Catequesis para Pequeñas Comunidades y
Comunidades Eclesiales de Base
18/08/2022
“Así como en la vida humana el camino que se aparta de la rectitud es muy ancho, así el que sale del que conduce al reino de los cielos se encuentra en una gran extensión de errores. El camino recto es estrecho y tiene pendientes peligrosas, tanto a la izquierda como a la derecha; como sucede en un puente, desde el cual se cae al agua inclinándose a un lado o a otro (in Reg. brev. ad inter., 240). – En efecto, el alma vacila siempre, cuando reflexiona en la eternidad se decide por la virtud. Pero cuando mira lo presente prefiere los placeres de la vida. Aquí ve la sensualidad y los deleites de la carne, allí la sujeción y la servidumbre y cautiverio de la misma. Aquí la embriaguez, allí la sobriedad. Aquí las risas disolutas, allí la abundancia de lágrimas. Aquí las danzas, allí la oración. Aquí el canto, allí el llanto. Aquí la lujuria, allí la castidad (in Psalm. 1).” San Basilio
Oración inicial. Nos ponemos en presencia de Dios para comenzar nuestra reunión, pedimos la luz del Espíritu Santo para acercarnos a la Sagrada Escritura, solicitamos la gracia de un corazón dócil y un oído atento para vivir con fruto este momento.
Celebración de la Palabra
• Is 66, 18-21. De todos los países traerán a todos vuestros hermanos.
• Sal 116. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
• Hb 12, 5-7. 11-13. El Señor reprende a los que ama.
• Lc 13, 22-30. Vendrán de oriente y occidente y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
¿Mis actitudes y comportamientos manifiestan esta apertura de Dios a todos los hombres?
La apertura de Dios implica un serio compromiso con la evangelización ¿aún mantengo encendida la llama misionera? ¿qué he hecho en esta semana para transmitir a alguien la fe?
¿Me dejo corregir por el Señor? ¿Cuándo fue la última vez que enmendé mis comportamientos habiendo al escuchar un texto de la Escritura, del Magisterio o en dirección espiritual?
¿Me esfuerzo por entrar en la puerta estrecha?
Catequesis
El santo Evangelio que contemplamos este domingo comienza por una pregunta que ha llevado en ocasiones a la angustia de algunas personas, ha llevado a los teólogos a discurrir por muchas vías para poder dar alguna explicación, pero lo más importante es la respuesta que da Cristo y el efecto que tiene en la vida del que está dispuesto a escucharlo.
Pareciera que nuestro Señor no da una respuesta a la inquietud de aquel hombre, no dice cuántos ni siquiera dice si son muchos o son pocos. Quizás si se hubiera inclinado por una respuesta afirmativa a la pregunta de aquel hombre muchos desesperarían o si hubiera dada una negativa muchos se dejarían llevar por la presunción y no se esmerarían en el seguimiento de Cristo (nótese que “desesperación” y “presunción” son ambos pecados contra la esperanza), ciertamente la respuesta del Divino Maestro nos muestra como su sabiduría es mayor que la de Salomón, Jesús nos hace poner la mirada en algo que es mucho más importante para nosotros aquí y ahora que conocer un número, Él nos interpela y nos invita poner un vivo interés en nuestra propia salvación, su respuesta no habla de “cantidad” sino de responsabilidad”.
En la respuesta del Señor encontramos 4 puntos a destacar: la salvación exige esfuerzo “esfuércense por entrar por la puerta, que es angosta”; se excluyen de la salvación “aquellos que obran el mal” y en el Reino entran aquellos que son como los patriarcas y profetas, que hicieron en el bien, que hicieron la voluntad del Señor; y la posibilidad de salvación para los gentiles “vendrán muchos de oriente y del poniente, del norte y del sur y participarán en el banquete del Reino de Dios” y de condenación para los judíos, los que seguían al Señor para aprender de Él en su mayoría pertenecían al pueblo elegido ¿cómo habrían acogido aquellas palabras “no sé quienes son ustedes” “entonces llorarán y se desesperarán” “ustedes se vean echados fuera”?
Jesús corrige así una visión que tenían muchos de sus contemporáneos que pensaban que el judío se salvaba sólo por el hecho de haber nacido como tal sin pensar en su responsabilidad, y habían olvidado como los profetas anunciaban incluso desde antiguo que los tiempos mesiánicos estarían caracterizados por la congregación de todos los pueblos en torno al banquete celestial.
“Todos los hombres están llamados a entrar en el Reino. Anunciado en primer lugar a los hijos de Israel (cf. Mt 10, 5-7), este reino mesiánico está destinado a acoger a los hombres de todas las naciones (cf. Mt 8, 11; 28, 19). Para entrar en él, es necesario acoger la palabra de Jesús” Catecismo n.543
El anuncio del Evangelio a todo el mundo nos lleva a replantearnos nuestra historia, para verla a la luz de la Historia de la Salvación, porque así como el Señor hizo alianza con el antiguo pueblo de Israel, también ha hecho una alianza con nosotros, al haber dado su vida por nosotros en la Cruz nos abrió las puertas del Reino, ¿estoy caminando hacia él? Por amor nos ha otorgado su gracia para peregrinar hacia la patria celeste ¿estoy haciendo “uso” de ella? O mejor dicho ¿estoy viviendo según la gracia de Dios que me fue dada para mi salvación y la de aquellos que se convierten en compañeros de viaje por el camino?
Ante la cuestión de sí son muchos o son poco debemos caminar con confianza, sabiendo que:
- Podemos confiar en la misericordia de Dios, santo Tomás de Aquino diría que Dios recompensa siempre al justo más de lo que merece y castiga siempre al culpable menos de lo que merece. Incluso el purgatorio es señal de ese amor misericordioso de Dios.
- Podemos confiar en la justicia de Dios: que no sólo hemos de considerar en su aspecto vindicativo (castigo del culpable, o premio del justo) sino en su aspecto distributivo Dios da a todos las gracias que necesitan para llegar a la comunión plena con Él. Santa Teresita decía “ser justo no es sólo mostrar severidad con los culpables; es asimismo reconocer las intenciones buenas y premiar la virtud” y recordaba el salmo que dice “es compasivo y lleno de dulzura, tardo en castigar y pródigo de misericordias. Porque conoce nuestra flaqueza y se acuerda de que no somos más que polvo” (Sal 102)
- La voluntad salvífica universal de Dios que hemos escuchado en el profeta Isaías y en el Evangelio “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”, aunque no podemos negar que si alguien muere obstinado en el pecado mortal negándose a la misericordia de Dios sufrirá la condenación.
- Los auxilios de nuestra Buena Madre, que intercede por nosotros, como mediadora de todas las gracias, como auxilio del cristiano, como refugio de los pecadores o consuelos de los afligidos, y en modo semejante contamos con la ayuda de los santos.
- El Señor nos ofrece su gracia a través de su Iglesia en los santos sacramentos particularmente la santísima Eucaristía y la Reconciliación a los cuales podemos y estamos invitados a acudir frecuentemente, especialmente en el Domingo día del Señor. Pero también los otros sacramentos, en las aguas del Bautismo hemos renacido a la vida de la gracia y podemos hacer frecuentemente memoria de él para que nuestra fe no venga a menos; hemos recibido el don del Espíritu Santo en la confirmación para lanzarnos en este combate espiritual contra el pecado, el mundo, el demonio y la carne. Los esposos cristianos, obtienen de su unión matrimonio tantos beneficios de todos los actos de amor que tienen el uno con el otro, sea que vayan en la línea de la ternura o de la corrección, del sacrificio o del gozo, marido y mujer son el uno para el otro camino al cielo. Ante los peligros graves de salud y la avanzada edad el Señor nos ofrece la santa Unción de los enfermos, para que libres de nuestros pecados, alcancemos la salvación y seamos confortados en la enfermedad. Y ¿qué no decir del sacramento del Orden? El sacramento de la misión apostólica a través del cual se nos dispensa la gracia sacramental.
Las promesas mesiánicas han visto su cumplimiento de apertura universal en la Iglesia a la cual llamamos “sacramento universal de salvación” porque a través de ellas son convocados para recibir la gracia de Dios mediante los sacramentos.
«La Iglesia es en Cristo como un sacramento o signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano Ser el sacramento de la unión íntima de los hombres con Dios es el primer fin de la Iglesia. Como la comunión de los hombres radica en la unión con Dios, la Iglesia es también el sacramento de la unidad del género humano. Esta unidad ya está comenzada en ella porque reúne hombres de toda nación, raza, pueblo y lengua (Ap 7, 9); al mismo tiempo, la Iglesia es signo e instrumento de la plena realización de esta unidad que aún está por venir.
Como sacramento, la Iglesia es instrumento de Cristo. Ella es asumida por Cristo como instrumento de redención universal, sacramento universal de salvación, por medio del cual Cristo manifiesta y realiza al mismo tiempo el misterio del amor de Dios al hombre. Ella es el proyecto visible del amor de Dios hacia la humanidad que quiere que todo el género humano forme un único Pueblo de Dios, se una en un único Cuerpo de Cristo, se coedifique en un único templo del Espíritu Santo» (Catecismo nn.775-776)
La pertenencia a este Pueblo santo de Dios se obra en las aguas del bautismo por la fe a la cual se viene por la predicación de la Palabra, la fe hace nacer la esperanza la cual nos alienta en el caminar anhelantes de la bienaventuranza eterna, el banquete celestial, caminar que se realiza en la vivencia de la caridad, en actitudes y comportamientos concretos de amor a Dios y al prójimo. Todo miembros vivo de la Iglesia es a su vez vivificante porque buscar compartir esta gracia que ha recibido de lo alto, de modo que todos vengan al banquete celestial cuyo anticipo vivimos ya en la Sagrada Eucaristía.
Edificación espiritual
- ¿Qué aprendí de esta catequesis?
- ¿En qué ocasiones he visto que he hecho esfuerzo en el seguimiento del Señor? (Pensemos situaciones contrarias)
- ¿Qué experimenta mi corazón al ver como muchos van por caminos anchos de abandono del Señor?
- ¿Qué me propongo hacer durante esta semana para traer a alguien a la Iglesia?
- ¿La reunión de comunidad es descanso e imagen del encuentro de hermanos que se reunen para partir el pan de la Palabra o se me ha convertido en una ocasión de tedio? ¿qué podemos hacer?
Avisos: Recordamos que el próximo 27 de septiembre tendremos Misa de Primicias y domingo solidario.