(Notas de la segunda conferencia del curso Introductorio a la Psicología del Dr Keith Campbell, hecho con apoyo de IA)
Introducción
La segunda conferencia del curso explora cómo los seres humanos construimos significado a partir de la realidad que nos rodea. A diferencia de una cámara que registra imágenes fielmente, nuestra mente selecciona, interpreta y organiza la información sensorial en modelos simplificados que nos permiten orientarnos en el mundo. Estos modelos son indispensables para la supervivencia y la vida social, pero también introducen distorsiones y sesgos. Comprender cómo se forman nos ayuda a interpretar mejor nuestra experiencia cotidiana y a ser más conscientes de los límites de nuestra percepción.
Sensación y percepción: del dato a la interpretación
El punto de partida de todo modelo mental es la sensación, es decir, los datos crudos que nuestros sentidos reciben del entorno. Sin embargo, la percepción va más allá: es la interpretación activa de esos datos por parte del cerebro. Lo que percibimos no es una copia exacta del mundo, sino una construcción filtrada por nuestras motivaciones, necesidades y contextos sociales.
De aquí se desprende una idea fundamental: vemos el mundo no como es, sino como somos capaces de interpretarlo.
Procesos cognitivos en la búsqueda de sentido
La mente humana tiende a organizar la información y hallar patrones incluso donde no los hay. Este impulso se manifiesta en fenómenos cotidianos:
- Pareidolia: ver formas conocidas, como rostros, en objetos inanimados.
- Apofenia: detectar conexiones significativas en datos aleatorios, a menudo base de creencias conspirativas.
- Ilusiones visuales: desde el pato-conejo hasta las escaleras imposibles de Escher, que revelan cómo completamos vacíos y reinterpretamos estímulos ambiguos.
Estos ejemplos muestran que somos, en esencia, máquinas de sentido, siempre tejiendo significados a partir de fragmentos dispersos.
El papel de la atención
La atención funciona como un filtro que decide qué estímulos entran en nuestro modelo mental. El célebre experimento del “gorila invisible” en un juego de baloncesto demuestra que podemos pasar por alto lo evidente cuando nuestra atención está dirigida a otra tarea. Lo que seleccionamos para atender se convierte en “realidad” para nosotros; lo que ignoramos, prácticamente deja de existir.
Pensar rápido y pensar lento
El ser humano dispone de dos sistemas de procesamiento:
- Sistema automático (rápido, intuitivo, asociativo): actúa de manera inmediata, como cuando sentimos simpatía instantánea por alguien.
- Sistema controlado (lento, reflexivo, analítico): entra en acción cuando evaluamos con detenimiento, como al discernir si una relación es viable a largo plazo.
Ambos sistemas interactúan constantemente. El primero domina en decisiones inmediatas, mientras que el segundo se activa en elecciones más complejas. Con la práctica, ciertos procesos controlados se automatizan, como aprender a conducir, lo que facilita la vida pero también dificulta cambiar hábitos.
Juicio, heurísticas y sesgos
Para simplificar decisiones, utilizamos heurísticas o atajos mentales. Aunque útiles, pueden producir errores:
- Disponibilidad: sobreestimamos la probabilidad de un evento si recordamos ejemplos recientes o impactantes.
- Saliencia: prestamos atención desproporcionada a lo vívido o llamativo.
- Estereotipos: aplicamos categorías preconcebidas incluso en contra de la lógica.
La teoría de la perspectiva muestra que valoramos más evitar una pérdida que obtener una ganancia equivalente, lo cual explica por qué “lo malo pesa más que lo bueno” en nuestra mente.
Esquemas, guiones y priming
La mente organiza experiencias en esquemas (marcos generales) y guiones (secuencias típicas de eventos). Gracias a ellos sabemos cómo comportarnos en un restaurante o cómo entender un deporte nuevo comparándolo con otro conocido. Sin embargo, estos modelos también nos confunden cuando la realidad no se ajusta a lo esperado.
El fenómeno del priming activa inconscientemente estos esquemas: escuchar “Escocia” puede predisponer a interpretar ciertos sonidos como gaitas, demostrando cómo un contexto previo altera nuestra percepción.
Motivación y percepción
La forma en que percibimos depende de nuestros intereses. Una misma casa puede ser vista como acogedora por un comprador, insegura por un ladrón y rentable por un inversor. La percepción, por tanto, nunca es neutral: siempre está teñida por las metas y deseos del observador.
La disonancia cognitiva
Cuando nuestras creencias y acciones entran en conflicto, aparece la disonancia cognitiva, un estado de malestar psicológico que buscamos reducir. Las estrategias incluyen cambiar de conducta, reinterpretar la importancia de la creencia o añadir justificaciones nuevas. En el ámbito social, este fenómeno ayuda a explicar por qué algunos grupos mantienen convicciones incluso después de que sus profecías fracasen: lo importante no es la evidencia, sino preservar la coherencia y la identidad compartida.
La construcción social de la realidad
Nuestras percepciones no se forman de manera aislada: el consenso del grupo es decisivo. El experimento de Sherif sobre el movimiento ilusorio de una luz demostró que, en contextos ambiguos, las personas tienden a adoptar una interpretación colectiva, la cual se transmite a nuevos miembros. La realidad, así, es también una construcción social que se sostiene a través de acuerdos compartidos.
Conclusión
Dar sentido al mundo es un proceso dinámico en el que intervienen nuestros sentidos, la atención, la motivación, los sesgos y la influencia del grupo. Los modelos mentales que elaboramos son esenciales para la vida, pero no son espejos fieles de la realidad. Reconocer sus límites nos ayuda a ser más críticos, flexibles y conscientes de cómo nuestras percepciones están moldeadas tanto por lo que llevamos dentro como por la sociedad que nos rodea.