Testigos hasta el fin

Sábado – VII semana de Pascua

  • Hch 28, 16-20.30-31. Permaneció en Roma, predicando el reino de Dios.
  • Sal 10. Los buenos verán tu rostro, Señor.
  • Jn 21, 20-25. Este es el discípulo que ha escrito esto, y su testimonio es verdadero

Concluimos en este día nuestra meditación sobre el libro de los Hechos, son conmovedoras estas palabras que nos ilustran los últimos años de la vida de san Pablo, incansable misionero, predico hasta el final, presentándose con entera libertad del corazón no obstante llevaba cadenas en su cuerpo, su único interés fue anunciar el Evangelio, mostrar a todos que la esperanza de Israel había encontrado su cumplimiento en Cristo Jesús.

Se nos enseña que el verdadero protagonista del libro de los Hechos de los Apóstoles es el Espíritu Santo que guía a la comunidad naciente, es Él quien ha actuado en estos discípulos de la primera hora para ir por el mundo a anunciar la Buena Nueva de salvación, es Él quien inspiró sus palabras y obras, es Él quien les consoló en medio de las tribulaciones, es Él quien oraba en sus corazones al Padre en todo momento, es Él quien los movió a cumplir su misión en diferentes realidades, es Él quien lleno su pecho de fortaleza hasta dar el supremo testimonio de Cristo Jesús en el martirio.

En el santo Evangelio contemplamos una segunda conclusión, la del Evangelio de Juan, san Pedro pregunta a Jesús acerca del destino del discípulo amado, parece que les siguiera como un poco por curiosidad, sin embargo podríamos ver en este gesto como el corazón amante que viendo que el objeto de su amor se mueve busca seguirle, la palabras de Jesús a Pedro son como una llamada de atención para decirle que Él sabe que es lo que tiene preparado para cada uno, que debe concentrarse en lo que le ha sido dicho a él, no obstante diferentes explicaciones, permanece un tanto misterioso.

Iluminemos nuestra meditación con unas palabras de san Elredo de Rievaulx

“Ciertas personas que no tienen capacidad para ser promovidas, deducen de ello que no se les ama; si no encuentran alguien que les implique en sus tareas y sus funciones, se lamentan de que se las deja solas. Sabemos bien que eso es fuente de graves discordias entre gente que pasaban por ser amigos; y para colmo de indignación, esas personas se separan y llegan incluso a maldecirse.

Que nadie se crea abandonado a su suerte porque no se les ha concedido una determinada promoción. En referencia a esto vemos que el Señor Jesús ha preferido Pedro a Juan. De todas formas, confiriendo la primacía a Pedro, no ha retirado, en absoluto, su afecto a Juan. Ha confiado a Pedro su Iglesia; ha confiado su madre, tiernamente amada, a Juan (Jn 19,27). Ha dado a Pedro las llaves de su reino (Mt 16,19); ha descubierto a Juan los secretos de su corazón (Jn 13,25).

Pedro, pues, ocupa un lugar elevado, pero el puesto de Juan es más seguro. Pedro se siente orgulloso de haber recibido el poder. Cuando Jesús dice: «Uno de vosotros me entregará» (Jn 13,21) tiembla y aterroriza juntamente con los otros; Juan, enardecido por estar tan cerca del Señor, instigado por Pedro, le pregunta para saber de quien se trata. Pedro se entrega a la acción; Juan queda puesto aparte para dar testimonio de su amor, según la palabra: «Quiero que quede así hasta que yo vuelva». Nos ha dado ejemplo para que también nosotros hagamos igual.”

Sobre la amistad, III, 115s

La palabras conclusivas de san Juan son estimulantes, muchas cosas hizo nuestro Señor, tantas que no cabrían en el mundo los libros si se escribiesen, toda la vida de Cristo fue hacer el bien para gloria del Padre, ¿no debería ser acaso así también nuestra vida?

En las últimas semanas de la Pascua contemplamos las últimas palabras de Cristo en el que se ha conocido como su testamento y en las apariciones a Pedro y Juan, así como también los últimos acontecimientos de la vida de san Pablo, este día es un día de finales, estos grandes hombres testigos del Señor, nos han mostrado no sólo cómo se habla de Jesús sino quien es Jesús, el misionero cristiano sabe que la Palabra que anuncia y busca transmitir no es solamente una teoría, una doctrina, una verdad especulativa, no, lo que busca transmitir es una vida nueva, la de Cristo Jesús.

Que el Señor nos conceda la gracia de disponer nuestros corazones a la llegada del Espíritu Santo, para que actuando como lo hizo en aquellos primeros discípulos, también nosotros podamos ser los testigos de Cristo en el siglo XXI.