Superjusticia

VI – Domingo TO – Ciclo C

• Si 15, 15-20. A nadie obligó a ser impío.
• Sal 118. Dichoso el que camina en la ley del Señor.
• 1Co 2, 6-10. Dios predestinó la sabiduría antes de los siglos para nuestra gloria.
• Mt 5, 17-37. Así se dijo a los antiguos; pero yo os digo.

En este día la Iglesia nos invita a contemplar una sección maravillosa del Evangelio, nos encontramos justamente en medio del Sermón de la Montaña, lo que ha venido conocerse como la carta magna del cristianismo, justo en los capítulos 5, 6 y 7 de san Mateo encontramos aquello que se espera de nosotros, el itinerario que hemos de recorrer en nuestro peregrinaje hacia el cielo, el modo de corresponder a la gracia de Dios que nos fue dada en el bautismo para vivir en santidad.

El texto de este día nos presenta a Jesús enseñando a sus discípulos como la vivencia de la palabra de Dios no se limita a un mero cumplimiento legal, es decir no se trata simplemente de cumplir por cumplir, sino que la palabra que ha sido dada debe ser profundizada para caminar no sólo por la vía que nos aleja del mal, sino en toda ocasión buscar el bien que custodia esa palabra y procurarlo en el mejor modo posible.

En el contexto de Jesús en que se esperaba la llega del Mesías ciertamente tenían presente que éste sería un intérprete auténtico de la ley dada en la antigüedad por medio de Moisés, recordemos que el público original de san Mateo estaba conformados por cristianos provenientes de comunidades de origen judío. Al presentar a Jesús en el Monte exhortando no sólo al cumplimiento de la Ley sino recordando su alto valor, el Divino Maestro busca llevar a sus oyentes a descubrir como la Palabra dada por Dios no pasa, sino que su vivencia debe ser profundizada cada vez más.

Jesús no se presenta solamente como un difusor o intérprete de la ley, sino como un legislador, Él, verdadero Dios y verdadero hombre, repite constantemente “ustedes han escuchado que se dijo, pero yo les digo”, Él es la Palabra de Dios hecha carne que vino a habitar entre nosotros, como lo repetimos en el Angelus, Él es el que busca llevarnos por los caminos de la perfección cristiana, que no es otra cosa sino la perfección en el amor

Hay numerosos puntos a detenernos en este Evangelio, pero para quedarnos con una idea a meditar escuchemos a Jesús que dice: “Si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos…” ahí podemos encontrar el punto de partida de las demás afirmaciones del Señor, Jesús en lengua original habla de una “super justicia”, es decir no conformarse con un mero cumplimiento formal, sino ir más allá, dejar que la Palabra dada por Dios penetre lo más profundo de nuestro ser, de modo que no sólo evitemos el asesinato de otro ser humano, sino que purifiquemos el corazón de modo que ni siquiera salgan palabras de nuestra boca con la intención de herir al otro, es más Jesús habla de procurar incluso el bien a aquel que nos procura el mal; Jesús habla de ir más allá de entrar evitar en una relación inmoral con una mujer que no es la propia, Él busca que ordenemos nuestros afectos de modo que incluso nuestra manera de ver a los demás sea con recta intención; El Señor no habla sólo de evitar litigios judiciales, sino salvaguardar las relaciones con los demás por medio del amor que se manifiesta a través del perdón; Jesús no habla sólo de no jurar, sino que va más allá, porque busca que aprendamos a vivir con transparencia, siendo sinceros con los demás.

Jesús en el fondo busca que sus discípulos descubran que detrás de la Ley está el autor de la Ley, el autor de la Palabra, y que por Él, esta palabra no es una prescripción de mínimos sino una elevación a la grandezas de la vida nueva de Hijos de Dios, la vida de plenitud en el amor, por ello esa sección concluye con un versículo de suma excelencia y sabiduría “sean perfectos como su Padre celestial es perfecto”

IMG: «Jesús y los fariseos» de Achille Mazzotti