Dios es fiel a su palabra

“…porque las promesas de Dios valen para ustedes….”

Estas palabras que pronunciase san Pedro lleno del Espíritu Santo el día Pentecostés resuenan a espacios de varios siglos aún hoy en nuestras asambleas, el apóstol busca también en nuestros días conmover nuestros corazones para que reconozcamos la grandeza de la misericordia de Dios que es fiel a sus palabras.

En este día contemplamos en la Sagrada Escritura el cumplimiento de aquella promesa que había anunciado a través de los profetas:

Por boca de Jeremías decía: “Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de todos los países adonde las expulsé, y las volveré a traer a sus dehesas para que crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las apacienten, y ya no temerán ni se espantarán. Ninguna se perderá –oráculo del Señor” (Jr 23, 3-4)

Por boca de Ezequiel: “…Yo mismo buscaré mi rebaño y lo cuidaré (v.11)…Yo mismo apacentaré mis ovejas y las haré reposar (v.15)… Suscitaré un único pastor que las apaciente: mi siervo David; él las apacentará, él será su pastor.(v.23)” (Ez 34)

En Cristo Jesús Dios mismo ha venido a apacentar a su Pueblo, Él es el Buen Pastor que ha venido a reunir a la humanidad que andaba errante en tinieblas y sombras de muerte, la ha librado de las fauces del lobo a través de su Pasión, Muerte y Resurrección, por eso dirá san Pablo “Por sus llagas ustedes han sido curados, porque eran como ovejas descarriadas, pero ahora han vuelto al pastor y guardián de sus vidas”. Jesús nos ha tomado a la sobre sus hombros como quien carga a la oveja que se encontraba perdida y herida, nos ha llevado hasta su redil. El Señor nos ha conducido al lugar seguro, lugar de reposo, lugar de restauración.

Dice el Catecismo: “La Iglesia, en efecto, es el redil cuya puerta única y necesaria es Cristo. Es también el rebaño cuyo pastor será el mismo Dios, como él mismo anunció. Aunque son pastores humanos quienes gobiernan a las ovejas, sin embargo es Cristo mismo el que sin cesar las guía y alimenta; El, el Buen Pastor y Cabeza de los pastores que dio su vida por las ovejas”

Catecismo de la Iglesia Católica n.754

Habiendo sido librados de tan graves peligros en que nos encontrábamos a causa del pecado y sus consecuencias, a causa de habernos dejado seducir por las voces del mundo, del demonio y la carne, ahora se nos recuerda que es la voz de Jesús la que hemos atender, que no hemos de dejarnos llevar por cualquiera que venga.

Aprendamos a discernir la voz del Buen Pastor y a huir la voz del ladrón y salteador. El Buen Pastor no obra a escondidas como el ladrón escurridizo, sino que viene de frente, entra por la puerta y nos llama por nuestro nombre. El Buen Pastor nos congrega en comunidad en torno a sí, el ladrón busca dispersarnos sembrando la división. El Buen Pastor da su vida por sus ovejas, el ladrón busca quitar la vida a las ovejas. El Buen Pastor nos trata con ternura y suavidad guiándonos por las sendas del bien, el ladrón nos arrebata con violencia precipitándonos hacia la muerte. El Buen Pastor te conduce a verdes praderas y fuentes tranquilas donde encontrarás reposo y restauraras tus fuerzas, el ladrón te roba hasta la paz abandonandote a lo largo del camino en la desesperación.

Medita hermano las palabras del apóstol, y descubre cuanto te ha amado Cristo, Buen Pastor “Él no cometió pecado ni hubo engaño en su boca; insultado no devolvió insultos, maltratado, no profería amenazas…cargando con nuestros pecados subió al madero de la cruz, para que muertos al pecado, vivamos para la justicia”

Por ello nuestro amado Señor, no cesa una y otra vez de invitarnos a perseverar en su seguimiento, lo hace continuamente a través de los pastores de su Iglesia, que buscando ser fieles al ministerio que les fue confiado, nos exhortan una y otra vez a caminar detrás del Buen Pastor. Escuchemos por ejemplo a san Gregorio Nacianceno que predicando a sus fieles decía:

“Él (Dios) les ofrece a ustedes, como ven, un pastor, esto es, pues, lo que el buen pastor, el que dio su vida por sus ovejas, espera y suplica, y lo que pide de ustedes, que están bajo su cayado:…Ustedes, por su parte, procúrennos, a Dios y a nosotros, el que sean apacentados provechosamente, acampados en un lugar de hierba verde, llevados junto a las aguas de descanso, conociendo rectamente al Pastor, y conocidos por Él. Sigan al que llama por la puerta como pastor y libremente, y no sigan al extraño que, a la manera de ladrón y salteador, entra en la morada por el patio. No escuchen la voz extraña, que les aparta furtivamente de la verdad y les dispersa por las montañas, los desiertos, los abismo y por los lugares que el Señor no visita; esa voz que les aleja de la sana fe … que saquea con palabras engañosas y corruptas y que separa con violencia del verdadero y primer pastor. Ojalá nos sea dado a todos nosotros, pastores y rebaño, estar lejos de esos pastores como de hierba envenenada y mortífera, y que apacentados y apacentadores, todos seamos uno en Cristo Jesús, ahora y en el descanso de la otra vida”

Discurso sobre la Pascua 1, 6-7

Querido hermano, si hoy escuchases voces que no son las del Buen Pastor, que buscan alejarte del rebaño del Señor:

– sea por el miedo y desesperación ante las situaciones difíciles que puedas estar atravesando en la vida

– sea por la seducciones al pecado y a la mundanidad espiritual que tanto te bombardean a través de los medios de comunicación, a través de malas compañías o simplemente por la fuerza de malos hábitos que se han quedado fuertemente arraigados

– sea porque quizás en algún momento caminaste bien y de repente te descuidaste y te quedaste como dormido y entumecido, y no sabes cómo volver, y temes quedarte ahí tendido siendo presa fácil del lobo.

Sea por la razón que fuere, no temas, busca entrar en la conversión y clama al Señor en tu angustia como lo hacía el antiguo Pueblo de Israel, como la oveja que afligida da un fuerte balido eleva una oración a tu Señor, y contempla como el Buen Pastor viene por las montañas, para cargarte sobre sus hombros, sanar tus heridas y llevarte a lugar de descanso que pensó para ti.

Confía y alégrate hermano, es el tiempo de la Pascua, el tiempo que celebramos la victoria de Cristo resucitado sobre la muerte, Él es el Buen Pastor que dio la vida por sus ovejas para que estas gozaran de una nueva vida, a ella hemos renacido por el Bautismo, es la gracia de Dios que nos ha convocado a formar parte de su rebaño, recobra tus fuerzas y lánzate a seguir al Señor, que como parafraseando al salmista te lleva a vivir en su morada por años sin término.

Concluyo con un texto de san John Henry Newman

“Las ovejas estaban dispersas porque no tenían pastor. Así estaba el mundo entero cuando Cristo, en su infinita misericordia, llegó a él «para reunir en unidad a los hijos dispersos de Dios» (Jn 11,52). Y si, por un momento, de nuevo quedaron sin guía, cuando en su lucha contra el enemigo el Buen Pastor dio su vida por sus ovejas – según la profecía: «Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas» (Za 13,7) – sin embargo, pronto, Éste resucitó de entre los muertos para vivir por siempre, según esta otra profecía: «El que dispersó a Israel lo reunirá y lo guardará como un pastor a su rebaño» (Jer 31,10).

Como él mismo dijo en la parábola que nos propuso, «Y una a una llama a sus ovejas por su nombre, y camina delante de ellas. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz». Así, el día de su resurrección, como María lloraba, Él la llamó por su nombre (Jn 20,16), y ella se dio la vuelta y reconoció, al oírlo a aquel que no había reconocido al verlo. De igual modo le dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?», y agregó: «Soy yo» (Jn 21,15.19). Del mismo modo, él y su ángel le dijeron a las mujeres: «Él les espera en Galilea»; «Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán». (Mt 28,7.10). Desde aquel momento, el Buen Pastor, que ocupó el sitio de sus ovejas y murió para que ellas pudieran vivir por siempre, las espera y ellas «siguen al Cordero a dondequiera que vaya» (Ap 14,4).”

Sermones: el pastor de nuestras almas.

¡Alabado sea Jesucristo! ¡Por siempre sea alabado!

IMG: Mosaico del Buen Pastor, en el mausoleo de Galla Placidia Ravenna

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