Día 25 – Santiago: el primer apóstol mártir de Cristo

Introducción

Santiago, hijo de Zebedeo y hermano de Juan, fue uno de los tres apóstoles más cercanos al Señor. Jesús lo llamó junto al lago de Galilea y lo transformó de pescador a testigo valiente del Evangelio. Su vida muestra el paso del deseo de grandeza al don total de la propia vida por Cristo.

¿Qué nos dice la Sagrada Escritura?

Santiago fue llamado por Jesús junto con su hermano Juan mientras remendaban sus redes con su padre Zebedeo (Mt 4,21-22). Jesús los apodó “Boanerges”, es decir, “hijos del trueno”, por su carácter impetuoso (Mc 3,17). Estuvo presente en momentos clave: la resurrección de la hija de Jairo, la Transfiguración y la agonía en Getsemaní, junto con Pedro y Juan. En una ocasión, él y su hermano pidieron a Jesús sentarse a su derecha e izquierda en el Reino (Mc 10,37). Jesús les respondió que esa gloria no dependía de Él, pero les anunció que beberían su mismo cáliz. La tradición nos dice que Santiago fue el primero de los apóstoles en derramar su sangre por Cristo, martirizado en Jerusalén por orden de Herodes Agripa (Hch 12,2).

¿Qué lecciones podemos sacar?

a) Cristológicas

La vida de Santiago nos recuerda que el seguimiento de Cristo implica la cruz. Su martirio fue una participación en la Pasión del Señor, confirmando las palabras de Jesús: “Mi cáliz lp beberán” (Mt 20,23). En él se cumple lo que Cristo anunció: que sus discípulos serían testigos hasta el derramamiento de sangre. La vida y muerte de Santiago nos llevan a contemplar a Jesús como el Hijo que entrega su vida, y que llama a sus amigos a compartir su destino glorioso a través de la cruz.

b) Moral-espiritual

Santiago nos enseña a purificar nuestras ambiciones. Dejó de buscar los primeros puestos para abrazar el camino del servicio y del testimonio. Su ejemplo nos invita a dejar atrás los deseos de poder, reconocimiento o comodidad, y a vivir una fe que se entrega con generosidad. Seguir a Cristo significa estar dispuestos a cargar con la cruz y a dar la vida por amor, en lo grande y en lo pequeño de cada día.

“La persecución es algo necesario en la Iglesia. ¿Saben porqué? Porque la verdad siempre es perseguida. Jesucristo lo dijo: «Si a mí me persiguieron, también os perseguirán a vosotros». Y por eso, cuando un día le preguntaron al Papa León XIII, aquella inteligencia maravillosa de principios de nuestro siglo, cuáles son las notas que distinguen a la Iglesia católica verdadera, el Papa dijo ya las cuatro conocidas: una, santa, católica y apostólica. «Agreguemos otras -les dice el Papa-, perseguida». No puede vivir la Iglesia que cumple con su deber sin ser perseguida

(San Óscar Romero, Homilía 29 de mayo de 1977)

c) Doctrina social

El testimonio de Santiago nos recuerda que la fe también tiene un impacto social como consecuencia de la libertad religiosa. Hoy, su figura nos impulsa a defender la fe públicamente y a vivirla con coherencia, aunque implique incomodidad o persecución. Y que la verdadera comprensión del poder es el servicio. Como patrono de los peregrinos, su camino inspira a la Iglesia a mantenerse en marcha, anunciando el Evangelio en todos los ámbitos de la vida social.

Cita clave

“Mi cáliz lo beberán” (Mt 20,23).

Oración

Señor Jesús, Tú que llamaste a Santiago para ser testigo de tu gloria y de tu cruz, enséñanos a servir con humildad y a dar la vida en el amor cotidiano. Haznos valientes en el testimonio y fieles en la esperanza. Amén.

IMG: «Santiago peregrino» de Baró Bartomeu