Generosidad en la entrega

Contemplamos en este día la sabiduría del libro del Sirácida y en ella la importancia de hacer corresponder nuestros actos religiosos con una adecuada disposición interior. El sabio del Antiguo Testamento, Ben Sirac, comienza a identificar los diferentes sacrificios rituales que se ofrecían al Señor con diferentes tipos actos virtuosos como la observancia de la ley, el agradecimiento para con el Señor, la compasión por el hermano al dar limosna, apartarse del mal, etc. 

Recordando de esta manera a aquel que escuchaba su palabra la oportunidad de reflexionar acerca de la importancia de la coherencia de vida que habría de manifestar la persona que se acercaba a tributar el culto al Señor. De un modo especial aclarará que la actitud fundamental es la de la generosidad en las ofrendas dadas al Señor, que, aunque implica ciertamente una acción externa invisible, debe estar fundamentada en una disposición interna del corazón. 

El que ama, cuando da algo a su amado lo hace con gusto, de hecho, no considera como una pérdida aquello que entrega sino que al contrario es una ocasión de alegría, ya que nada le ocasiona más contento que haber podido propiciar un bien para aquel al que ama, su gozo está en serle agradable.

Esto mismo encontramos a la base del Evangelio de este día, ha sucedido justo antes de esta inquietud de Pedro, el encuentro entre Jesús y el joven rico, el apóstol pregunta acerca de la retribución de aquellos que se decidan no sólo a dejarlo todo sino a seguirle a Él, y la respuesta de Jesús es maravillosa, en el fondo quien se da del todo a Él que el Todo, lo viene a poseer todo, porque se identifica con Él hasta el punto de padecer con Él, es decir en la persecución el cristiano encuentra la unión más profunda con su Señor porque se une a Él en el acto supremo de amor con la firme esperanza de la vida eterna. Bien lo decía san Juan de la Cruz en una de sus poesías hablando del alma cristiana “la amada es en el Amado transformada”.

Lecturas: Martes – VIII semana de TO – Año impar

• Si 35, 1-12. Quien guarda los mandamientos ofrece sacrificios de comunión.

• Sal 49. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.

• Mc 10, 28-31. Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna.

IMG: «Monje repartiendo limosna» de Johann Moritz Rugendas