Lunes – III semana de Pascua
- Hch 11, 1-18. Así pues, también a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida.
- Sal 41. Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo.
- Jn 10, 1-10. Yo soy la puerta de las ovejas.
Continuamos en la primera lectura la meditación acerca de la vida de los primeros cristianos, en esta ocasión hemos visto como san Pedro es increpado por algunos miembros de la comunidad acerca de sus acciones. Se le cuestiona no tanto el haber anunciado el Evangelio a hombre no provenientes de judaísmo, cosa que ya había sucedido antes, por ejemplo el Eunuco al que bautizó Felipe, sino el hecho de haber comido con ellos sin estos ser circuncisos. Recordemos que los primeros cristianos eran fundamentalmente provenientes del judaísmo, sus costumbres y observancia de la ley se mantuvieron durante un tiempo prolongado, de hecho vemos como tanto en este libro como en las cartas de san Pablo será un tema recurrente las discusiones que tendrán los apóstoles con aquellos que querían hacer “necesidad absoluta” el adquirir las prácticas de la Ley para salvarse.
La mentalidad de Pueblo elegido era muy fuerte, pero debía de ser purificada, porque por la Pasión, Muerte y Resurrección del Hijo de Dios, las puertas del cielo fueron abiertas a todos los hombres, Él ha atraído a todos hacia sí, ciertamente el antiguo Israel había sido elegido por Dios pero no para excluir de la salvación a los demás, sino para traerlos a ella. El nuevo Pueblo del Señor se configura por la fe en Cristo Jesús que dio su vida para que todos tengamos vida.
La visión de Pedro y los acontecimientos que vivió en casa de Cornelio son la manifestación de que Dios estaba reuniendo a su grey bajo el Nombre de Cristo por la fuerza del Espíritu Santo, el apóstol supo discernir la voluntad de Dios, con razón dirá a sus interlocutores “si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?” (Hch 11, 17) Con mansedumbre y sencillez expuso la cabeza de la comunidad aquello que el Señor estaba obrando, de ahí que con alegría aquellos hombres que al inicio lo cuestionaron ahora se alegran.
Dios sacia los anhelos profundos de la humanidad que decía “mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?” Él envía su “luz y su verdad” (Sal 42, 3) que van guiando a la comunidad cristiana a descubrir la gran envergadura del plan de salvación, puesto que Dios atrae a todos hacia sí en Cristo Jesús, que es el Nombre que con gozo proclaman los cristianos como fuente de la vida.
En el santo Evangelio continuamos la meditación comenzada el Domingo acerca de Jesús Buen Pastor, en breves palabras anuncia el modo en que rescata a las ovejas de las fauces del lobo, “Yo doy la vida por mis ovejas”. Cristo entregándose a la muerte en Cruz nos ha librado del pecado y sus consecuencias, Él nos ha librado del lobo asesino, al contrario del “asalariado” Cristo no abandona a sus ovejas dejándolas indefensas, Él se lanza en combate para librarlas, toma su puesto y las libra de las garras del enemigo, las sana y las lleva a su redil.
En la misma sintonía de la primera lectura vemos como Jesús quiere reunir a todas sus ovejas en un solo redil bajo su cuidado, el Señor ha venido para congregar, para juntar para dar vida no para quitarla a sus ovejas. Él no pretende granjearse una recompensa terrena como un salariado, no las cuida con un interés egoísta de fondo, sino que las ama y protege hasta dar su vida por Amor al Padre, cuya voluntad quiere realizar en toda circunstancia.
«¡Oh ovejas de Jesucristo! ¡Oh siervos de Jesucristo! ¡Qué guarda tenéis! ¿Qué habéis?, decid. ¿Qué teméis? Ya ha muerto el diablo, ya no hay lobo; ya no hay que temer. ¿Quién, si seguís a Jesucristo, os podrá derribar de donde Él os pondrá? Si os ha puesto en gracia, y con ella no estáis fuertes, poneros ha mucha más, para fortaleceros. Alegraos, que, si alguna vez cayeres, buen pastor tenéis que volverá y os sacará del barranco. ¡Qué placer tenía el diablo cuando vio caído a David! Pero como David era oveja de Dios, aunque abarrancase, le dijo: “No te alegres, que buen pastor tengo, que no me olvidará; él me sacará de donde yo estoy”.
Piensa, ovejita; piensa, pecador, que si te quieres poner, si quieres volver al rebaño del Señor, que de tu pecado sacará el Señor misericordia. Para todos habrá remedio bueno. Espera en su misericordia y en su pasión. Piensa, si te hallas fuera de la manada, qué es lo que pasó por ti, si te hallas fuera de la manada, qué es lo que pasó por ti, para traerte a pacer en su dehesa. Piensa cuánto desea darte su yerba, y no tendrás temor de venir a Él coja o como quiere que estuvieres, a que te cure. Y si te hallas que has caído, yendo cansada, de esa caída hallarás la gran misericordia del pastor; aunque hayas pecado hallas y hallarás misericordia. Y esto si no te vas tú. Y si te vas, dice Agustín que miris modis reddit Deus voluntarios, por mil maneras, por muy maravillosas maneras hace Dios que el hombre le quiera. Se le va la oveja, y Él con predicadores, con misericordias, con halagos, con amenazas, con enfermedades, miris modis, de muchas e infinitas maneras os llama.
-¡Oh qué guarda! ¡Oh qué pastor! ¡Oh que pasto! ¡Y qué palabras: No morirá para siempre! ¿Quiénes son estos que tanta guarda tienen? ¡Quién son los que oyen esto? -_Ovejas de Jesucristo. – ¡Oh siervos de Dios! ¡Oh amadores de aquella suma Bondad!¡Y qué os está aparejado! Pluguiese a Dios que pudiésemos decir. “Todos cuantos aquí estamos somos ovejas de Dios. ¡Si pudiésemos decir: todos hemos de gozar de Dios, todos hemos de ser guardados de tal pastor, ninguno se perderá para siempre!” ¿Quién oye esto, que no se hace amigo de Dios? ¿Quién no desea ser su oveja?»
San Juan de Ávila, Sermón “Los pastos del cielo”
Al contemplar como el Señor busca reunir como buen Pastor a su grey como nos manifiesta en su santo Evangelio, no por vano interés como un asalariado, no para devorarlo como el lobo, sino para darles su propia vida hasta hacerles partícipes del amor de su Corazón como vemos en los Hechos de los apóstoles al dar su Santo Espíritu ha tantas personas de diferentes orígenes, nosotros no podemos sino alabarlo y glorificarlo.
En ese amor que se entrega hasta dar la propia vida para reunir también nosotros encontremos una llamada como discípulos a ser signo de comunión en torno al Pastor. Así como una oveja sigue a otra tras la voz de aquel en quien confían así también caminamos los cristianos apoyándonos unos a otros. Podría hoy preguntarme en mí reflexión ¿soy elemento de comunión en mi familia? ¿Qué puedo hacer para mover a otros a vivir en unión entre nosotros y en unión con el Pastor? ¿Se me nota a que rebaño pertenezco? ¿Descubro en el don del Corazón de Jesús, en su amor, el elemento que congrega y atrae? ¿Cómo propongo atraer a otro hacia ese amor, cómo lo muestro?
Que el Señor nos conceda en este día la gracia de caminar juntos como hermanos hacia los verdes pastizales que ha preparado para el descanso en su presencia
Img: «Pastor Bonus» en la Iglesia de Sint- Lambertuskerk en los Países Bajos