Camino del Éxodo IV

Yo soy el que soy. «Yo soy» me envía a vosotros

Lectura del libro del Exodo (Ex 3, 13-20)

En aquellos días, al escuchar Moisés la voz del Señor entre las zarzas, le replicó:

«Mira, yo iré a los hijos de Israel y les diré: «El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros». Si ellos me preguntan: «¿Cuál es su nombre?», ¿qué les respondo?». Dios dijo a Moisés: «»Yo soy el que soy»; esto dirás a los hijos de Israel: «Yo soy» me envía a vosotros». Dios añadió: «Esto dirás a los hijos de Israel: «El Señor, Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación»».

«Vete, reúne a los ancianos de Israel y diles: El Señor Dios de vuestros padres se me ha aparecido, el Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, y me ha dicho: «He observado atentamente cómo os tratan en Egipto y he decidido sacaros de la opresión egipcia y llevaros a la tierra de los cananeos, hititas, amorreos, perizitas, heveos y jebuseos, a una tierra que mana leche y miel».

Ellos te harán caso; y tú, con los ancianos de Israel, te presentarás al rey de Egipto y le diréis: «El Señor, Dios de los hebreos, nos ha salido al encuentro y ahora nosotros tenemos que hacer un viaje de tres jornadas por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios».

Yo sé que el rey de Egipto no os dejará marchar ni a la fuerza; pero yo extenderé mi mano y heriré a Egipto con prodigios que haré en medio de él, y entonces os dejará marchar».

Meditación

El nombre de una persona dice mucho de ella, es su identidad, le representa, de alguna manera ella misma se encuentra en su nombre. En este sentido el pasaje que contemplamos hoy es una ocasión grande e importante en la que la misericordia de Dios se manifiesta a Moisés, en medio de la tarea que se le encomienda, Dios le da a conoce su Nombre Santísimo. La Sagrada Escritura lo representa con el tetragrama YHVH que quiere decir “Yo soy el que soy”. Al revelar su Nombre excelso, Dios se anuncia como el Dios cercano, Aquel que se compadece de su Pueblo, de hecho, al decirle a Moisés que Él es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob le está dando a entender que Él es el Dios que tiene una historia con ellos, no es un desconocido, es más, quiere hacer valer la promesa hecha Abraham, ese pacto santo de hacer de ese Pueblo una descendencia tan grande como las estrellas del cielo y las arenas del mar, una gran nación en la cual serán bendecidos todos los Pueblos.

El Nombre de Dios es misterioso a la vez que sumamente sugestivo, en un momento histórico en el que reinaba el politeísmo, el Dios de Israel se presenta como un Dios sin templo ni territorio, cosa impensable, sin embargo, es un Dios vinculado por un pacto de amor a su Pueblo, con esto Él se está manifestando como el Dios que está por encima de todos esos falsos dioses y premisas del momento. Al decir “Yo soy el que soy” nos revela a la vez su trascendencia, su inmutabilidad, su eternidad, su unicidad, y es que el Dios de Israel no es el Dios “que era” o “que llegará a ser” sino el que simplemente “Es”. Maravilla sublime que se nos manifiesta, pues esto supone que su amor no cambia, es un amor eterno, que no conoce comparación en este mundo, y que fiel a la elección que hizo de Abraham y en él de todo el Pueblo que surgiría a partir de su acto de fe en el momento propicio ahora viene a librar de la esclavitud a sus elegidos. Admirable bondad, en la que el Todopoderoso, Creador de cielos y tierra, el Altísimo, se hace cercano al hombre.

Yendo más allá, nuestra fe cristiana, redescubre el Nombre santísimo del Señor en Jesús, “YHVH salva” es el nombre que el ángel revela al momento de anunciar la llegada del Hijo de Dios, ese Nombre Dulce, ese Nombre Hermoso, ese Nombre que invocado consuela a los afligidos y robustece a los que se encuentran débiles, es el Nombre que mueve a los que ya caminan en las vías de la santidad, a correr hasta la meta como san Pablo, es el Nombre cuya sola pronunciación es ya una oración que han hecho suya numerosas corrientes de espiritualidad cristiana, es el Nombre de Aquel ante quien toda rodilla en cielo y tierra se dobla.

Al considerar el conjunto de la escena de hoy, como Moisés es enviado a los ancianos y a las autoridades egipcias para realizar el plan de Dios, de alguna manera, nosotros hemos de recordar como en todo momento y lugar hemos de tener presente que Dios está con nosotros, en la aflicción, en el dolor, en la desolación, en la tristeza, en la tentación, clamemos el Nombre del Señor, en los momentos de alegría, de gozo, de esperanza y de maravilla alabemos el Nombre del Señor, en pocas palabras vivamos aquella máxima del Padre Nuestro y Santifiquemos el Santo Nombre de Aquel que nos ha rescatado del pecado y de la muerte.

IMG: Cielo raso de la sacristía de la Catedral de Toledo donde se encuentra escrito el Tetragrama con el Nombre de Dios.