Lunes – XXI semana del tiempo ordinario – Año Par
- 2Ts 1, 1-5.11 b-12. El nombre del Señor será glorificado en vosotros y vosotros en él.
- Sal 95. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
- Mt 23, 13-22. ¡Ay de vosotros, guías ciegos!
Comenzamos hoy la lectura de la segunda carta a los tesalonicenses, parece ser que el pueblo de tesalónica guardaba algunas dudas sobre algunos aspectos de la fe cristiana a las cuales busca responder el apóstol: la retribución al final de los tiempos y la segunda venida del Señor.
Ciertamente en las palabras que hemos escuchado hoy, se manifiesta la alegría de san Pablo al ver como los tesalonicenses habían sabido soportar cristianamente las persecuciones, les ánima a persevarar y a no dejarse vencer por el desaliento. Los cristianos han siempre sufrido ha causa de la fe, sin embargo, aquellos que realmente están cimentados en ella no asumen el sufrimiento como una ocasión para desanimarse, antes bien le sirve para fortalecerse, ya lo decía un escritor inglés “los santos han sido los más contrarios a su tiempo”.
El peligro que corre el que no está firme en la fe es el de quedarse en la mera exterioridad, cumplir por guardar apariencias o por obtener simplemente una satisfacción pasajera para calmar la conciencia, es la denuncia que Jesús hace a algunos de los fariseos cuando les llama “hipócritas”, porque ignorando el sentido de la fe que profesan se fijan en cosas secundarias, que también cuentan, pero que sólo adquieren su valor cuando se fundamentan en aquello que es más importante.
Que el Señor nos conceda la gracia de tener una fe firme, para poder vivir sinceramente del amor que el Espíritu Santo ha derramado en nuestros corazones para mayor gloria del Padre.
IMG: Mosaico de «Los mártires oferentes» en la basílica de san Apolinar en Rávena.