28 de enero – Santo Tomás de Aquino
La Sagrada Liturgia nos propone en este día en celebrar la memoria de santo Tomás de Aquino, doctor de la Iglesia, a quien algún predicador ha atribuido el título de príncipe de la teología, debido a la grandeza de su obra, de hecho, su doctrina ha sido sugerida por los Papas como un camino seguro para acercarse a profundizar los misterios de nuestra fe, sin duda el amor de Cristo y a Cristo fue el movimiento de toda su obrar.
«Si el hermano de un rey estuviera lejos, ciertamente anhelaría poder vivir a su lado. Pues bien, Cristo es nuestro hermano: por tanto, debemos desear su compañía, llegar a ser un solo corazón con él»
Santo Tomás de Aquino
Al gran don que el Señor le concedió para exponer doctrinalmente la fe, se le acompaña su sólida vida de oración, sus biógrafos narran diversos acontecimientos que nos muestran a un hombre que supo interiorizar en su vida el Evangelio, fue un hombre que buscó compaginar siempre estas realidades bastaría contemplar el escrito que el Oficio de Lectura nos propone hoy, en el contempla a Cristo Crucificado como modelo todas las virtudes.
«…la pasión de Cristo basta para servir de guía y modelo a toda nuestra vida. Pues todo aquel que quiera llevar una vida perfecta no necesita hacer otra cosa que despreciar lo que Cristo despreció en la cruz y apetecer lo que Cristo apeteció. En la cruz hallamos el ejemplo de todas las virtudes.
Si buscas un ejemplo de amor: Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos. Esto es lo que hizo Cristo en la cruz. Y por esto, si él entregó su vida por nosotros, no debemos considerar gravoso cualquier mal que tengamos que sufrir por él.
Si buscas un ejemplo de paciencia, encontrarás el mejor de ellos en la cruz. Dos cosas son las que nos dan la medida de la paciencia: sufrir pacientemente grandes males, o sufrir, sin rehuirlos, unos males que podrían evitarse. Ahora bien, Cristo, en la cruz, sufrió grandes males y los soportó pacientemente, ya que en su pasión no profería amenazas; como cordero llevado al matadero, enmudecía y no abría la boca…Si buscas un ejemplo de humildad, mira al crucificado: Él, que era Dios, quiso ser juzgado bajo el poder de Poncio Pilato y morir…
Si buscas un ejemplo de obediencia, imita a aquel que se hizo obediente al Padre hasta la muerte…Si buscas un ejemplo de desprecio de las cosas terrenales, imita a aquel que es Rey de reyes y Señor de señores, en el cual están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia, desnudo en la cruz, burlado, escupido, flagelado, coronado de espinas, a quien, finalmente, dieron a beber hiel y vinagre. No te aficiones a los vestidos y riquezas, ya que se reparten mi ropa; ni a los honores, ya que él experimentó las burlas y azotes; ni a las dignidades, ya que, entretejiendo una corona de espinas, la pusieron sobre mi cabeza; ni a los placeres, ya que para mi sed me dieron vinagre.»
Sus obras son de diversa índole entre ellas tenemos comentarios a la Sagrada Escritura fruto de la reflexión teológica y patrística, textos filosóficos, conferencias, etc. se cuentan alrededor de 130 obras para un hombre que vivó 49 años. Entre ellas destaca de modo especial la Suma Teológica, un tesoro precioso que busca profundizar en el misterio de Dios, meditando quien es Dios en sí mismo y su existencia, Él es principio y fin de todas las criaturas, todas dependen de Él; para luego llegar a preguntarse sobre el misterio del hombre frente a Dios o mejor dicho Dios como fin último del hombre, , y los medios aptos para alcanzar tal fin, por lo que Él está presente a través de la gracia en el cristiano, particularmente en los santos; en su tercera parte meditará sobre los misterios de Jesucristo, camino para llegar al fin para el cual fue creado el hombre y que actúa por los sacramentos como medios en los que se nos transmite la vida de la gracia.
El Papa Benedicto XVI en 2010 dedicó tres Catequesis a presentarnos al Doctor Angélico, en ellas nos diría que:
«La vida y las enseñanzas de santo Tomás de Aquino se podrían resumir en un episodio transmitido por los antiguos biógrafos. Mientras el Santo, como acostumbraba, oraba ante el crucifijo por la mañana temprano en la capilla de San Nicolás, en Nápoles, Domenico da Caserta, el sacristán de la iglesia, oyó un diálogo. Tomás preguntaba, preocupado, si cuanto había escrito sobre los misterios de la fe cristiana era correcto. Y el Crucifijo respondió: «Tú has hablado bien de mí, Tomás. ¿Cuál será tu recompensa?». Y la respuesta que dio Tomás es la que también nosotros, amigos y discípulos de Jesús, quisiéramos darle siempre: «¡Nada más que tú, Señor!» (ib., p. 320).»
Benedicto XVI, Audiencia, 2 de junio de 2010
Que al meditar el ejemplo de vida de santo Tomás de Aquino, el Señor nos conceda la gracia de renovar nuestro ardor por conocerle y amarle cada día con mayor intensidad.
IMG: Vitral Iglesia de san Patricio en Ohio