Llega el Rey de la Gloria

Homilía Domingo de Ramos 2023- Parroquia santa Alicia

A lo largo del tiempo de Cuaresma nos hemos venido preparando para la celebración del misterio pascual en la semana santa, no podemos olvidar, que en la Sagrada Liturgia habremos de celebrar el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección en el santo Triduo Pascual, celebración que se prepara hoy de modo especial con el Domingo de Ramos, y la entrada triunfante de Cristo en Jerusalén, así como la meditación de su dolorosa Pasión.

¿Cómo encuentra el Señor nuestra parroquia este año? ¿qué acontecimientos han marcado la vida de nuestras familias? ¿qué hechos han marcado tu historia y que hoy presentas al Señor en esta semana? Queridos hermanos hoy venimos ante el Señor con nuestra realidad concreta, habitantes de una zona densamente poblada, incluso sobrepoblada, con los dramas y dificultades propias de estos lugares, las discusiones entre vecinos, enemistades, drogadicción, promiscuidad sexual, rivalidades, murmuraciones, etc.

Hemos sido testigos de un gran cambio también en nuestra colonia, hay vecinos que se han reencontrado, los jóvenes han vuelto a los parques con una mayor tranquilidad, en palabras que muchacho me dijo un día “padre, hoy ya no matan”, vemos un nuevo boom de crecimiento poblacional, gente nueva ha llegado a la zona, algunos han recuperado sus casas otros se han animado a construir, sin embargo sabemos que no todo es perfecto, y hay muchas familias que lamentan y lloran sus seres queridos en la prisión, algunos capturados injustamente por rencillas o envidias de algún vecinos ya han salido pero el trauma de lo que atravesaron queda, otros aunque capturados por andar en malos pasos igual dejan una familia atrás, madres que desconsoladas por el camino que siguieron sus hijos siguen desgranando rosarios por ellos.

Notamos queridos hermanos también en esta postpandemia que se ha agudizado o al menos se evidencia más la gran irreligiosidad de muchos, indiferencia ante el Señor, tantos que piensan en vacaciones y diversión en semana santa, o, si algún sentido hay, reducen las celebraciones a una “costumbre popular” o una “factor de folclor”, la fe que se reduce a cultura, y no los acontecimientos culturales que transmiten una fe, de Dios no se quiere hablar, la “incoherencia de vida” es el mecanismo de defensa preferido para no asumir la propia realidad, es como quererse tapar los oídos a una palabra que resulta incómoda, “cuanto seas santo y perfecto, y no te enojes por nada y todo te vaya bien en la vida entonces te creeré”.

Otros presa de la mundanidad simplemente saben que están mal pero no desean hacer nada para cambiar, estoy cómodo en mi pecado, no se metan conmigo “yo no me meto con nadie” y se vive en la superficialidad, y digo superficialidad porque quien ama, se mete de lleno en una relación, se involucra, sufre, goza, se hace vulnerable, pero en el fondo aprende a darse al otro.

Queridos hermanos, hemos salido hoy con alegría con palmas en las manos para recibir a Jesús, el Hijo de Dios vivo que no es indiferente ante esta realidad, y que por su Pasión, Muerte y Resurrección quiere transfigurarla, pero hace falta que tu y yo no unamos de tal modo a Él que no seamos simples espectadores sino discípulos, imitadores suyos, que vivamos una relación con Él, sea en la oración, en la práctica de las buenas obras, en la vivencia de un apostolado, en la celebración de los sacramentos que es el modo ordinario donde nos comunica su vida y de un modo especial queridos hermanos siempre que atravesemos por el sufrimiento, considera el Evangelio que se ha proclamado y como, Él padeció y murió para que tú y yo viniéramos a la vida, decía un antiguo escritor:

“Durante la misma Pasión, antes de que llegara la crueldad de la muerte y la efusión de sangre, ¡cuántos insultos y cuántas injurias escuchadas por su paciencia! Soportó pacientemente los salivazos de quienes le insultaban, el mismo que pocos días antes había dado vista a un ciego con su saliva (Jn 9, 6); sufrió azotes aquél en cuyo nombre azotan hoy sus servidores y ángeles al diablo; fue coronado de espinas el que corona a los mártires con eternas flores; fue abofeteado con garfios en el rostro el que da las verdaderas palmas al vencedor; despojado de su ropa terrena el que viste a todos con la vestidura de la inmortalidad; mitigada con hiel la sed del que da alimentos celestiales, y con vinagre el que propinó el licor de la salvación. El inocente, el justo, o mejor dicho, la misma inocencia y la misma justicia, oprimida por testimonios falsos; juzgado el que ha de juzgar, y la Palabra de Dios llevada al sacrificio sin despegar los labios… Todo lo soporta hasta el fin con firmeza y perseverancia, para que se consuma en la paciencia total y perfecta… » (Del bien de la paciencia, 7).

Venimos este domingo con palmas en las manos para alabarlo, reverenciarlo y darle gloria. Abrimos nuestro corazón para expulsar esos mercaderes del templo que a veces albergamos en nuestro corazón y que nos distraen de su seguimiento, queremos callar ese ruido mundano y entrar en el silencio de un corazón que se abre a la Palabra de Cristo, más aún queremos en la solemne vigilia pascual renovar nuestras promesas bautismales, ya que muriendo con Cristo como quien es sumergido en las aguas del bautismo, renunciamos a todo pecado, maña, mala costumbre y situación que nos aparte de Dios, y así también como quien sale de esas aguas imitando a Cristo que triunfante se levanta de entre los muertos y rueda la piedra de la tumba, así queremos salir renovados en actitudes y comportamientos, pensamientos y sentimientos que reflejen su amor.

El Señor viene triunfante a Jerusalén, viene triunfante a tu vida, viene triunfante a nuestra parroquia, así que con alegría salgamos a su encuentro, renovemos nuestra fe, involucrémonos con Él interiorizando cada uno de los acontecimientos que viviremos en esta Semana, y planteémonos hoy un compromiso de una vida santa, a través de un propósito concreto que quiero trabajar en mi vida, ya bastaría hermanos con que cultiváramos la virtud de la gratitud y la amabilidad para cambiar nuestro ambiente, porque hermanos en medio de un mundo que persigue a Cristo en sus discípulos, en medio de un mundo que se muestra indiferentes ante Él, en medio de un mundo que persigue la felicidad en una foto de instagram o video de tiktok, en medio de un mundo que vive muchas veces sumergido en el dopaje mental de una alegría pasajera, en medio del mundo que se quiere deshacer del sufrimiento descartando al que nos es incómodo, en medio de este mundo tu y yo hoy proclamamos a Cristo crucificado, que nos invita a transformar nuestra realidad comenzando por nuestro corazón.

Hija de Sion, alégrate; gózate, Iglesia de Dios; mira a tu rey que viene a ti: ve delante de Él, apresúrate a contemplar su gloria. Aquí tienes la salvación del mundo: Dios viene hacia la cruz y el Deseado de las naciones hace su entrada en Sion. Viene la luz; gritemos con el pueblo: ¡Hosana al Hijo de David, bendito el que viene en nombre del Señor! El Señor Dios se ha aparecido a nosotros, que yacíamos en las tinieblas y en las sombras de muerte. Se ha aparecido, resurrección de los que estaban caídos, liberación de los cautivos, luz de los ciegos, consuelo de los afligidos, descanso de los débiles, fuente de los sedientos, vengador de los perseguidos, rescate de los que están perdidos, unión de los divididos, medicina de los enfermos, salvación de los extraviados. Ayer Cristo resucitaba a Lázaro de entre los muertos; hoy se adelante hacia la muerte. Ayer arrancaba a Lázaro las vendas que lo tenía atado, hoy tiende las manos a los que quieren atarlo. Ayer arrancaba a este hombre de las tinieblas; hoy, por todos los hombres, se hunde en las tinieblas y las sombras de la muerte. Y la Iglesia está de fiesta. Comienza la fiesta de las fiestas porque recibe a su rey como esposo, porque su rey permanece en medio de ellos” (San Epifanio de Salamina)

IMG: «Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén» de Pedro Orrente