego en cuyos resplandores las profundas cavernas del sentido, estando oscuro y ciego, con extraños primeros, calor y luz dan punto a su querido”, esas lámparas nos dirá el doctor del Carmelo son las virtudes que engalanan el alma-Esposa, recordemos esas vírgenes acompañan el cortejo, su luz resplandece e iluminan toda realidad, una virtud supone trabajo, supone amor, supone esfuerzo, supone entrega, es una obra exquisita, dulce y suave, con la cual se da gloria a Dios. “Alumbre así su luz ante los hombres, para que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre, que está en los cielos.” (Mt 5, 16) ¿Con que virtudes recibes hoy a Cristo esposo? ¿Su luz es intensa?

Tercer punto, las lámparas son nutridas por el aceite, el Papa Francisco (12/11/2023) recordaba que ese aceite es la vida interior ¿cómo la cultivas? Considera cuatro puntos: A) ¿Cómo está tu vida de oración? El alma enamorada busca pasar tiempo corazón a Corazón con el amado, en adoración silenciosa, gusta de su dulce presencia, se confronta con su Palabra, busca asumir su vida. B) ¿Cómo están tus exámenes de conciencia? Hemos de ser solícitos no sólo a identificar los pecados que hemos de confesar, sino también descubrir las ocasiones de pecado, nuestras infidelidades a la gracia, nuestra necedad de entrar en la reforma de costumbres, en nuestra mediocridad para abrazar una vida santa, recuerda hermano que el cristianismo no predica sólo evitar el pecado sino el amor hasta el extremo y quien no se examina periódicamente ¿cómo podrá avanzar? C) ¿Cómo esta tu formación cristiana? Nadie ama lo que no conoce, y aquel que ama busca conocer cada vez más, el cristiano aspira a una unión cada vez más íntima con Jesús, por ello busca formarse (estudiar) para conocer mejor a Cristo Verdad, puesto que Él es el fin y sentido de su vida, no lo hace sólo para contestar a quien lo cuestiona, sino sobre todo para amar más a Aquel que le amó primero. D) ¿Cómo está tu lectura espiritual? Así como el cuerpo necesita alimento, también lo necesita el alma, las vidas y escritos de los santos, o autores contemporáneos que nos motiven a profundizar la relación con el Señor con sus escritos sobre la oración, el silencio, la intimidad con Dios, todo puede ayudar, aprovecha siempre que puedas a darte una ojeada por las librerías católicas y pedir recomendaciones a un sacerdote amigo, incluso en muchas capillas de adoración se propone material para poder realizar este ejercicio.

Así pues hermano la prontitud de respuesta ante el paso del Señor, una vida virtuosa y el cultivo de la interioridad suponen tres elementos que puedes considerar para siempre estar preparado, y recuerda que cada virgen prudente tenía su aceitera, de alguna manera esto nos recuerda, que cada una tenía su propia responsabilidad, podríamos decir que en el camino de perfección cristiana, nadie hará por ti lo que tú no hagas por ti, el Señor da su gracia a quien se dispone a ella, por eso no desfallezcas, se dócil a su acción, colabora desde tu libertad y contempla los gozos de aquellos que confían en Él.