Introducción
Saulo de Tarso, conocido luego como Pablo, fue primero perseguidor de los cristianos y después apóstol incansable del Evangelio. Su encuentro con Cristo resucitado en el camino de Damasco transformó radicalmente su vida, haciéndolo servidor de la misión y maestro de la fe.
¿Qué nos dice la Sagrada Escritura?
Pablo nació en Tarso de Cilicia, judío de la tribu de Benjamín y ciudadano romano. Fue instruido en Jerusalén a los pies de Gamaliel, destacándose como celoso fariseo y perseguidor de la Iglesia. Mientras iba camino a Damasco para arrestar cristianos, Cristo resucitado se le apareció con una luz cegadora: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hch 9,4). Desde entonces se convirtió en discípulo y misionero de Cristo. Recorrió Asia Menor, Grecia y Roma, fundando comunidades y escribiendo cartas que forman parte del Nuevo Testamento. Fue encarcelado varias veces y finalmente murió mártir en Roma, entregando su vida por el Evangelio que antes quiso destruir.
¿Qué lecciones podemos sacar?
a) Cristológicas
En la vida de Pablo resplandece el poder transformador de Cristo resucitado. De perseguidor se convirtió en apóstol porque Cristo mismo lo eligió y lo envió. Su testimonio nos enseña que Jesús es el Señor que tiene autoridad para renovar la vida y llamar a sus discípulos a una misión universal. La cristología paulina subraya que la salvación viene de la gracia, no de las obras de la Ley, y que todo el que cree en Cristo es justificado y hecho hijo de Dios.
b) Moral-espiritual
La vida de Pablo nos muestra que nadie está perdido para Dios. Su radical conversión nos anima a confiar siempre en la misericordia divina, que puede rehacer nuestra historia. Pablo vivió una entrega total, anunciando el Evangelio con pasión, aun en medio de persecuciones y sufrimientos. Nos invita a amar a Cristo con un corazón indiviso y a vivir nuestra vida como una misión, dejando que Él sea el centro de todo.
“…lo que cuenta es poner en el centro de nuestra vida a Jesucristo, de manera que nuestra identidad se caracterice esencialmente por el encuentro, por la comunión con Cristo y con su palabra. A su luz, cualquier otro valor se recupera y a la vez se purifica de posibles escorias”
(Benedicto XVI, Audiencia General 25 de octubre de 2006)
c) Doctrina social
En sus cartas nos da numerosas enseñanzas pero elegimos una en particular, el llamado a la fraternidad universal, Pablo fundó comunidades diversas, integrando judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres. Su enseñanza resalta la igualdad y la dignidad de todos en Cristo, principio que inspira también la acción social de la Iglesia. Nos recuerda que la fe no es solo personal, sino que edifica comunidades fraternas, abiertas a todos y llamadas a transformar el mundo iluminándolo con la luz del Evangelio.
Cita clave
“Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Ga 2,20).
Oración
Señor Jesús, que transformaste a Pablo en apóstol de tu Evangelio, transforma también nuestro corazón para que vivamos de tu gracia. Haznos testigos valientes de tu amor en el mundo y constructores de comunidades vivas y fraternas. Amén.
IMG: «La conversión de san Pablo» de Esteban Murillo