Santa María Reina

Cada vez que conmemoramos una fiesta de nuestra Buena Madre, hemos de alegrarnos profundamente y dar gracias al Padre que en su gran designio universal de salvación, se fijó en ella para que, por obra del Espíritu Santo, fuese la madre de nuestro Señor Jesucristo.

La realeza de María santísima, antes que encontrar fundamento en analogías a los reinados de la tierra, lo encuentra en la realeza del mismo Cristo, pues todo mérito y privilegio de María tiene su raíz última en haber sido preparada desde todo los siglos para ser la Madre de Dios. Por ello conviene que en primer lugar consideremos algunos aspectos de la realeza de Nuestro Señor. Cristo es rey no sólo en sentido metafórico, es decir por la excelencia que posee entre todos los hombres, sino en sentido estricto, literal y propio pues Él, verdadero Dios y verdadero hombre, es el Creador y Conservador de todo lo que existe, por ello con toda razón nosotros lo aclamamos en la Sagrada Liturgia diciendo “tuyo es el reino, el poder y la gloria por siempre Señor”. Cristo también es rey por derecho de conquista, pues al habernos redimido por su Pasión y Muerte en la Cruz el nos adquirió como pueblo de su propiedad, “con tu sangre has adquirido para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes, y reinarán sobre la tierra” (Ap 5, 9-10) Su reino sabemos no es temporal y terreno (lo cual no quiere decir que no tiene absoluto y pleno dominio sobre cuanto sucede sobre la tierra) sino que la naturaleza de su reino es espiritual y más allá del tiempo, es un Reino eterno y Universal, de Verdad y de Vida, de Santidad y Gracia, de Justicia y Paz, y que tiene por ley el precepto del amor.

El fundamento de la realeza de María decíamos está en haber sido la Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor, ella es reina porque engendró en su seno al Rey del Universo, san Juan Damasceno dirá “Verdaderamente fue Señora de todas las criaturas cuando fue Madre del Creador”. También sabemos que nuestro Señor Jesucristo asoció los dolores de su madre al pie de la Cruz a su sacrificio redentor, por ello decimos que ha participado de una manera activa en el misterio de la redención. . Si Eva asoció consigo a Adán en la caída, Cristo Jesús nuevo Adán asocia a su obra redentora a María santísima Nueva Eva. El Papa Pio XII diría que “fue Ella la que, libre de toda culpa personal y original, unida estrechamente a su Hijo, le ofreció en el Gólgota al Eterno Padre, sacrificando de consuno el amor y los derechos maternales, cual nueva Eva por toda la descendencia de Adán”.

Ciertamente en sentido pleno, propio y absoluto sólo Jesucristo es Rey, pero sentido relativo a Él también la BV María es Reina, sea como su Madre, sea como asociada a la obra del divino Redentor. A través de santa María Reina, llegada la plenitud de los tiempos, el Padre ejecuto el plan divino de salvación uniendo por obra del Espíritu Santo en su vientre nuestra naturaleza humana con la naturaleza divina de su Hijo. Santa María Reina nos enseña a vivir la Ley Nueva del mandamiento de la Caridad en el Reino de Cristo, amando a Dios como ella amó a su Hijo y amando a nuestro prójimo tal y como ella se puso en camino a auxiliar a su prima Isabel. Santa María Reina es el medio por el que la justicia divina distribuye todas las gracias, puesto que ella fue el camino que el Padre pensó para que viniera a nosotros la fuente de toda bien y el juez de todos los hombres.

Por ello hermanos en este día celebremos las maravillas que el Señor ha querido realizar en nuestra Buena Madre, puesto que en su realeza brilla la misericordia de un Dios tan bueno, que nos atrae hacia sí con lazos de amor.

*Meditación hecha en base al artículo de santa María Reina en el libro de fray Antonio Royo Marín «La Virgen María. Teología y Espiritualidad marianas»

IMG: Coronación de la santísima Virgen María, obra de Fra Angelico

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