Introducción. Un humanismo integral y solidario.

Formación preparada para la Pastoral Social de la Parroquia, catequesis sobre el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia. 

a) Al alba del tercer milenio

La Iglesia entra en el tercer milenio guiada por Cristo, quien es la Puerta Santa del Jubileo del año 2000. Jesucristo es considerado como el Camino, la Verdad y la Vida, confirmando la fe y esperanza en Él como el Salvador. La salvación que Cristo trae afecta tanto la vida eterna como aspectos terrenales como la economía, el trabajo, la técnica, la comunicación, la sociedad, la política y las relaciones internacionales.

La Iglesia continúa proclamando el Evangelio, que ofrece salvación y libertad en todas las dimensiones de la vida humana. San Pablo exhorta a Timoteo a proclamar la Palabra con paciencia y doctrina, anticipando tiempos en que la doctrina no será soportada.

La doctrina social de la Iglesia surge de la misión evangelizadora, enseñando la dignidad humana y la vocación a la comunión, revelando las exigencias de justicia y paz según la sabiduría divina. Esta doctrina se basa en la fe en la salvación integral, la esperanza en la justicia plena y la caridad que une a todos en Cristo.

El amor divino permite al ser humano reconocer su dignidad trascendente, impulsándolo a construir relaciones auténticamente humanas y a transformar socialmente mediante la caridad. La Iglesia se compromete con este amor para abordar la pobreza, la injusticia, el desempleo y otros males sociales, promoviendo un humanismo integral y solidario.

b) El significado del documento

La doctrina social de la Iglesia provee principios y criterios para fomentar este humanismo. Es una prioridad pastoral difundir esta doctrina para iluminar la interpretación de la realidad y orientar la acción. Un documento de la Iglesia, elaborado por el Pontificio Consejo «Justicia y Paz», ofrece una visión sistemática de esta enseñanza, relacionándola con la nueva evangelización.

Este documento refleja la reflexión magisterial y el compromiso constante de la Iglesia con la salvación y el bienestar humano. Se abordan aspectos teológicos, filosóficos, morales, culturales y pastorales, mostrando cómo el Evangelio responde a los problemas sociales.

“De él podrá surgir un compromiso nuevo, capaz de responder a las exigencias de nuestro tiempo, adaptado a las necesidades y los recursos del hombre; pero sobre todo, el anhelo de valorar, en una nueva perspectiva, la vocación propia de los diversos carismas eclesiales con vistas a la evangelización de lo social, porque « todos los miembros de la Iglesia son partícipes de su dimensión secular ». (CDSI n.10)

El texto propone un método orgánico para resolver problemas sociales, basado en principios interrelacionados que expresan la antropología cristiana. Es también un instrumento para el discernimiento moral y pastoral, inspirando comportamientos y decisiones esperanzadoras.

Dirigido principalmente a los Obispos, este documento también es útil para sacerdotes, religiosos, laicos y comunidades cristianas. Además, se extiende a otras iglesias y comunidades eclesiales, y a todos los interesados en el bien común, proponiendo un diálogo inclusivo y colaborativo.

c) Al servicio de la verdad plena del hombre

Este documento es un servicio de la Iglesia, ofreciendo su doctrina social en un estilo de diálogo, centrando la exposición en el ser humano en su totalidad. La Iglesia no busca ambiciones terrenales sino continuar la obra de Cristo de dar testimonio de la verdad y servir.

La Iglesia contribuye a las preguntas fundamentales sobre el lugar del ser humano en la naturaleza y la sociedad, explorando la sabiduría de las culturas y religiones. Se abordan cuestiones existenciales como el dolor, el mal y la muerte, buscando respuestas que den sentido a la vida humana y su trascendencia.

“Cuando el hombre indaga “el porqué de las cosas” con totalidad en la búsqueda de la respuesta última y más exhaustiva, entonces la razón humana toca su culmen y se abre a la religiosidad” (San Juan Pablo II, Audiencia General 23/10/1983)

Los grandes desafíos actuales incluyen la verdad del ser humano, el manejo del pluralismo y la globalización, que afectan profundamente la existencia y convivencia humana. Los cristianos se ven llamados a buscar la verdad y el sentido de la vida junto con todos, aportando el testimonio de la Palabra de Dios y la revelación en Jesucristo.

d) Bajo el signo de la solidaridad, del respeto y del amor

La Iglesia camina con la humanidad, sirviendo sin ser del mundo, reconociendo su papel histórico y lo que ha recibido de la humanidad. El Concilio Vaticano II mostró esta solidaridad y amor al dialogar sobre los problemas humanos a la luz del Evangelio.

“Es la persona del hombre la que hay que salvar. Es la sociedad humana la que hay que renovar” (Gaudium et spes n.3)

Con este documento, la Iglesia propone un humanismo que refleja el amor de Dios, promoviendo un orden social, económico y político basado en la dignidad, libertad, paz, justicia y solidaridad humana. Este humanismo requiere que cada individuo cultive virtudes personales y sociales, convirtiéndose en agentes de una nueva humanidad, bajo la gracia divina.

*Hecho en base al Compendio de DSI y la ayuda de Grok (IA de «X»)