Martes – II semana del Tiempo Ordinario – Año par
- 1S 15, 16-23. La obediencia vale más que el sacrificio. El Señor te ha rechazado como rey.
- Sal 49. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
- Mc 2, 18-22. El esposo está con ellos.
En la primera lectura de este día contemplamos al rey Saúl rechazado por el Señor a causa de su desobediencia, Dios había dado indicaciones precisas sobre el cómo proceder en los combates y la lucha sin embargo Saúl consintió en que el pueblo tomase medidas por su cuenta, de hecho, ya en los capítulos que preceden a este episodio se comienzan a narrar los pecados de Saúl, no ciertamente nunca se llega a desacatar abiertamente al Señor de la noche a la mañana, es un todo progresivo, hasta que finalmente se termina por faltar a su Palabra. Hemos de tener claro, el rechazo de Saúl a la palabra del Señor precedió al rechazo del Señor por la desobediencia de Saúl. El Rey desconfió de Aquel que le había confiado a Él su Pueblo, de Aquel que le había dado la autoridad. De esta manera se cerró a la acción de Dios en su vida, se puso a sí mismo como medida de su actuar y finalmente veremos como en sumido en su soberbia tendrá un triste final. El se apartó de la mano de Dios que estaba sobre Él.
El hombre que se encierra en sí mismo se ve abandonado a su soberbia, buscará mil justificaciones para su actuar, pondrá mil excusas, se complicará la vida y entrará en el sufrimiento que supone la angustia de alejarse de la fuente del bien ¿no bastaría vivir con sencillez procurando el bien a los demás? ¿no es más sencillo amar al estilo de Jesús? Claro también esto traerá consigo sufrimientos y sufrimientos que llevarán a la muerte en Cruz, pero sabemos por la fe que, a diferencia del que muere por su pecado, del que muere por soberbia, el que muere con Cristo habrá de resucitar y gozar de la vida eterna. ¿Creemos esto todavía?
El santo Evangelio nos continúa a proponer el caminar de Jesús por la tierra de Galilea, y a su paso vamos viendo como su ministerio se va encontrando con los primeros cuestionamientos de parte de algunos de los fariseos, al inicio todo era sorpresa y alabanza por las obras que realizaba, todo iba procediendo con tranquilidad hasta que comenzó a manifestarse como el Dios misericordioso y perdonó el pecado de un hombre, luego llamará a ser su discípulo un publicano y no sólo eso incluso irá a comer a casa suya con sus amigos; y ahora vemos como de una manera disimulada le comienzan a cuestionar su acción, ya que al cuestionar el porqué sus discípulos no ayunan en el fondo le están cuestionando a Él que es su Maestro.
Jesús aprovecha la ocasión y les manifiesta que Él no es sólo un Maestro sino el Esposo, la imagen del Esposo había sido usada por los profetas para designar a Dios, salvador de su Pueblo, su Esposa. Cristo se va manifestando como el cumplimiento de las promesas del Padre. Los padres de la Iglesia han visto en Cristo a Dios que esposa en su Encarnación nuestra naturaleza humana, no la desdeña, Dios se une al hombre, pero no sólo eso, sabemos que también Cristo es al mismo tiempo esposo de la Iglesia lo cual llevaría a los maestros de espiritualidad a usar esta imagen para describir la unión plena entre el alma cristiana y su Señor, pues la imagen del matrimonio espiritual en última instancia describe la donación total del uno al otro, ahí ya no hay reservas, ya sólo hay amor.
Contemplando este amor esponsal de Cristo, este amor del Hijo de Dios que nos amó hasta entregarse a la muerte en Cruz por nosotros podríamos preguntarnos hoy ¿estoy correspondiendo yo a este amor? ¿aún me estoy reservando algo de mí para mí? ¿qué hace falta para que finalmente suelte mis amarras y me entregue totalmente? Hemos de romper con todo lo que representa una atadura y no me refiero sólo a los pecados mortales o escandalosos que alguno podría cometer, sino sobre todo a esas pequeñeces, a eso que parecería una “tontería” pero que todavía nos consentimos, esas mentiras, esas murmuraciones que consentimos para un dizque desahogarnos, esas faltas de moderación en la comida o la bebida porqué dizque estamos celebrando y que me hacen luego hablar demás, esas exageraciones en nuestras historias personales para granjearse falsas apariencias porque “que dirán las amistades”, etc.
Una acción mala siempre será mala por pequeña que sea, y resultará siempre un poner un bloqueo al amor de Dios, en ocasiones se trata de aficiones que traemos y que nos tienen amarrados como un hilo amarra la pata de un pajarito, siguiendo el ejemplo de san Juan de la Cruz, por muy delgado que sea este, mientras no se rompa el pajarillo no volará. ¿Qué hace falta para que en tu vida te decidas a romper el hilo y alzar el vuelo? ¿Qué hace falta para que en tu vida no sólo haya vino nuevo sino también odres nuevos?
«¿Por qué nosotros ayunamos, y tus discípulos no?» ¿Por qué? Porque para vosotros el ayuno es un asunto de ley. No es un don espontáneo. El ayuno en sí mismo no tiene valor; lo que cuenta es el deseo del que ayuna. ¿Qué provecho pensáis sacar de vuestro ayuno, si ayunáis contrariados y forzados por una ley? El ayuno es un arado maravilloso para labrar el campo de la santidad. Pero los discípulos de Cristo están situados de lleno en el corazón del campo ya maduro de la santidad; comen el pan de la cosecha nueva. ¿Cómo se verían obligados a practicar ayunos que ya son caducados? «¿Pueden, acaso, ayunar los amigos del Esposo mientras el Esposo está con ellos?»
El que se casa se entrega por completo a la alegría y participa en el banquete; se muestra afable y alegre con los invitados; hace todo lo que le inspira su amor por la esposa. Cristo celebra sus bodas con la Iglesia mientras vive sobre tierra. Por eso, acepta participar en las comidas a donde se le invita, no se niega. Lleno de benevolencia y de amor, se muestra humano, asequible y amable. ¿No viene para unir al hombre con Dios y hacer de sus compañeros los miembros de la familia de Dios?»
San Pedro Crisólogo, Sermón sobre Marcos 2: PL 52, 287
Que al meditar en este día la santa Palabra de Dios podamos entrar nosotros en la obediencia de la fe, esa obediencia de un amor que se dona hasta el extremo y así nos podamos entregar al Amor de Cristo sin reservas.
IMG: estatua de Saul que le representa bajo la influencia del mal, obra de William Wetmore Story