Memoria de Nuestra Señora del Rosario
Hch 1, 12-14; Sal: Lc 1; +Lc 1, 26-38
Hoy celebramos Nuestra Señora del Rosario, patrona de la capital y de la Arquidiócesis de san Salvador. A la luz de la Sagrada Escritura contemplamos a nuestra Buena Madre como modelo de oración, ella reunida en el cenáculo con los apóstoles perseveraba fielmente en la dulce espera del paráclito del Espíritu Santo. Ella, que meditaba los misterios de la vida del Señor en el silencio de la oración, es un modelo a seguir para nosotros. Ella estuvo presente en toda la vida de Jesús, lo siguió fielmente como auténtica discípula, y así también nos mueve a nosotros a caminar junto con ella tras los pasos de su Hijo bendito.
Muchas veces en nuestras vidas, la presencia de nuestras madres, es también así silenciosa y fiel, una madre por lo general está siempre dispuesta a recibir a sus hijos, a escucharles, a ayudarles en todo lo que puede. Pero resulta curioso, que si bien para un hijo es muy importante todo lo que su madre hace por él, es, aún, mucho más importante que ella “esté” presente, junto a él. Y es que una madre que está con sus hijos, nunca está inactiva.
Ahora la presencia de María junto a los apóstoles nos recuerda que ella está presente en la vida de la Iglesia, en la vida de nuestras comunidades, en la vida de cada uno, orando junto a nosotros y por nosotros. Y el rezo del Santo Rosario se ha convertido en uno de los medios por excelencia con el que los cristianos acudimos a nuestra Buena Madre. Muchos viven queriendo tener visiones o apariciones de la Virgen, y mientras sufren porque no las tienen, hay otros que prefieren tomar otra opción más sencilla y feliz, aparecérseles ellos mismos a nuestra Buena Madre, puesto que cuando la invocamos con las Aves María, nosotros nos hacemos presentes ante ella con nuestra oración.
Cuando vamos pasando las cuentas del Rosario, meditamos los misterios de la vida de Jesús, y junto con María queremos contemplarlos de tal modo que nosotros un día también podamos imitar al Hijo de Dios en sus virtudes, por ejemplo hoy sábado al recorrer los misterios gozosos, veamos a aquel que en su humildad se hizo hombre en la Encarnación, en su alegría hizo saltar de gozo a Juan Bautista que se encontraba en el seno de santa Isabel, en su pobreza y recién nacido quiso recostarse en un pesebre en Belén, en su fidelidad es presentado en el Templo cumpliendo la Ley y la palabra dada al anciano Simeón, y en su celo por las cosas de su Padre será encontrado a los tres días por María y san José. El santo Rosario es un camino para adentrarnos con los ojos de María en la vida de Nuestro Redentor.
El santo Rosario, ha sido una de las oraciones por excelencia en la vida de la Iglesia para fomentar la fe y defendernos de las astucias del enemigo que nos quiere desviar del camino del Señor. De hecho los papas a lo largo de la historia también ha sido solícitos en invocar a nuestra Buena Madre a través de esta oración en tiempos difíciles para la Iglesia, sabemos que actualmente el Papa Francisco se ha unido esta larga tradición pidiéndonos aunar a este rezo las oraciones de “Bajo tu amparo” una de las más antiguas del cristianismo, tenemos registros que existía ya en el siglo IV, y la oración a san Miguel arcángel compuesta por el Papa León XIII. Y es que María santísima nos conduce con su ternura y solicitud de Madre por la vía de la salvación que no lleva a vivir como Jesús.
Y ojo, aunque ella nos acompaña dulce y suavemente, también ella nos invita a ser hombres y mujeres firmes y decididos por el Señor, que lo acompañan no sólo en la fiesta de la bodas de Canaán sino que suben con el hasta el Calvario y viven en comunión con la Iglesia pascual siendo testigos del Señor Resucitado.
Que nuestra Buena Madre pues, interceda por nosotros hoy, para que seamos hombres y mujeres que hagan vida el Evangelio en sus vidas.
Img: Madonna del Rosario di Lorenzo Lotto