Lunes – III semana de pascua
- Hch 6, 8-15. No lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.
- Sal 118. Dichoso el que camina en la ley del Señor.
- Jn 6, 22-29. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el que perdura para la vida eterna.
El libro de los Hechos apóstoles nos comenzará a narrar la historia y el discurso del diácono Esteban, el primer mártir de la fe en Cristo Jesús, el será uno de los diáconos que los Apóstoles había consagrado para ayudarles en la labor de atención a lo más necesitados, sin embargo, como todo discípulo de Jesús el dará razón de su fe a sus contemporáneos, por ello será sometido a juicio ante el Sanedrín y finalmente morirá lapidado.
En esta primera intervención se comienza a situar el contexto, Esteban lleno del Espíritu Santo anunciará una palabra que no podrán rebatir, pero la acción divina no está sólo en su palabra sino que también hace resplandecer su rostro de la bondad que le invadía, de hecho dicen sus perseguidores que les parecía estar contemplando un ángel. Finalmente algunos más llenos quizás de orgullo que de amor por la Ley alborotaran al pueblo y presentarán falsos testigos, Esteban permanecerá fiel al Señor, imitándole hasta el último momento.
“Vieron que su rostro era como el de un ángel” dice (el texto). Esto era la gracia, y también la gloria de Mosiés. Me parece que Dios lo hizo así de resplandecinete, tal vez porque tuvo que hablar, y para que en seguida les atemorizara con su aspecto. Ciertamente existen, sí, existen rostros llenos de gracia espiritual amables para quienes los aman, y respetables y terribles para quienes los aborrecen…
¡Qué necedad! Lo acusaban por cosas que debía agradecerles, y a quienes no podían vencer en las obras, esperaba vencer con las palabras (que fue también lo que hicieron con Cristo), y siempre se fijaban en las mismas palabras. Así, les avergonzaba apoderarse de ellos sin más, y sin tener de qué acusarlos. Y fíjate cómo los mismo jueces no dan testimonio, pues les hubieran refutado, sino que sobornan a otros en vano, para que no apareciera que aquello era una vejación. Uno puede darse cuenta que lo mismo sucedió con Cristo. ¿Has advertido la fuerza de la predicación y cómo florece no solamente cuando son azotados, sino también cuando son lapidados, ni siquiera cuando son llevados a los tribunales ni cuando son expulsados de todas partes¡ Ahora, a pesar de los testigos falsos, no sólo no logran vencer (a Esteban), sino que tampoco pueden resistirlo, aunque ellos eran hombres muy desvergonzados. Con tal dominio les acorrala (Esteban), que aun cometiendo muchas incongruencias (como en el caso de Cristo) y a pesar de que pusieron todos los medios para condenarlo a muerte, claramente apareció ante todos que no era que la lucha de hombres contra hombres, sino de Dios contra hombres”
San Juan Crisóstomo, Homilías a los Hechos de los apóstoles, 15, 1-2
En el santo Evangelio continuamos la narración que nos introduce al discurso acerca del pan de vida. La gente que se había saciado con el pan y los peces anteriormente se apresura a ir en pos de Cristo, corren hasta el otro lado del lago para salir a su encuentro, ¿con qué razón? Lo dirá el mismo Jesús, persiguiendo los signos que realizaba, este será el punto de partida que utilizará el Divino Maestro no sólo para purificar su fe en Él, puesto que no era una misión meramente terrena la que venía a realizar, sino que irá más lejos aún buscará transmitirles un verdad celestial que producirá frutos de vida eterna. De momento podemos preguntarnos ¿por qué razón vengo yo donde Cristo? ¿qué busco en Él? ¿qué anhelo? ¿que cumpla mi voluntad? ¿que haga lo que yo quiero? ¿vivo buscando sólo los grandes signos y prodigios del Señor? ¿busco los milagros del Señor o al Señor de los milagros? ¿lo busco por los consuelos que me da o lo busco por quién es Él aunque no me dé esas cosas? ¿Estoy dispuesto a acoger su Palabra en mi vida? ¿Estoy dispuesto a imitarle en la sencillez y humildad en lo ordinario de la vida, estudiando, ayudando en casa, haciendo oración, etc.?
“….Me buscáis por la carne, no por el espíritu. ¡Cuantísimos no buscan a Jesús sino para que les haga bien según el tiempo! Uno tiene un negocio, busca la intercesión de los clérigos; oprime a otro uno más poderoso, se refugia en la Iglesia; otro quiere que se intervenga a su favor ante quien el primero vale poco; uno de una manera, otro de otra; cotidianamente se llena de individuos tales la Iglesia. Apenas se busca a Jesús por Jesús. Me buscáis no porque visteis signos, sino porque comisteis de mis panes. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el que permanece para vida eterna. Me buscáis a mí por otra cosa; buscadme por mí. Por cierto, se insinúa a sí mismo como ese alimento que más adelante aclara él: El que os dará el Hijo del hombre24. Creo que aguardabas comer de nuevo panes, recostarte de nuevo, saciarte de nuevo. Pero había dicho: «No el alimento que perece, sino el que permanece para vida eterna», como se había dicho a aquella mujer samaritana «Si supieras quién te pide de beber, quizá le hubieses pedido a él y te daría agua viva», cuando ella dijo: ¿Cómo tú, si no tienes pozal y el pozo es hondo? Respondió a la samaritana: Si supieras quien te pide de beber, tú le hubieses pedido a él y te daría un agua gracias a la cual quien la bebiere no tendrá más sed, porque quien bebiere de esta agua tendrá sed de nuevo25. Ella se alegró y, la que se fatigaba por el esfuerzo de sacarla, quiso recibirla como para no padecer sed corporal; y así, entre conversaciones de esta laya, llegó al pozo espiritual; también aquí sucede absolutamente de este modo.”
San Agustín, Tratados sobre el Evangelio de Juan, 25, 10
Que el Señor nos conceda la gracia en este día de saber purificar nuestra fe, para que nuestra mirada no se quede fijada en las cosas terrenas, sino que sepa alzarlas a aquellas que duran eternamente, que los busquemos a Él por si mismo, porque sólo ahí encontraremos la fuerza que nos sostiene para dar testimonio hasta el martirio como lo hiciese Esteban.
IMG: Mosaico de san Esteban protomartir en la parroquia de Taino en la región de Lombardía en Italia.