Introducción
San José es el hombre justo elegido por Dios para ser esposo de María y custodio de Jesús. No pronuncia palabra alguna en la Escritura, pero toda su vida es un acto de obediencia confiada. Su fe silenciosa lo convierte en modelo de quienes ponen su vida entera al servicio de Dios. “José hizo lo que el ángel del Señor le había mandado” (Mt 1,24).
¿Qué nos dice la Sagrada Escritura?
José aparece en el Evangelio como hombre de fe y obediencia. Cuando descubre el embarazo de María, decide dejarla en secreto para no exponerla, pero acoge el plan de Dios al escuchar al ángel en sueños: “No temas recibir a María, tu mujer, porque lo engendrado en ella viene del Espíritu Santo” (Mt 1,20). Protege a Jesús llevándolo a Egipto para salvarlo de Herodes (Mt 2,13-15), y luego lo trae de regreso a Nazaret, donde lo cría como hijo suyo. Vive en el silencio de la vida ordinaria, trabajando como carpintero y sosteniendo a su familia con dignidad. La tradición lo honra como patrono de la Iglesia, por haber cuidado con amor a la Sagrada Familia.
¿Qué lecciones podemos sacar?
a) Cristológicas
San José nos enseña que el misterio de la Encarnación no fue un acontecimiento aislado, sino que se encarnó en una familia concreta. José es custodio del Redentor, cooperador directo en la misión de Jesús. En su obediencia silenciosa, se revela la acción de Dios que actúa en lo oculto y en lo humilde. San José, al aceptar a Jesús como hijo y ponerle nombre, ejerce sobre Él la paternidad legal reconocida en Israel, en la tradición judía, la filiación jurídica tenía la misma fuerza que la biológica para efectos de herencia y linaje, así, Jesús queda incorporado plenamente en la descendencia davídica a través de José, el hijo de David, de este modo se cumple la promesa mesiánica: el Salvador nacería del linaje del antiguo rey. También la paternidad de José nos habla de la ternura del Padre celestial que confía su Hijo a los cuidados humanos.
b) Moral-espiritual
José es modelo de confianza silenciosa. No buscó grandes honores ni palabras, sino que respondió con hechos concretos. Su ejemplo nos invita a vivir una fe que se traduce en obras: cuidar a la familia, trabajar con honestidad, obedecer a Dios incluso cuando no entendemos sus caminos. En un mundo lleno de ruido y palabras, José nos enseña el valor del silencio fecundo que escucha y obedece.
“La norma general que regula la concesión de gracias singulares a una criatura racional determinada es la de que, cuando la gracia divina elige a alguien para un oficio singular o para ponerle en un estado preferente, le concede todos aquellos carismas que son necesarios para el ministerio que dicha persona ha de desempeñar. Esta norma se ha verificado de un modo excelente en san José, que hizo las veces de padre de nuestro Señor Jesucristo y que fue verdadero esposo de la Reina del universo y Señora de los ángeles. José fue elegido por el eterno Padre como protector y custodio fiel de sus principales tesoros, esto es, de su Hijo y de su Esposa, y cumplió su oficio con insobornable fidelidad.”
(San Bernardino de Siena, sermón “Dios da la gracia para la misión confiada”)
c) Doctrina social
La vida de José resalta la dignidad del trabajo humano. Como carpintero, sostuvo a su familia con esfuerzo diario, mostrando que el trabajo es participación en la obra creadora de Dios y servicio al bien común. Su figura interpela hoy a valorar la vida familiar y la dignidad de los trabajadores. Patrono de los obreros, San José sigue siendo guía para quienes buscan vivir la fe en la vida ordinaria.
Cita clave
“José hizo lo que el ángel del Señor le había mandado” (Mt 1,24).
Oración
Señor, danos un corazón justo como el de san José, capaz de obedecer en silencio, de trabajar con amor y de cuidar a nuestras familias con fidelidad. Amén.
IMG: «San José con el niño en brazos» de Francisco Camilo