Oídos abiertos

XXIII Domingo del TO – Ciclo B

¡Cuánta bondad! ¡Cuánta generosidad! ¡Cuánta misericordia manifiesta el Señor Jesús por todos los hombres! Su amor tan dulce y tan suave le mueve a socorrer a aquel sordomudo del cual se nos habla hoy en el Evangelio, aquel hombre que vivía privado de la audición y del habla es una imagen del estado del hombre cuando vive engañado por las seducciones del mal puesto que cuando presta atención al ruido del mundo se vuelve sordo ante la voz del Señor y quien no es escucha su Palabra ¿de qué cosa podrá hablar?

Juan Taulero un gran maestro de vida espiritual del siglo XIV notaba esto, decía que esta sordera era causada por “cuchicheo” del enemigo y se preguntaba “¿En qué consiste, pues, este cuchicheo dañino del enemigo? Es todo este desorden que él te hace ver; te seduce y te persuade para que lo aceptes, siviéndose para ello del amor o de la búsqueda de las cosas creadas de este mundo y de todo lo que va ligado a Él: bienes, honores, incluso amigos y parientes, es decir, tu propia naturaleza,  y todo lo que te trae el gusto de los bienes de este mundo caído. En todo esto consiste su cuchicheo…” Ante este panorama gris y sombrío, triste y desolador, desabrido y lleno de confusión se opone radicalmente el amor de Cristo que nos sale al encuentro, su amor incondicional no se reserva nada y por la gracia de su sangre derramada en la cruz nos libera de nuestra sordera, continuando su discurso Taulero dice: “Pero viene nuestro Señor, mete su dedo sagrado en la oreja del hombre y la saliva en su lengua, y el hombre encuentra de nuevo la palabra” (Juan Taulero, Sermón 49)

Esta son la “Mirabilia Dei”, las maravillas del Señor, que una y mil veces nos muestra cuanto amor y compasión nos tiene, y nos va sacando de nuestra situación de muerte, llevándonos a gozar de su misma vida, porque recuerda, no sólo recuperas el oído y el habla, sino que por la gracia de Dios, eres capaz de escuchar su misma voz y proclamar sus misericordias. Verdaderamente podemos decir con aquella multitud Jesús “Todo lo hace bien”.

Benedicto XVI en alguna ocasión comentaba  “¿cómo podemos discernir la voz de Dios entre las mil voces que escuchamos cada día en nuestro mundo? Yo diría que Dios habla con nosotros de muchísimas maneras. Habla por medio de otras personas, por medio de los amigos, de los padres, del párroco, de los sacerdotes —aquí, os habla a través de los sacerdotes que se encargan de vuestra formación, que os orientan—. Habla por medio de los acontecimientos de nuestra vida, en los que podemos descubrir un gesto de Dios. Habla también a través de la naturaleza, de la creación; y, naturalmente, habla sobre todo en su Palabra, en la sagrada Escritura, leída en la comunión de la Iglesia y leída personalmente en conversación con Dios.”

En este mes de la Biblia que importante recordar esto, ella fue inspirada por el Espíritu Santo que según la Tradición de la Iglesia es el mismo dedo de Dios, que gran misterio el que se manifiesta en el modo de curar al enfermo, continuaba el Papa Emérito diciendo “Es importante leer la sagrada Escritura, por una parte, de modo muy personal, y realmente, como dice san Pablo, no como palabra de un hombre o como un documento del pasado, como leemos a Homero o Virgilio, sino como una palabra de Dios siempre actual, que habla conmigo. Aprender a escuchar en un texto, que históricamente pertenece al pasado, la palabra viva de Dios, es decir, entrar en oración, convirtiendo así la lectura de la sagrada Escritura en una conversación con Dios.” (Benedicto XVI, 17 de febrero de 2007)

Roguemos al Señor nos conceda la gracia de ser curados de nuestras sorderas, que se manifiestan en egoísmos, rebeldía, altanería, orgullo, pensamientos negativos, etc. Y abriéndonos a la escucha de su Palabra podamos descubrir las maravillas de la obra de Dios en la historia de la humanidad para que así podamos proclamarlas al mundo entero.

Lecturas

• Is 35, 4-7a. Los oídos de los sordos se abrirán, y cantará la lengua del mudo.

• Sal 145. Alaba, alma mía, al Señor.

• St 2, 1-5. ¿Acaso no eligió Dios a los pobres como herederos del Reino?

• Mc 7, 31-37. Hace oír a los sordos y hablar a los mudos.

IMG: Detalle de la Pintura de Bartholomeus Breenbergh donde se ve a Jesús que cura al sordo mudo