Introducción
Elías es uno de los grandes profetas de Israel, testigo de la fidelidad a Dios en tiempos de idolatría. Fue defensor de la verdadera fe frente a los falsos dioses y experimentó la fuerza de Dios tanto en el fuego como en la brisa suave. Su vida nos recuerda que el Señor actúa con poder, pero también con ternura. “El Señor es el verdadero Dios” (1 Re 18,39).
¿Qué nos dice la Sagrada Escritura?
Elías anuncia una gran sequía como castigo por la idolatría de Israel bajo el rey Ajab y la reina Jezabel (1 Re 17,1). Dios lo cuida en el arroyo de Querit, donde unos cuervos lo alimentan, y en la casa de la viuda de Sarepta, donde multiplica la harina y el aceite (1 Re 17,14-16). En el monte Carmelo, Elías reta a los profetas de Baal para mostrar quién es el verdadero Dios. El fuego del cielo consume su sacrificio, y el pueblo proclama: “El Señor es el verdadero Dios” (1 Re 18,39). Esta victoria muestra que solo el Señor es digno de adoración. Perseguido y desanimado, Elías huye al desierto. Allí Dios se le manifiesta no en el viento, ni en el terremoto, ni en el fuego, sino en la brisa suave (1 Re 19,12). Aprende que el poder de Dios se revela en la mansedumbre y en la cercanía silenciosa de su presencia.
¿Qué lecciones podemos sacar?
a) Cristológicas
Así como Elías defendió la fe verdadera, Jesús vino a revelar plenamente al Padre y purificar la fe de los hombres de toda hipocresía. En el monte de la Transfiguración, Elías aparece junto a Moisés para dar testimonio de que en Cristo se cumple la Ley y los Profetas (Mt 17,3). El fuego que bajó sobre el sacrificio de Elías como toda ofrenda del Antiguo Testamento prefigura el sacrificio de Cristo en el Calvario, del mismo modo que el sacrificio de Elías derrotó a los falsos dioses y llevó al pueblo a confesar la fe, el sacrificio de Cristo vence al pecado, a la muerte y al demonio, haciendo que la humanidad reconozca en Él al verdadero Hijo de Dios y único Salvador.
b) Moral-espiritual
Elías nos enseña que la vida espiritual es combate, pero también confianza. Frente a los ídolos, estamos llamados a confesar con firmeza nuestra fe en el único Dios verdadero. Al mismo tiempo, como Elías en el Horeb, debemos aprender a reconocer a Dios en lo pequeño, en el silencio, en la ternura de su presencia. La fe madura sabe ver a Dios tanto en el fuego ardiente de la experiencia fuerte como en la brisa suave de lo cotidiano.
“En el tiempo de Elías el fuego bajó cuando él desafió a los profetas paganos a que encendieran el altar sin fuego. Y como no pudieron hacerlo, él en cambio, vertió agua por tres veces sobre su víctima hasta que el agua manó alrededor del altar y al decir en voz alta su oración del cielo cayó fuego enviado por el Señor y consumió el holocausto. Aquella víctima eres tú. Medita en silencio cada punto. Desciende sobre ti el fuego del Espíritu Santo que parece quemarte cuando destruye tus pecados. El sacrificio consumado en tiempos de Moisés era un sacrificio por los pecados. De ahí que Moisés dice, como está escrito en el libro de los Macabeos: “puesto que el sacrificio por el pecado no ha de ser comido, se ha destruido” (2 M 2, 11) No te parece que sea destruido, cuando en el sacramento del bautismo muere enteramente el hombre exterior. “Nuestro hombre viejo fue crucificado” (Rm 6,6) exclama el Apóstol. Allí, como te enseñan los ejemplos de Padres, el egipcio queda sumergido, mientras que el hebreo, renovado por el Espíritu Santo, resurge y pasa a pie enjuto el Mar Rojo, donde los padres fueron bautizados bajo la nube y en el mar”
(San Ambrosio, Sobre los ministerios, 3, 18,106-107)
c) Doctrina social
Elías también denunció la injusticia social, como en el caso de Nabot, asesinado para que el rey Ajab se apropiara de su viña (1 Re 21,17-19). Esto nos recuerda que la fidelidad a Dios va unida al compromiso con la justicia. La voz profética del cristiano también se alza frente al afán de dominio, la corrupción y la explotación de los débiles. Seguir a Cristo implica también ser testigos de la verdad, no podemos ser indiferentes ante el sufrimiento ajeno. “Abre tu boca en favor del mudo, defiende la causa de todos los desvalidos” (Prov 31,8).
Cita clave
“El Señor es el verdadero Dios” (1 Re 18,39).
Oración
Señor Jesús, Tú eres el cumplimiento de la Ley y los Profetas. Haznos valientes como Elías para confesar tu Nombre y atentos como él para descubrirte en la brisa suave que es el silencio de la oración. Amén.
IMG: «Elías» de Daniele da Volterra