Ángeles

Ex 23, 20-23; Sal 90; Mt 18, 1-5.10

Dios ha hecho que toda su creación viva en una armonía perfecta de amor, en esa creación el ha pensado en los ángeles, unos seres totalmente espirituales, es decir que no poseen un cuerpo, que viven constantemente en su presencia y están a su servicio, en otras palabras, que viven siempre orientados hacia Él. De hecho, nosotros recordamos esta verdad de fe todos los domingos cuando en el Credo decimos “Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible”.

La existencia de estos seres nos es confirmada por la Tradición de la Iglesia y la Sagrada Escritura, es más, como hemos escuchado hoy, nuestro Señor Jesucristo habla de la presencia de estos seres como guardianes de los hombres.

“Desde la creación y a lo largo de toda la historia de la salvación, los encontramos, anunciando de lejos o de cerca, esa salvación y sirviendo al designio divino de su realización: cierran el paraíso terrenal, protegen a Lot, salvan a Agar y a su hijo, detienen la mano de Abraham, la ley es comunicada por su ministerio, conducen el pueblo de Dios, anuncian nacimientos y vocaciones, asisten a los profetas, por no citar más que algunos ejemplos. Finalmente, el ángel Gabriel anuncia el nacimiento del Precursor y el de Jesús.” (CEC 332)

“De la Encarnación a la Ascensión, (toda la vida de Jesús) está rodeada de la adoración y del servicio de los ángeles…Su cántico de alabanza en el nacimiento de Cristo no ha cesado de resonar en la alabanza de la Iglesia: «Gloria a Dios… «. Protegen la infancia de Jesús -cuando hablan en sueños a san José-, sirven a Jesús en el desierto -luego que ha sido tentado por el enemigo-, lo reconfortan en la agonía (del Getsemaní), cuando El habría podido ser salvado por ellos de la mano de sus enemigos (como confesó ante Pilatos)…” (CEC 333) Anuncian la Resurrección de Cristo y también se nos revela en los Evangelios que estarán presentes en la segunda venida del Señor y como testigos de su juicio.

Los ángeles están presentes en la vida de la Iglesia, de hecho en la Sagrada Liturgia nosotros nos asociamos con ellos, nos unimos a sus voces, para adorar junto a ellos al Señor cantando el himno “Santo, Santo, Santo es el Señor Dios del universo…” y están presentes de un modo especial en la vida de cada persona, de hecho hoy que celebramos la memoria de los ángeles custodios, recordamos que “Desde su comienzo a la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión. «Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida» (S. Basilio, Eun. 3, 1). Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios.” CEC 336

La primera lectura de este día nos ha querido transmitir este gran mensaje cuando nos muestra como los ángeles habían sido puestos por el Señor para proteger a su pueblo hasta llegar a la tierra prometida, de igual manera los ángeles custodios nos han sido colocados para guiarnos hasta la patria celeste, ellos nos guían y protegen por el camino de la vida hasta que un día podamos contemplar al Señor cara a cara junto a ellos.

Toda esta enseñanza era lo que nuestros padres y abuelos nos han querido transmitir cuando nos enseñaron aquella famosa oración “ángel de la guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día”, ciertamente nos han querido transmitir la seguridad de que hay alguien que vela por nosotros, esa seguridad no debe quedar en un mero consuelo sentimental, sino que se debe traducir en una vida, que en fe, de pasos concretos de conversión, como decía el libro del Éxodo debemos obedecer fielemente a este ángel para hacer la voluntad de Dios, así sabiéndonos protegidos por el cielo, podremos ir anunciando a Cristo y su mensaje de amor por esta tierra.

Roguemos a nuestro Padre Celestial que por intercesión de nuestros ángeles custodios podamos caminar seguros por el camino de conversión que nos conducirá hasta el cielo, para que viviendo como hombres y mujeres que han hecho experiencia del Amor infinito del Corazón de su Hijo, podamos ser auténticos mensajeros suyos en un mundo sediento de esperanza.

Img: Pintura de Pietro di Cortona