Hablo a lo humano en atención a la flaqueza de su carne. Igual que ofrecieron sus miembros al servicio de la impureza y de la iniquidad para cometer iniquidades, ofrezcan ahora sus miembros al servicio de la justicia para la santidad. Cuando eran esclavos del pecado, estaban libres respecto de la justicia. ¿Qué fruto obtenían entonces de esas cosas que ahora los avergüenzan? Pues su final es la muerte. Ahora, en cambio, liberados del pecado y hechos siervos de Dios, dan su fruto para la santidad; y tienen como fin la vida eterna. Pues el salario del pecado es la muerte; en cambio el don de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.

San Pablo prosigue su carta con una afirmación que podríamos dar como la definición más clara de conversión, si antes se empeñó alguien para buscar lo que era contrario a la voluntad de Dios ahora debe buscar todo lo que sea conforme a ella. Es increíble pensar cuanto esfuerzo la industria del mal pone en sus maquinarias y como muchos caen en sus garras, no sólo como víctimas sino también como cómplices, y sin embargo en aquello que se hace el bien, en que se promueve el verdadero amor, pocos quieren aventurarse.

Cuando alguien busca entrar en la conversión del corazón lo propio será combatir actuando por contrarios, se buscaba satisfacer su gula con grandes comilonas y borracheras, entonces buscar comer proporcionadamente, abstenerse de bebidas, evitar la voracidad y ocasiones de caer en esas situaciones serán un remedio que podría ayudar, pero así como se empeñaba en lo primero deberá empeñarse en lo segundo, incluso podría caminar aún un kilómetro más y buscar compartir sus bienes proveyendo alimento a personas que no lo tienen, dando el dinero que gastaría en platillos suculentos a los pobres, ofrecer ayunos en expiación por los pecados cometidos por otros etc. En esto apoya mucho un Director Espiritual.

Y esto que pongo de ejemplo frente a la relación desordenada con la comida y bebida, podría aplicarse a otros vicios, lujuria, egoísmo, soberbia, pereza, vanagloria, etc. Aprender a ir a lo concreto, no se trata sólo de identificar el vicio, sino como se manifiesta y cuál es el acto virtuoso que se le opone, estableciendo pasos concretos.

A menudo, lo que falta no es la motivación, sino la concreción de un plan adecuado para luego dar el primer paso. Los frutos podrán verse más adelante en el camino, el primero de ellos será la reforma de costumbres pero no sólo es eso, sino más aún es la alegría que viene al descubrir como en la una vida recta, moderada, una vida según la voluntad de Dios, el hombre descubre su libertad. Ya no hay esclavitud al pecado, sino el corazón de un hijo amado del Padre, un corazón que goza la vida eterna.

Que el Señor nos conceda la gracia de aprender a identificar los pasos concretos en los que podemos ir progresando en el camino que nos conduce a Él

IMG: Vitral que presenta a san Pablo predicando elaborado por Joseph Ehrismann