La cátedra designa habitualmente el lugar desde donde se enseña, así la sede del obispo en una diócesis también recibe este nombre, y por ello la iglesia principal se llama catedral, porque desde ahí viene impartida la enseñanza de la fe que el obispo transmite.
La fiesta de hoy celebra la elección de Pedro como jefe de los apóstoles, celebramos su primado en la fe, y es una bella ocasión para orar por su sucesor, hoy el Papa Francisco.
En todo tiempo los Papas han debido afrontar diferentes crisis y dificultades en la vida de la Iglesia, nuestros días no son la excepción, pero la fe y esperanza en la Palabra del Señor nos da ánimo y seguridad en medio de tantas dificultades
El Papa nos transmite esa estabilidad que nos recuerda que venimos de una larga Tradición que hemos de asumir como propia y recordar que la fe no es negociable ciertamente pero tampoco la caridad ni la esperanza.
En este día encomendemos al Santo Padre, especialmente en estos momentos en que se encuentra en Ejercicios Espirituales, para que el Señor le bendiga, ilumine y custodie.
A continuación propongo la meditación de un texto que la Sagrada Liturgia nos propone para este día en el Oficio de Lectura, en ella se encuentra claro el significado de nuestra fiesta de hoy.
De una Homilía del Papa san León Magno:
«De entre todo el mundo, sólo Pedro es elegido para ser puesto al frente de la multitud de los llamados, de todos los apóstoles, de todos los Padres de la Iglesia; pues, aunque en el pueblo de Dios son muchos los sacerdotes, muchos los pastores, a todos los rige Pedro, bajo el Supremo gobierno de Cristo. Dios, amadísimos hermanos, se dignó conceder a este hombre una grande y admirable participación en su poder; y todo aquello que quiso que los demás jefes del pueblo tuvieran en común con él se lo otorgó a través de él.
El Señor pregunta a los apóstoles qué piensa la gente acerca de él, y su respuesta concuerda en cuanto que expresa la desorientación de la ignorancia de los hombres.
Pero tan pronto como interroga a sus discípulos sobre la convicción que ellos tienen, el primero entre ellos en dignidad es el primero también en confesar al Señor. Cuando Pedro hubo dicho a Jesús: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, Jesús le respondió: Bienaventurado eres tú, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Es decir: «Bienaventurado eres, porque mi Padre te ha instruido; no has sido engañado por las opiniones terrenas, sino que te ha iluminado la inspiración celestial; ni la carne ni la sangre te han proporcionado el conocimiento de mi persona, sino aquel de quien soy el Hijo único.»
Y yo -añade- te digo; esto es: «Así como mi Padre te ha revelado mi divinidad, así quiero yo a mi vez darte a conocer tu propia dignidad: Tú eres Pedro», esto es: Yo soy la piedra inquebrantable, yo soy la piedra angular que hago de los dos pueblos una sola cosa, yo soy el fundamento fuera del cual nadie puede edificar; pero también tú eres piedra, porque por mi virtud has adquirido tal firmeza, que tendrás juntamente conmigo, por participación, los poderes que yo tengo en propiedad.»
Y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y los poderes del infierno no la derrotarán. «Sobre esta piedra firme -quiere decir- edificaré un templo eterno, y la alta mole de mi Iglesia, llamada a penetrar en el cielo, se apoyará en la firmeza de esta fe.»
Los poderes del infierno no podrán impedir esta profesión de fe, los vínculos de la muerte no la sujetarán, porque estas palabras son palabras de vida. Ellas introducen en el cielo a los que las aceptan, hunden en el infierno a los que las niegan.
Por esto dice Jesús al bienaventurado Pedro: Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares sobre la tierra será atado en el cielo, y todo lo que desatares sobre la tierra será desatado en el cielo.
Verdad es que este poder fue comunicado también a los demás apóstoles y que este decreto constitutivo concierne igualmente a todos los que rigen la Iglesia; pero, al confiar semejante prerrogativa, no sin razón se dirige el Señor a uno solo, aunque hable para todos, la autoridad queda confiada de un modo singular a Pedro porque él es constituido cabeza de todos los pastores de la Iglesia»
Imagen: es un conjunto artístico en la Basilica de San Pedro que representa la Cátedra del santo, esta sostenida por la imagen de cuatro doctores de la Iglesia y sobre ella está el vitral del Espiritu Santo, un conjunto artistico que habla de l asistencia divina en el ministerio petrino.