Sábado – IV semana de Cuaresma
Jr 11, 18-20; Sal 7; Jn 7, 40-53
El profeta Jeremías es uno de esos personajes del Antiguo Testamento que más causan conmonción cuando contemplamos la grandeza de la vocación a la que fue llamado.
¿Quién no se conmueve al leer en el primer capítulo de su libro su llamada al servicio del Señor y cómo Él le infunde confianza? ¿Cuántas contradicciones habrá experimentado en su interior al descubrir que el Señor le mandaba anunciar una palabra que sería incomoda a los hombres de su época? ¿Cuántos dolores habrá pasado por ser fiel a la llamada del Señor? y sin embargo cuando escuchamos su mensaje al Pueblo de Israel, mensaje que muchas veces se hace aún actual para nosotros a la luz de la vida Jesucristo, vemos como siempre perseveró.
Leyendo su libro vemos cuanto sufrió por cumplir la misión que le fue encomendada…
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