Introducción
Sansón fue uno de los jueces de Israel, conocido por su fuerza extraordinaria. Su historia refleja el poder de Dios que se manifiesta incluso en la fragilidad humana. Aunque su vida estuvo marcada por contradicciones, el Señor lo utilizó para liberar a su pueblo de los filisteos.
¿Qué nos dice la Sagrada Escritura?
Desde antes de nacer, Sansón fue consagrado como nazareo, es decir, dedicado a Dios: no debía beber vino ni cortarse el cabello (Jue 13,5). El ángel anunció a sus padres que él comenzaría a liberar a Israel del dominio filisteo. Su fuerza era signo de la presencia del Espíritu del Señor. En su juventud realizó proezas contra los filisteos: desgarró a un león con sus propias manos, venció a ejércitos numerosos y derrotó a mil hombres con la quijada de un asno (Jue 15,15). Sin embargo, su vida estuvo marcada por la debilidad de las pasiones y las malas decisiones. Una mujer llamada Dalila, instigada por los filisteos, lo engañó y logró descubrir que su fuerza estaba vinculada a su cabello consagrado a Dios. Una vez cortado, Sansón fue apresado, cegado y humillado en Gaza.
Al final de su vida, arrepentido y consciente de su misión, clamó al Señor. En el templo de Dagón derribó las columnas, causando la muerte de muchos filisteos y entregando su propia vida (Jue 16,30). Su muerte se convirtió en signo de que la victoria no dependía de la fuerza física, sino de la fidelidad a Dios.
¿Qué lecciones podemos sacar?
a) Cristológicas
Sansón prefigura a Cristo en su entrega final. Así como Sansón dio su vida en el templo de los filisteos, destruyendo con su muerte a sus enemigos, Cristo entregó su vida en la cruz, venciendo al pecado y a la muerte. La diferencia está en que Jesús lo hizo por amor y obediencia perfecta al Padre. Sansón nos recuerda que la fuerza de la salvación no viene del hombre, sino de Dios que actúa incluso en la debilidad.
b) Moral-espiritual
La vida de Sansón nos enseña que la fuerza física o los talentos no son suficientes si no se ponen al servicio de Dios. Su historia nos muestra cómo las pasiones mal conducidas pueden debilitarnos, pero también cómo Dios es capaz de sacar bien incluso de nuestras caídas. Al final, Sansón recuperó la fe y confió en el Señor, mostrándonos que nunca es tarde para volver a Dios y poner en sus manos lo que somos.
“Hubiera podido hacer que no tuvierais que sufrir mal alguno ni enfrentaros como ovejas ante lobos, podía haberos hecho mas temibles que leones; pero eso no era lo conveniente, porque así vosotros hubierais perdido prestigio y Yo la ocasión de manifestar mi poder. Es lo mismo que decía a Pablo: Te basta mi gracia, que en la debilidad se muestra perfecto mi poder. Así es como yo he determinado que fuera. Al decir: Os envío como ovejas, dice implícitamente: No desmayéis: yo se muy bien que de este modo sois invencibles”
(San Juan Crisóstomo, Hom. sobre San Mateo, 33).
c) Doctrina social
Sansón recuerda que la liberación de un pueblo no viene solo de la fuerza militar ni de la astucia humana, sino de la fidelidad a Dios. Cuando Israel se apartaba, caía bajo la opresión extranjera; cuando volvía al Señor, encontraba libertad. Su figura interpela a nuestras sociedades a no confiar solo en la fuerza del poder o la violencia, sino en la justicia, la verdad y la fidelidad a Dios como cimientos de la paz.
Cita clave
“El Espíritu del Señor vino sobre Sansón” (Jue 14,6).
Oración
Señor Jesús, Tú eres la verdadera fuerza de nuestra vida. Enséñanos a no confiar en nuestras propias fuerzas, sino en tu gracia. Danos un corazón dócil para que, aun en nuestra fragilidad, se manifieste tu poder y se extienda tu Reino. Amén.
IMG: «La venganza de Sansón» de Johann Georg Platzer.