Día 5 – Moisés: el amigo de Dios

Introducción

Moisés es el gran liberador de Israel. Llamado por Dios desde la zarza ardiente, condujo al pueblo esclavo hacia la libertad, recibió la Ley en el Sinaí y habló con el Señor como un amigo habla con otro. En él descubrimos cómo la fe transforma a un hombre débil en instrumento de la salvación de Dios.

“El Señor combatirá por ustedes, y ustedes no tendrán que hacer nada” (Ex 14,14).

¿Qué nos dice la Sagrada Escritura?

Moisés nace en tiempos de opresión y es salvado de las aguas del Nilo (Ex 2,10). Crece en Egipto, pero huye tras matar a un egipcio. En el desierto, Dios se le revela en la zarza ardiente y lo envía a liberar a su pueblo mientras le asegura: “Yo estaré contigo” (Ex 3,12). No obstante sus excusas, a pesar de su temor y tartamudez, Dios lo escoge como su portavoz.

Moisés enfrenta al faraón y guía a Israel a través del mar Rojo, signo del poder salvador de Dios (Ex 14,21-22). En el Sinaí recibe la Ley y sella la alianza entre Dios y el pueblo (Ex 24,8). La misión de Moisés no es solo liberar, sino enseñar a vivir como pueblo de Dios bajo la Ley

Mientras caminan por el desierto rumbo a la Tierra Prometida intercede continuamente por Israel ante sus continuas murmuraciones contra Dios. Su relación el Señor era muy cercana la Escritura dice: “El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo” (Ex 33,11). Su vida termina a la vista de la tierra prometida, signo de que la misión siempre apunta más allá de uno mismo. Moisés muere como servidor fiel, confiando en el cumplimiento de la promesa.

¿Qué lecciones podemos sacar?

a) Cristológicas

Moisés es figura de Cristo, el nuevo y definitivo mediador. Él dio al pueblo la Ley, pero Jesús trajo su plenitud en el Sermón de la Montaña (Mt 5,17). Moisés intercedía por los israelitas, pero Cristo es el Mediador eterno que se entrega en la cruz por toda la humanidad reconciliándonos con Dios. Así como Moisés liberó de la esclavitud de Egipto, Jesús nos libera de la esclavitud del pecado y nos conduce hacia la verdadera tierra prometida: la vida eterna. “La Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo” (Jn 1,17).

b) Moral-espiritual

Moisés nos muestra que Dios llama incluso en la debilidad. Él se sentía incapaz, pero el Señor lo fortaleció. También nosotros podemos pensar que no estamos preparados o que no sabemos hablar bien, pero lo importante es dejarnos guiar por Dios. Su amistad con el Señor nos recuerda la necesidad de cultivar una vida de oración que nos transforme y nos sostenga en las pruebas.

“No es dificultad para Dios abrir la boca del hombre que se ha entregado a Él e inspirar a sus confesores resolución y confianza para hablar, puesto que Él hizo hablar hasta a una borrica contra el profeta Balaam, como consta en el libro de los Números. Por lo cual nadie debe pensar en tiempo de persecución en los peligros que le acarree el diablo, sino más bien ha de considerar que Dios le concederá su auxilio, ni ha de acordarse el espíritu por la hostilidad de los hombres, sino debe fortificarse la fe con la protección de Dios, puesto que, conforme a las promesas del Señor y a los méritos de la fe, cada uno recibirá la ayuda de Dios en la medida en que confíe recibir, ni hay imposible al Omnipotente si no falta o no decae la fe del destinatario”

(San Cipriano, Exhortación al martirio n.10)

c) Doctrina social

La misión de Moisés no fue solo espiritual, sino también social: liberar a un pueblo de la opresión y conducirlo a una vida nueva bajo la justicia de la alianza. Su figura nos invita a comprometernos con la libertad de los que sufren esclavitudes modernas: la pobreza, la violencia, las adicciones, la trata de personas. El Dios que escucha el clamor de los oprimidos (Ex 3,7) nos llama a ser instrumentos de liberación y justicia en la sociedad. “Aprendan a hacer el bien: busquen la justicia, socorran al oprimido” (Is 1,17).

Cita clave

“El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo” (Ex 33,11).

Oración

Señor Jesús, Tú eres el libertador que nos saca del pecado y nos guía a la vida eterna. Enséñanos a vivir en tu amistad y a trabajar por la libertad y la dignidad de nuestros hermanos. Amén.

IMG: «Moisés y la zarza ardiente» de Rafael Santi