La luz brilla en los sacramentos

En nuestro itinerario cuaresmal queremos dedicar en esta ocasión nuestra reflexión para hablar de la importancia de la vida sacramental en el desarrollo de la vida espiritual del cristiano. Ciertamente muchas personas buscan recibir los sacramentos pero habitualmente se convierten en requisitos, burocracia o simplemente un gesto que parece llevarse a cabo una vez y que no tiene mayor consecuencia en nuestra relación con Jesús, más aún no logramos ver la gran trascendencia y su dimensión sagrada en nuestra vida.

¿Qué es un sacramento? La definición clásica nos dice que es un signo sensible por el cual se nos comunica la gracia invisible, entonces surge otra pregunta ¿Qué es la gracia? La gracia es el don más bello que Dios nos ha dado, es el mismo que viene a nosotros, es nuestra participación en su vida divina, y detengámonos por un momento en este punto, por los sacramentos se nos comunica la vida divina, la vida de Dios, por eso son celebrados con unos ritos particulares, por ellos somos divinizados. Son un encuentro real con Dios, un anticipo de la gloria que nos espera. No podemos vivir vida cristiana sin ellos, no son accidentales, son fundamentales.

Hermanos, la Transfiguración del Señor que se proclama en plena cuaresma nos recuerda como Jesús se manifestó gloriosamente a sus discípulos en el monte Tabor para prepararlos a su dolorosa pasión. Con este acontecimiento les consuela y fortalece en anticipo a la prueba que están por pasar al verlo sufrir, por un momento la gloria de la divinidad de Jesucristo brilla y resplandece. Los sacramentos hacen lo mismo en nuestra vida son el anticipo de la gloria definitiva, manifestación del Señor, fortaleza en el camino, esperanza de eternidad.

Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la fuente de la vida sacramental, porque su humanidad nos revela y nos acerca la Divinidad, de Él brota toda la fuerza regeneradora de los sacramentos. Consideremos cada uno de los siete sacramentos y  como la gracia de Dios actúa en ellos:

1.Bautismo: concede una gracia regenerativa, por él nacemos a la vida Divina, la vida de Dios es engendrada en nosotros y el pecado original es borrado así como todos los pecados personales, somos marcados con el sello de Cristo, nos otorga la fe, esperanza y caridad así como los dones del Espíritu Santo.

2. La confirmación: concede una gracia roborativa ya que robustece esta vida eterna, nos hace verdaderos testigos de Cristo, nos fortalece en medio de la debilidad espiritual con la unción del Espíritu Santo.

3. La Eucaristía: concede una gracia nutritiva y unitiva ya que “acrecienta nuestra unión con Cristo y con su Iglesia, conserva y renueva la vida de la gracia, recibida en el Bautismo y la Confirmación y nos hace crecer en el amor al prójimo. Fortaleciéndonos en la caridad, nos perdona los pecados veniales y nos preserva de los pecados mortales para el futuro” Compendio 268

4. La Confesión: concede una gracia reparadora, “la reconciliación con Dios y, por tanto, el perdón de los pecados; la reconciliación con la Iglesia; la recuperación del estado de gracia, si se había perdido; la remisión de la pena eterna merecida a causa de los pecados mortales y, al menos en parte, de las penas temporales que son consecuencia del pecado; la paz y la serenidad de conciencia y el consuelo del espíritu; el aumento de la fuerza espiritual para el combate cristiano” Compendio 292

5. La santa Unción, concede una gracia sanativa porque actúa particularmente los rastros y reliquias del pecado, “une más íntimamente al enfermo a la Pasión de Cristo, por su bien y por el de toda la Iglesia, otorgándole fortaleza, paz, ánimo y también el perdón de los pecados, si el enfermo no ha podido confesarse. Además, este sacramento concede a veces, si Dios lo quiere, la recuperación de la salud física” Compendio 319

6. Orden: conceda la gracia consagrante en cada grado

“La Ordenación episcopal da la plenitud del sacramento del Orden, hace al Obispo legítimo sucesor de los Apóstoles, lo constituye miembro del Colegio episcopal, compartiendo con el Papa y los demás obispos la solicitud por todas las Iglesias, y le confiere los oficios de enseñar, santificar y gobernar.” Compendio 326

“La unción del Espíritu marca al presbítero con un carácter espiritual indeleble, lo configura a Cristo sacerdote y lo hace capaz de actuar en nombre de Cristo Cabeza. Como cooperador del Orden episcopal, es consagrado para predicar el Evangelio, celebrar el culto divino, sobre todo la Eucaristía, de la que saca fuerza todo su ministerio, y ser pastor de los fieles.” Compendio 328

“El diácono, configurado con Cristo siervo de todos, es ordenado para el servicio de la Iglesia, y lo cumple bajo la autoridad de su obispo, en el ministerio de la Palabra, el culto divino, la guía pastoral y la caridad.” Compendio 330

7. El Matrimonio, concede la gracia conyugal por la cual “crea entre los cónyuges un vínculo perpetuo y exclusivo…confiere a los esposos la gracia necesaria para alcanzar la santidad en la vida conyugal y acoger y educar responsablemente a los hijos.” Compendio 346

Dios actúa eficazmente en los sacramentos más allá de si tenemos o no reacciones favorables o consuelos espirituales al recibirlos, nuestra valoración sobre ellos se basa en la fe, Cristo actúa siempre en ellos, claro está, una mejor disposición nos ayuda a aprovechar mejor lo que vivimos, la gracia de Dios actúa mejor en una persona mejor dispuesta, por ello, ejemplo, buscamos venir temprano, apagar o silenciar el teléfono y dejarlo a un lado, vestirnos no sólo decentemente sino como quien va al encuentro solemne de Aquel al que amamos, nos comportamos con decoro, con cuidado, hasta cuidamos una especie de silencio sagrado, estamos por entrar en un acontecimiento sobrenatural, vamos con esa actitud de santo temor que embargaría a Moisés que se descalzaba ante la zarza ardiente.

La madurez espiritual se va dejando ver particularmente en cómo se va profundizando mejor la vivencia de estos acontecimientos que realmente son celebraciones de la Iglesia que marcan nuestra vida espiritual. Los sacramentos son celebraciones eclesiales no son hechos reservados sólo al sujeto que lo recibe, con ellos la Iglesia crece, es la comunidad la que celebra, nunca olvidemos, aunque mi respuesta es personal pero la fe la recibo de la comunidad cristiana, de la santa Iglesia de Dios, estamos íntimamente relacionados. Tampoco hemos de concebirlos como opuestos a la moral o a la acción social de la Iglesia, antes bien ellos la nutren y edifican, esta es la voluntad de Dios y su voluntad es nuestra paz ¿qué fue lo que Jesús dijo a sus discípulos? “Vayan, pues, y hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo cuanto les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.” (Mt 28, 19-20)

Que al contemplar hoy a Cristo manifestado en el Tabor, también nosotros adquiramos una renovada conciencia sobre lo que suponen los sacramentos en nuestra vida, para que por la celebración devota de los santos misterios, adquiramos la fortaleza necesaria para ser sus testigos en este siglo. Amén.

IMG: Tríptico que presenta los siete sacramentos de Rogier van der Weyden