Introducción
María es la mujer de la escucha, la llena de gracia, elegida para ser Madre del Hijo de Dios. En ella se cumple la promesa de salvación y en su vida vemos la respuesta perfecta de fe y obediencia. Su corazón abierto a la Palabra de Dios la convierte en modelo de todo discípulo.
¿Qué nos dice la Sagrada Escritura?
La historia de María se ilumina desde la Anunciación: el ángel Gabriel la saluda como la “llena de gracia” y le anuncia que dará a luz al Hijo del Altísimo. Ella responde con humildad y entrega total: “He aquí la esclava del Señor” (Lc 1,38). Vive con sencillez y silencio los misterios de la infancia de Jesús, guardando todo en su corazón (Lc 2,19). En Caná intercede por los esposos, mostrando que su misión es conducirnos siempre a Cristo (Jn 2,5). Permanece fiel junto a la cruz (Jn 19,25), compartiendo el dolor redentor de su Hijo, y recibe de Él la misión de ser madre de todos los discípulos: “Mujer, aquí tienes a tu hijo” (Jn 19,26). Con los Apóstoles, persevera en oración esperando al Espíritu Santo en Pentecostés (Hch 1,14).
¿Qué lecciones podemos sacar?
a) Cristológicas
María es Madre de Dios, Theotokos, porque dio a luz al Hijo eterno del Padre hecho hombre (Lc 1,43). En ella contemplamos el misterio de la Encarnación: el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn 1,14). Como Nueva Eva, su “sí” deshace el “no” de la primera mujer, y su maternidad se prolonga en la Iglesia, Cuerpo de Cristo. Ella nos conduce siempre a Jesús: no se guarda nada para sí, sino que nos dice con firmeza: “Hagan lo que Él les diga” (Jn 2, 5).
b) Moral-espiritual
La vida de María nos enseña la confianza plena en Dios incluso en la oscuridad. Ella no comprendió todos los caminos del Señor, pero guardó la Palabra en su corazón. Su humildad y obediencia son ejemplo de cómo vivir la fe en lo cotidiano: con sencillez, con paciencia, con amor silencioso. María nos inspira a responder con un “sí” generoso a Dios en nuestras familias, trabajos y comunidades.
«…¿Acaso no hizo la voluntad del Padre la Virgen María, que por la fe creyó, por la fe concibió, elegida para que nos naciera la Salvación en medio de los hombres…? La cumplió; santa María cumplió ciertamente la voluntad del Padre; y por ello significa más para María haber sido discípula de Cristo que haber sido madre de Cristo. Más dicha le aporta haber sido discípula de Cristo que haber sido su madre. Por eso era María bienaventurada, puesto que, antes de darlo a luz, llevó en su seno al Maestro…era bienaventurada también María: porque escuchó la palabra de Dios y la guardó: guardó la verdad en su mente mejor que la carne en su seno. La Verdad es Cristo, carne es Cristo; Cristo Verdad estaba en la mente de María, Cristo carne estaba en el seno de María: de más categoría es lo que está en la mente que lo que se lleva en el seno»
(San Agustín, Sermones 72, 7)
c) Doctrina social
María canta en el Magníficat la justicia de Dios que derriba a los poderosos y enaltece a los humildes, que sacia a los hambrientos y despide a los ricos sin nada (Lc 1,52-53). Su oración es un canto profético que nos recuerda que la fe cristiana no se limita al ámbito personal, sino que transforma la sociedad. María es modelo de solidaridad y cercanía, como en la Visitación, cuando corre a servir a su prima Isabel (Lc 1,39-45). Su ejemplo nos impulsa a construir un mundo más justo, levantando a los humildes y compartiendo con los pobres.
Cita clave
“Hagan lo que Él les diga” (Jn 2,5).
Oración
Señor Jesús, Tú que nos diste a María como Madre, enséñanos a escuchar su voz que nos conduce siempre hacia Ti. Haz que, como ella, vivamos abiertos a tu Palabra y comprometidos en la construcción de un mundo más justo y fraterno. Amén.
IMG: «La Virgen de las uvas» de Pierre Mignard