Santa María, Madre Dios

1 de enero

Solemnidad

-Nm 6, 22-27. Invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.

-Sal 66. Que Dios tenga piedad y nos bendiga.

-Ga 4, 4-7. Envió Dios a su Hijo, nacido de mujer.

†Lc 2, 16-21. Encontraron a María y a José y al niño. A los ocho días, le pusieron por nombre Jesús.

La Iglesia nos enseña como en los Evangelios María es llamada siempre «la Madre de Jesús» incluso vemos como santa Isabel, desde antes del nacimiento del Niño y movida por el Espíritu Santo, la aclama llamándola «la madre de mi Señor» de ahí que cabe plantearnos ¿Quién es ése Niño al que María lleva en su vientre? ¿Quién es Jesús? A lo que en un acto de fe maravilloso podemos responder:

“En efecto, Aquél que ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se ha hecho verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre, la segunda persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia confiesa que María es verdaderamente Madre de Dios”

Catecismo de la Iglesia Católica n. 495

Y alguno se preguntará probablemente ¿y qué hay de tanta importancia en este hecho, como para que la Iglesia lo celebre en la Sagrada Liturgia, en el culto divino y público que damos a Dios, con una Solemnidad en especial?

Queridos hermanos, este título nos recuerda que toda gracia y privilegio del que goza nuestra Buena Madre le vino por el hecho de haber sido la elegida para ser la Madre de Jesucristo, en su vientre purísimo, nuestra humanidad se une a la divinidad de Dios.

Esto tiene dos consecuencias prácticas:

Primero, María se convierte en el anillo, en el nexo, en vínculo, donde se junta Dios y el hombre. Su maternidad no significa que es un mero instrumento pasivo en la obra de la redención, sino que es un colaboradora activa, pues en aquellas palabras dirigidas al heraldo angélico “Hágase en mí según tu palabra” ella dio su “sí” y se convirtió en el inicio de la aceptación de la salvación que Dios nos ha traído, es el inicio de la vida en comunión y amistad con el Señor.

Esto llevaría a los Padres de la Iglesia a maravillarse en Nuestra Buena Madre, san Irineo que fue obispo de Lyon en el sur de Francia desde el año 189, ya presentaba en aquellos primeros siglos del cristianismo a María como la nueva Eva, la nueva “Madre de los vivientes”, dirá:

“Como de hecho aquella (Eva) fue seducida por el discurso de un ángel para que se alejara de Dios, transgrediendo su palabra; al mismo tiempo aquella (María) fue evangelizada por el discurso de un ángel, para que llevase en sí a Dios, obedeciendo su palabra. Y si aquella (Eva) fue persuadida para desobedecer a Dios, ésta (María) fue persuadida para obedecer a Dios, para que la Virgen María se conviertiese en abogada de la virgen Eva. Y como el género humano fue ligado a la muerte mediante una virgen, así también es salvado mediante una Virgen: siendo contrabalanceada la virginal desobediencia por la virginal obediencia…”

San Irineo de Lyon, Adversus Haereses V,19,1

Segundo, del misterio de la maternidad divina, se deduce como todo lo relacionado a María santísima sólo puede comprenderse a la luz del misterio de Cristo, pues ella siempre nos reconduce a Él. Al contemplar la escena del pesebre la santísima Virgen, nos presenta quién es Aquel al que ha dado a luz, nos presenta a su Hijo, que es Dios que viene a salvarnos. De algún modo nos hacemos contemporáneos de ella, de san José, de los pastores, de los magos y de los ángeles que cantan con alegría en el cielos. Podríamos decir que la bendición que clamaban los Israelitas al decir “El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz” se hace efectiva, no se trata de una figura literaria o una idea abstracta, la bendición de Dios es concreta, la bendición de Dios para la humanidad tiene un Nombre como lo escuchamos en el santo Evangelio: Jesús.

Por eso algunos santos como san Luis María Grignon de Monfort han enseñado como el camino más corto y breve para ir a Cristo es su madre, porque fue el medio que el se eligió para llegar a nosotros. Dirá:

“Dios Hijo se ha hecho hombre para nuestra salvación, pero en María y por María. Dios Espíritu Santo formó a Jesucristo en María, pero después de haberle pedido su consentimiento por medio de uno de los primeros ministros de su corte…Jesucristo vino al mundo per medio de la Virgen María, y por medio de ella debe también reinar en el mundo”

San Luis María Grignon , Tratado de la verdadera devoción, 1

Por lo que podemos decir que, si la B.V. María tuvo un rol activo en el plan universal de salvación, también lo tendrá en el plan particular a través del cual ha pensado salvarnos a cada uno de nosotros.

En este nuestro peregrinar al cielo, en este nuestro continuo caminar para llegar a la plena unión de amor con Dios, en este continuo peregrinaje en el que nos unimos cada vez a nuestro Amado, se nos ha dado una Buena Madre, que camina con nosotros y nos lleva de la mano, podríamos decir que vamos con una compañera de viaje que vela por nosotros en esta búsqueda de la felicidad plena y perfecta que sólo encontraremos en Dios. Que hermoso recordar esto al inicio del año, comenzar con nuestra Buena Madre a recorre un año más en la historia de salvación que Dios ha querido entretejer con nosotros.

“Regocíjate, Jerusalén, y celebrad a Sión todos los que la amáis. Hoy se suelta la antigua atadura de la condena de Adán. El paraíso se nos abre, la serpiente es aplastada. En efecto, antiguamente engañó a la que ahora se convierte en Madre del Creador. ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y del conocimiento de Dios! El instrumento que trajo la muerte a toda carne se ha convertido en el primer fruto de salvación para todo el universo por medio de la Madre de Dios. Por ella el que es Dios todo perfecto se ha hecho niño, y mediante su nacimiento ha sellado los pecados con sus pañales. Como niño muy pequeño cura los dolores de parto en la aflicción de Eva. Por eso, alégrese y baile toda la creación: Cristo ha venido para restaurarla y salvar nuestras almas”

Juan el Monje, Poema sobre la natividad del Señor

Que al meditar hoy por la fe en la Maternidad Divina de María santísima, nuestra esperanza se afirme y nuestro amor se encienda, y podamos comenzar este nuevo año con la confianza puesta en el Señor, que no deja de maravillarnos con sus bendiciones.

IMG: «Nacimiento de Jesús» del Giotto