Camino del Éxodo XII

Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha concertado con vosotros

Lectura del libro del Exodo (Ex 24, 3-8)

En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todas las palabras del Señor y todos sus decretos; y el pueblo contestó con voz unánime:

«Cumpliremos todas las palabras que ha dicho el Señor». Moisés escribió todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a algunos jóvenes de los hijos de Israel ofrecer al Señor holocaustos e inmolar novillos como sacrificios de comunión. Tomó Moisés la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después tomó el documento de la alianza y se lo leyó en voz alta al pueblo, el cual respondió:

«Haremos todo lo que ha dicho el Señor y le obedeceremos». Entonces Moisés tomó la sangre y roció al pueblo, diciendo: «Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha concertado con vosotros, de acuerdo con todas estas palabras».

Meditación

La entrega de los diez mandamientos está íntimamente ligada al rito de la aspersión de sangre que encontramos en esta ocasión. De este modo los términos de la alianza fueron establecidos y con el rito su aceptación fue ratificada. Ciertamente el símbolismo de aquella sangre era muy sentido ya que recordemos que la sangre para ellos era la sede de la vida, es de alguna manera, un modo de referir la unión íntima que vinculaban a Dios, representado en el Altar, y el Pueblo, la sangre es un elemento que denota no sólo la elección divina sino también la consagración que se hacia del Pueblo como propiedad de Dios.

Asimismo, vista a la luz del Nuevo Testamento, sabemos que lo que en antiguo se manifestó a través de los sacrificios de animales, era sólo un anuncio del verdadero, único y definitivo sacrificio de Cristo en la Cruz. Él no sólo derramo su sangre por nosotros, sangre que Él mismo llamó sangre de la nueva alianza, sino que siendo el Hijo de Dios al asumir nuestra naturaleza humana, nos hizo partícipes de la vida divina. Nuestro vínculo es mucho más profundo porque no somos consagrados solamente como miembros de un Pueblo sino somos incorporados a la misma vida divina en Jesucristo.

“Esta nueva alianza tiene sus características. Primero, la ley del Señor no es un modo de obrar externo, sino que entra en el corazón y nos cambia la mentalidad. En la nueva alianza hay un cambio de mentalidad, hay un cambio de corazón, un cambio de sentir, de modo de actuar, un modo distinto de ver las cosas. Es como la obra que un arquitecto puede mirar de modo frío, con envidia, o bien con actitud de alegría y benevolencia. La nueva alianza nos cambia el corazón y nos hace ver la ley del Señor con ese nuevo corazón, con esa nueva mente. (Segundo) El Señor sigue adelante y nos asegura que perdonará las iniquidades y no se acordará más de nuestros pecados…(esto) es también una invitación a no hacer recordar al Señor los pecados, o sea, a no pecar más: Tú me has perdonado, has olvidado, pero yo tengo que cambiar…(Tercero) el cambio de pertenencia. Nosotros pertenecemos a Dios…Cambio de mentalidad, pues, cambio de corazón, cambio de vida y cambio de pertenencia..y Esta es la recreación que el Señor hace más maravillosamente que la primera creación”

Papa Francisco, Homilía santa Marta, Viernes 20 de enero de 2017

Que este día al recorrer el camino hacia la tierra prometida junto a los israelitas, hagamos memoria que el camino hacia el cielo para nosotros, es un camino hecho en libertad, en santidad, es un camino hecho en Cristo mismo, es el camino de la Nueva Alianza.