Jueves – III semana de adviento

Is 54, 1-10. Como a mujer abandonada te llama el Señor
Sal 30. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
Lc 7, 24-30. Juan es el mensajero que prepara el camino del Señor

La primera lectura nos manifiesta la respuesta de Dios ante una serie de situaciones adversas ante las que en principio nadie podría hacer algo, el anuncia la bendición sobre el Pueblo, y compara la alegría de este a aquella experimentada por una mujer que ha sido estéril y que luego es favorecida milagrosamente con la gracia de poder concebir y dar a luz hijos. La bendición del Señor no se presenta como algo poco, Él siempre es generoso, de modo que incluso habla de que será necesario hacer más grande la tienda porque la estirpe que brotaría de la que un día no podía concebir ahora se extenderá ampliamente, y no sólo eso la misma imagen de tiendas engrandecidas hace percibir como aun esa realidad es pasajera puesto que ese tipo de vivienda es propia de aquel peregrino que aún no ha llegado a la morada definitiva, san Jerónimo hará un comentario hermoso que ilumina este aspecto de cara a la eternidad:

“Vengamos a la comprensión espiritual. Quien está en tienda de campaña no posee mansión firme y perpetua, sino que muda siempre de lugares y se apresura a lo ulterior…En efecto, el objetivo de la vida en als tiendas es la posesión de la casa eterna que no muda cimientos, ni se traslada de un lugar a otro, pues quienes están plantados en la casa del Señor florecieron primero en sus atrios para pasar de las flores a los frutos y poder decir Yo en cambio como olivo fructífero en la casa de Dios (Sal 52, 8)” San Jerónimo, Comentario a Isaías 15, 54, 2-3

Sabemos que estas profecías de Isaías van dirigidas a un Israel que había sufrido el exilio en Babilonia, si bien es cierto había ido ahí como consecuencia de haber abandonado al Señor, Él no se ha olvidado de su Pueblo y busca traerlo de nuevo hacia Sí, el Señor no desdice sus promesas, se recuerda de ellas y dará una nueva oportunidad a los que había sido infieles.

La palabras del profeta, nos llevan a experimentar una gran esperanza en el adviento, puesto que la llegada de Jesús entre nosotros, es un recordatorio que Dios no se ha olvidado de nosotros, no obstante nosotros muchas veces nos hemos olvidado de Él, el Señor viene a nuestro encuentro, se abaja a la tierra, asume nuestra naturaleza humana en el seno de María santísima, para luego elevarnos hasta el cielo, haciéndonos semejantes a Él a través de las aguas del Bautismo, por las cuales participamos en la pasión, muerte y resurrección del Señor. Adviento nos recuerda que hemos de preparar nuestros corazones, arrepintiéndonos de nuestros pecados, y aspirando siempre a los carismas mejores como diría san Pablo, es decir aspirando siempre a ser mejores para mayor gloria de Dios, procurando siempre hacer el bien en toda ocasión. Dios nos bendice y si nosotros nos volvemos a Él, podremos hacer experiencia de como no se deja ganar en generosidad si nos abrimos a la acción de su gracia.

De hecho la respuesta que da Jesús a la embajada enviada por Juan Bautista y las palabras que pronuncia sobre su precursor su una invitación a acoger la invitación a la conversión que hacía él en preparación a la llegada del Mesías, la escritura nos dice “Todo el pueblo que lo escuchó, incluso los publicanos, aceptaron el designio de la justicia de Dios, haciéndose bautizar por el bautismo de Juan. Pero los fariseos y los escribas no aceptaron ese bautismo y frustraron, en su propio daño, el plan de Dios” Nuestro Señor no anula nuestra libertad, cada uno hace una elección, las palabras de los Profetas, los dichos y obras de Jesús, son todo una invitación a acoger la Buena Nueva que transformará nuestra situación de tristeza en alegría.

En este tiempo camino de navidad roguemos al Señor nos conceda ser capaces de reconocer su paso en nuestra historia para saberle acoger con un corazón dócil y sincero que no ponga ningún obstáculo sino antes bien se deponer cualquier barrera a la acción de su gracia.

IMG: Vitral de san Juan Bautista de Louis Comfort Tiffany