Breve Historia de la Devoción al S.C.
En los primeros siglos del cristianismo, los santos Padres de la Iglesia así como otros escritores contemplaron el Corazón de Jesús como la «fuente de vida eterna”. El corazón abierto de Jesús es, para ellos, el lugar de donde manan los sacramentos: la sangre y el agua brotan del costado herido de Jesús, son símbolos de la Eucaristía y al Bautismo, los sacramentos fundamentales para gozar de la vida de la gracia, de la vida eterna a la que nacemos como hijos de Dios, por ello también aquel momento en el Calvario sería considerado por algunos incluso el momento del nacimiento de la Iglesia.
Escuchemos el testimonio de san Juan Crisóstomo:
“No accidentalmente o porque casualidad brotaron tales arroyos, sino porque la Iglesia había sido fundada a partir de ambos. Sus miembros saben esto, puesto que han venido a la vida por el agua y son alimentados por la carne y la sangre. Los misterios tienen su fuente ahí, de modo que cuando te acerques al cáliz sobrecogedor debes ir como si fueses a beber se su mismísimo costado” (Homilías sobre el Ev. De Juan, 85, 3)
Hacia el medioevo cristiano encontramos diferentes santos y escritores que buscaran profundizar en el misterio del costado abierto del redentor, meditaran en su dulce amor, por ejemplo veamos a san Pedro Damián en el siglo IX que diría:
“…en el pecho de Jesús están escondidos todos los bienes de la sabiduría y de la ciencia, el saca de ese tesoro celeste caridades abundantes capaces de enriquecer nuestras penurias y nuestra pobreza, ahí se encuentran inmensas riquezas que prodiga generosamente para la salvación del mundo entero…En ese pecho encontramos las armas para defendernos, una ayuda poderosa contra las tentaciones y las más puras delicias en este valle de lágrimas. Están afligidos, el recuerdo de sus pecados les preocupa ? Entren en el Corazón de Jesús, un refugio seguro para los desdichados » Sermón 63 sobre san Juan.
También en este siglo encontraremos también las experiencias de fenómenos extraordinarios de algunas místicas, como santa Lutgarda quien vivirá la misma experiencia de intercambio de corazones que viviese santa Margarita siglos más tarde, o también santa Gertrudis a quien san Juan se apareciese en visiones y le comentase las grandes gracias que recibió mientras estuvo recostado en el pecho de nuestro redentor en la Última Cena, o santa Angela de Foligno (siglo XIII) que vivió entre sufrimientos y éxtasis, según el testimonio que dio a su confesor ella cuenta como en una ocasión mientras soñaba le fue mostrado el Corazón de Cristo y se le dijo “En este Corazón no hay mentira, todo es verdad” (Vida, pass.13)
Poco siglos más tarde encontraremos a dos de los grandes apóstoles del culto o devoción al Sagrado Corazón como la conocemos hoy, san Juan Eudes y santa Margarita María. San Juan Eudes compondrá diferentes oficios litúrgicos para adorar al Corazón de Jesús, de hecho sus meditaciones sobre el amor del Señor pasaran a ser en gran medida la doctrina que nosotros consideramos hoy y de la cual hablaremos en breve. Santa Margarita María viviría la experiencia de las visiones del Sagrado Corazón que pediría adoración y reparación por los pecados cometidos contra la Santísima Eucaristía, ella buscará promover la devoción en medio de su convento no obstante los grandes sufrimientos físicos que experimentaba ya que le fue concedido unirse a los sufrimientos de Jesús por una gracia especial y los sufrimientos morales por las incomprensiones departe de otras hermanas miembros del monasterio. Finalmente vería hacia el final de su vida como la devoción se comenzaría a extender.
La devoción se difundió rápidamente y no faltaron sus críticos, sobre todo provenientes de corrientes de una espiritualidad rigorista que se había ido formando durante varios siglos, incluso convocarían un falso sínodo en el que llamarían la devoción al Corazón de Jesús como idolatría, el Papa Pio VI condenó en 1788 esa intervención y más en general cualquier oposición doctrinal y práctica a la devoción al Sagrado Corazón.
Los apóstoles del Sagrado Corazón son muchísimos, muchos sacerdotes, laicos, religiosos y religiosas, podríamos destacar en el siglo XX a Santa Teresita de Jesús y Santa Faustina Kowalska quienes contemplarían este misterio de amor, a través de los ojos de la misericordia divina.
Hacia nuestros días san Juan Pablo II, Benedicto XVI y el Papa Francisco han hablado de Él en diversas ocasiones a través de sus intervenciones en Cartas, Ángelus, Catequesis en Audiencia General y Homilías [1].
Por ejemplo, el Papa Francisco diría el 9 de junio de 2013 “el Corazón de Jesús es el símbolo por excelencia de la misericordia de Dios; pero no es un símbolo imaginario, es un símbolo real, que representa el centro, la fuente de la que brotó la salvación para toda la humanidad… la misericordia de Jesús no es sólo un sentimiento, ¡es una fuerza que da vida, que resucita al hombre!»
Al contemplar este panorama, aunque sea a grandes rasgos vemos, querido hermano, como esta devoción no es una entre tantas Pio XII de hecho diría que “ jamás ha estado completamente ausente de la piedad de los fieles” (HA 25), y es que volvernos a contemplar el Corazón de Cristo es contemplar su amor por el Padre y por nosotros, es entrar en contacto con la misericordia misma, es ir de la mano de la gran tradición de la Iglesia que no cesa de recordarnos cuanto nos ha amado nuestro Redentor y cómo constantemente nos llama a la conversión para que podamos gozar en plenitud de la vida de la gracia a la cual renacimos por las aguas del Bautismo.
[1] San Juan Pablo II:. en la Encíclica Redemptor Hominis, en la Homilía pronunciada el 31 de mayo de 1992, la catequesis de 8 junio de 1994 y los Angelus del 11 de junio de 1999, 2 de julio de 2000 y 23 de junio de 2002. Benedecito XVI: Angelus el 25 de junio de 2006, la Carta al Prepósito General de la Compañía de Jesus del 15 de mayo de 2006, la Catequesis de 1 de junio de 2008, la homilía pronunciada en la Misa de inauguración del año sacerdotal el 29 de junio de 2009. Francisco: Angelus del 9 de junio de 2013; así como las homilías del 7 de junio de 2013, 27 de junio de 2014 y 12 junio de 2015