Consejos sobre la oración

Durante el tiempo de cuaresma quiero dedicar este espacio para predicar un poco sobre diferentes aspectos de nuestra vida espiritual que nos ayuden en el camino de conversión, en este caso sobre la oración.

En primer lugar, la oración como dice el Catecismo es “el recuerdo de Dios” es decir, hacer memoria de Él, clásicamente que se ha definido como “la elevación de la mente a Dios”. El hombre que ama al Señor su Dios con todo su corazón con toda su alma y todas sus fuerzas no es indiferente ante su presencia en su vida, y por ello procura la oración, busca entrar en diálogo con Él, es el gesto más concreto de vivir en relación con nuestro Dios uno y Trino.

Existen diferentes tipos de oración: acción de gracias, adoración, súplica, petición de perdón etc. Es más, los maestros de vida espiritual han compuesto sendos tratados de los diferentes grados de oración. Yo me quiero referir a dos en concreto hoy y algunos consejos para practicarlos.

En primer lugar, la oración vocal: es aquella que realizamos al pronunciar a viva voz las palabras que dirigimos al Señor. Bien sea que utilicemos un texto previamente hecho como los que encontramos en estampitas, novenas, o que las sepamos de memoria como el santo Rosario, incluso la misma celebración de la Santa Misa es una oración vocal. Tres pautas concretas en este campo:

1) Prestar atención a lo que hacemos, esta atención se entiende en sentido literal, saber qué digo, qué significan estas palabras; material, cómo lo digo, pronunciar correctamente las palabras; místico (el más importante) a quién se lo digo, ser consciente que estoy en diálogo con el Señor en ese momento, sea que lea sea que realice una oración espontánea.

2) Siguiendo este último punto sobre todo ante las oraciones hechas en voz altas y espontáneas particularmente cuando estamos en una reunión, si uno dirige los demás en silencio únanse mentalmente al que dirige, no es necesario que todos hablen al mismo tiempo, eso usualmente genera confusión y desorden de ver quien se impone con más fuerza, muchas veces por querer enseñar a otros orar y expresarse frente a Dios perdemos la capacidad de interiorizar las oraciones.

3) Si se trata de una oración o canto conocido por todos y previsto con anterioridad para ser expresado a viva voz por todos pues hacerlo al unísono, sin gritar pero que se escuche, en esto la santa Misa es modelo a veces durante la celebración uno se pregunta ¿realmente estamos haciendo oración en la Misa si no alzamos la voz en los diálogos o en los cantos o si no guardamos silencio en los diferentes momentos ya previstos por la Liturgia?

Segundo tipo oración, la oración mental o meditación, los maestros de vida espiritual cristiana siempre han insistido en la gran importancia que tiene este tipo de oración, de hecho siempre se aconseja a los directos espirituales que en este punto no den tregua, siempre insistan a sus dirigidos en cultivarla, hasta que el Señor mueva las almas en otra dirección. La meditación cristiana es un diálogo con el Señor en el cual utilizamos tanto nuestra mente como nuestro corazón, es un ejercicio intelectual y afectivo, por el cual aplicamos nuestro entendimiento a la consideración de una verdad de fe, un misterio de la vida del Señor, una virtud que descubrimos en Él y queremos cultivar, el ejemplo de algún santo, y por el cual buscamos suscitar afectos que nos lleven a amar a Dios y que traduzca en propósitos de conversión.

Ante todo, recordar toda oración va preparada, lo primero a nivel general es estar en gracia de Dios, se aconseja siempre tener un libro o una guía que nos ayude como materia de oración, en este sentido la Sagrada Escritura brilla de un modo especial, la Iglesia siempre nos recomienda orar con la Biblia hay que escoger una hora concreta, aprovechar el primer tiempo libre del día y un lugar apropiado que nos facilite el silencio ¿Por qué no la capilla de Adoración?

Es conveniente que antes de irnos a dormir leamos aquello sobre lo que queremos meditar, y nos vayamos a la cama teniendo presente la idea que más nos llamó la atención en un primer momento, no se trata a un de reflexionar sino simplemente enterarme de qué va la cosa.

Al día siguiente buscar aprovechar la primera oportunidad de la jornada para dedicarnos a esta práctica, hacer una oración introductoria, pedir a Dios la gracia de orar, por ej. “Ven Espíritu Santo dame un corazón dócil y un oído atento a tu palabra etc.”.

Posteriormente hacer nuestras consideraciones 1) qué leo, que veo en el texto, repasarlo, imaginarme la escena, ver a Jesús darle en homenaje nuestra admiración, alabanza, agradecimiento o compasión si se trata de un pasaje donde le vemos sufrir 2) convencerme de la necesidad de imitar a Jesús en ese aspecto que veo, y de unirme a los afectos del corazón de aquellos que le aman, o de aborrecer el pecado que se denuncia, pedir a Dios la gracia de vivir como buen cristiano o pedirle perdón por nuestro pecado, en una palabra entrar en diálogo con Él, 3) formar un propósito de conversión concreto para que esta oración fructifique y 4) realizar una acción de gracias para concluir

Así por ejemplo luego de imaginar a Jesús en el desierto y darle gracias porque nos enseña como vencer al enemigo considerar como también yo experimento la tentación de reducir mi vida al placer sensible “sólo hacer lo que me gusta” y como el Señor me invita a vivir más bien de su Palabra busco experimentar aversión por el pecado de sensualidad y amor por la serenidad que da el dominio de sí; ¿cómo en mi vida en concreto se manifiesta la tentación de poner a Dios a la prueba? “si sanas a fulano entonces te creo” “si mi esposo o mi esposa cambia entonces te creo” “si me haces este milagro entonces te creo” y como Jesús me recuerda que no he de tentar al Señor no tengo porque desconfiar de Él, de hecho eso es lo que pretende el maligno hacerme pensar que no soy importante para Dios frente a esto suscitar sentimientos de contrición por las veces en que he pensado que Dios me ha abandonado y de amor al darme cuenta de que está más cerca de lo que imagino; ¿en qué ocasiones en mi vida he experimentado la tentación de la idolatría del poder? sentir que seré feliz sólo si humillo, si hago valer mis postura ante los demás pisoteándolos, si tengo “x” casa, “x” carro, “x” cosas que demuestren que he triunfado en la vida no obstante tenga que sacar a Dios de mi vida, alguno dirá “no padre, a Dios, es para la Iglesia que no tengo tiempo, tengo compromisos” Ignorar a la Iglesia es ignorar a Dios, porque la Iglesia es el Cuerpo de Cristo en la historia, su rostro visible a pesar de la debilidad de sus miembros, es la continuadora de la misión del Señor, quien se aleja de la Iglesia se vuelve mediocre y poco a poco sin vida espiritual porque se aleja de Dios…vive en apariencia más tranquilo porque sólo vive superficial, quien ama se involucra, quien ama se hace vulnerable, quien ama sufre, pero también quien ama no sólo ríe a carcajadas con el mundo sino también conoce el verdadero gozo y la paz. Suscita esto en mi contrición del corazón por las veces en que dejado un lado a Dios por preferir los afanes del mundo.

Luego de estas reflexiones y afectos me resuelvo realizar una acción concreta de conversión, para vivir el versículo no sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios: “practicaré la lectura del Evangelio del día y su meditación al menos 15minutos todos los días a x hora” Para combatir la tentación de pensar que Dios me ha fallado, “buscaré repetir una oración de abandono como el versículo Padre en tus manos encomiendo mi espíritu” Para evitar la tentación servir primero al mundo y luego a Dios “buscaré participar más seguido de la Iglesia en concreto no sólo iré a misa los domingos sino que procuraré también ir los jueves o me incorporaré en el grupo parroquial”

Puedo valerme de un versículo una frase para recordarme el propósito a lo largo del día, por ejemplo, sobre el último siempre decir “el primero en ser servido es el Señor”

Y por último dar gracias a Dios por los beneficios recibidos.

Así pues, hermanos a la luz de estos pequeños consejos, pidamos al Señor la gracia de que teniendo una auténtica vida de oración podamos unirnos cada vez más a Él en este tiempo de Cuaresma.

IMG: Mosaico de la Basílica de san Marcos en Venecia, Italia que presenta las Tentaciones de Jesús en el desierto