Hoy celebramos a uno de los primeros llamados por el Señor, de hecho, se le conoce como «el protóclito» el primer llamado. Ciertamente la figura de los apóstoles es importantísima en la difusión del Evangelio y en la vida de la Iglesia en general. Cuando contemplamos a san Andrés, encontramos un rostro muy humano, que a veces pregunta como sucederán las cosas, como en la multiplicación de los panes, pregunta tan natural como humana ante la escasez que había del alimento; es un hombre con capacidad de asombro, se maravilló en alguna ocasión al ver la grandeza del antiguo Israel, ello le mereció el anuncio de una realidad más grande aún; luego vemos como su mismo nombre, fue pensado por Dios, para hacerle vínculo con los griegos, predisponiéndolo de alguna manera para anunciar la buena nueva a todos los hombres.
Más allá de todo esto, sorprende siempre, como el Señor se eligió a lo que para este mundo pasa desapercibido para obrar sus maravillas. Andrés era un pescador, un oficio honesto y modesto, como muchos otros. Sin embargo, en él habitaba una deseo sincero y ardiente por el Señor, ello se ve sobre todo en la prontitud de su respuesta ante la llamada del Señor, el cuarto evangelio nos dice que tal era su deseo de conocer al mesías que era incluso discípulo de Juan Bautista, es un hombre que preparó su corazón para el encuentro y una vez llegado el momento no dudo en caminar tras el «Cordero de Dios que quita el pecado del mundo»:
En este tiempo de adviento también nosotros como san Andrés vamos buscando al Señor, vamos deseosos de encontrarnos con Él, esta sensibilidad ante su paso por nuestra historia nunca la hemos de perder, buscar a Dios en todo, recordemos la palabra del libro de la sabiduría, ella se deja encontrar de los que le buscan, ese anhelo de felicidad que todos llevamos dentro es el mejor camino para disponernos a preparar el corazón, importante será estar atento al paso del Señor y no dudar en ir tras de él, lanzarnos a la primera con la confianza puesta en Jesús, también hoy a nosotros nos llama, también a nosotros dice aún «ven y sígueme», también Él quiere hacerte parte de aquellos a quienes llama sus amigos y compartir contigo los tesoros de su amor.
En él se cumple la palabra del salmo 37: «El Señor colmará los anhelos de tu corazón»
IMG: «San Andrés» de Yoan de Gabrovo