La alegría no pasará

Viernes – VI semana de Pascua

  • Hch 18, 9-18. Tengo un pueblo numeroso en esta ciudad.
  • Sal 46. Dios es el rey del mundo.
  • Jn 16, 20-23a. Nadie os quitará vuestra alegría.

Seguimos acompañando a san Pablo en su misión de anunciar el Evangelio, el Espíritu Santo conduce la vida del apóstol a través de las dificultades que ha de enfrentar, es el Señor quien lo motiva a continuar su ministerio de predicador no obstante las trabas que prueba en el camino, es precioso escuchar cuanta ama Dios a los hombres en aquellas palabras que hemos escuchado “tengo un pueblo numero en esta ciudad”, en ellas vemos como Dios se preocupa por aquellos a los que quiere salvar, no es iniciativa de Pablo el estar ahí, Dios lo quiere, y su presencia por un tiempo prudencial, más de un año dará solidez a la comunidad que se estaba formando.

Todo aquel que anuncia el Evangelio, lo cual debería hacer todo cristiano, debe siempre tener presente que uno no va en nombre propio, va en nombre de uno más grande, los mejores parámetros de una misión no serán los datos estadísticos de cuantos conversos hay, podríamos pensar en el ejemplo de las redes sociales, no se trata de cuántos seguidores, “me gusta” o “compartir” ha recibido una publicación, aunque este pudiera dar un indicio, sino cómo esa Palabra que ha sido anunciada ha venido de la contemplación del Señor y ha llevado a otros a disponerse al encuentro con el Señor.

El éxito de un misionero no esta tanto en cuantos auditorios es capaz de llenar, sino en cuántos de sus oyentes son movidos a la conversión, y es ahí donde está la piedra de toque, porque no ningún misionero convierte a otro, esta es obra del Señor, el misionero con testimonio de vida y su palabra lo que hace es preparar el terreno. En realidad, quizás, los éxitos de una misión sólo serán vistos en el cielo.

Si nosotros buscamos éxitos terrenos, estas palabras nos podrían generar tristeza o desánimo, pero si ponemos la mirada en el cielo, ellas nos harán sentirnos más comprometidos con nuestra labor de dar testimonio del Resucitado, quien sabe cuántos hombres y mujeres podremos motivar nosotros para acercarse al Señor, no nos podemos permitir voluntariamente un mal ejemplo, nuestra misión es muy importante.

La persecución es parte de la misión, sin embargo aunque Pablo estaba listo a defenderse de las acusaciones que se le hacía, el desenlace fue otro, los judíos de aquella región decían que hablaba contra la ley, pero no especificaban cual ley, por lo que la pregunta era maliciosa, porque al procurador romano no le interesaba tratar en asuntos judíos, pero al no ser específicos juegan con las palabras posiblemente para hacerle pensar que estaba actuando contra la ley romana. Galión no se deja sorprender, y con su actitud simplemente muestra como el mal termina por eliminarse a sí mismo, este es un principio curioso de la vida, aunque el mal pueda crecer exponencialmente siempre terminará por jugarse una mala pasada a sí mismo, y es que del mal nada puede salir, sólo el bien es durable porque sólo el bien es creativo.

En medio de un mundo que muchas veces nos busca hacer pensar que hemos de vivir muchas veces como los grandes derrotados si profesamos con integridad nuestra fe, en medio de un mundo en el que parece que Cristo esta ausente porque no vemos trazos de bien por ningún lado, hemos de recordar que la perseverancia en fidelidad al Señor y a su palabra será recompensada, la tristeza pasará, los sufrimientos pasarán, pero el premio por haber sabido sufrir, eso no pasará.

Un momento difícil lo viven todos, pensemos en los apóstoles que en el Evangelio de hoy están escuchando la despedida de Jesús, cuanta angustia embargaría su corazón, cuanta mayor se hará una vez sea apresado, despreciado, maltratado hasta el punto de morir crucificado. Sin embargo, Jesús les dice, que esa situación pasará porque Él habrá de volver, es imposible que luego de la Resurrección los apóstoles no descubriesen en las palabras de despedida de Jesús un nuevo sentido. La muerte, ya no mata, no tiene la última palabra, Cristo ha triunfado, por nuestra alegría no nos será quitada como decía a sus apóstoles.

Por ello hermanos al escuchar la palabra del Señor en este día, cobremos nueva confianza en que fiel es Él en cumplir sus promesas, Él no nos abandona, Pablo nos da testimonio de ellos, es Dios quien lleva el control de la historia, basta que nosotros nos dispongamos a dejarnos conducir por Él.

IMG: «San Pablo» pintura del Greco