Corpus Christi
En estas palabras de san Pablo, queridos hermanos, podríamos resumir lo que estamos haciendo con la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, hoy queremos unirnos a la Iglesia Universal en la celebración de este gran don que el Señor Jesús nos ha dejado, la Santísima Eucaristía.
Jesús la víspera de su Pasión, aquel primer jueves santo, habiendo amado a los suyos, entre los que te encontrabas representado también tú, tomó pan y vino y se los dio diciéndoles que era su cuerpo, que habría de ser entregado, y su sangre, que habría de ser derramada para el perdón de los pecados, y así se sellaría la nueva alianza entre Dios y los hombres.
Gran misterio que celebramos en cada santa Misa, con el pan y el vino ofrecemos aquel único y eterno sacrificio con el cual Jesús perdonó nuestros pecados y nos hizo nacer a una nueva vida. Al mismo tiempo, nos gozamos con su presencia pues, lo que antes fue pan y lo que antes fue vino, ahora son su Cuerpo y su Sangre, el mismo que un día ascendió a los cielos está aquí frente a nosotros, o mejor dicho nosotros estamos ante Él.
De este gran misterio nos hablan las lecturas de este día: en Abram encontramos al hombre que da gracias al Señor por los beneficios recibidos, en Melquisedec encontramos la figura del Sumo y Eterno sacerdote que es Cristo; en san Pablo encontramos a la Iglesia que a lo largo del tiempo y del espacio continúa a transmitir el sacramento de nuestra fe; y en la multiplicación de los panes vemos como este alimento se nos ha dado para que todos podamos gozarlo, puesto que por más que se fraccione el pan consagrado Cristo está siempre presente en cada trozo, es un pan para el recobrar las fuerzas y seguir caminando junto con el Señor, y es un pan que construye comunidad, pues los muchos hombres, mujeres y niños que se encontraban aquel día en aquel lugar se reunieron para saciarse de él.
De ahí que la Iglesia siempre nos invite a acercarnos al Altar para alimentarnos de este “cibus viatorum”, pan de los que caminan, puesto que cada vez que comulgamos Él:
- Acrecienta nuestra unión con Cristo
- Conserva, incrementa y renueva la gracia del Bautismo
- Nos separa del pecado puesto que nos purifica de los pecados veniales y nos previene de los pecados mortales porque nos hace crecer en el amor
- Nos une más profundamente como hermanos, por eso se dice que la “Eucaristía hace la Iglesia” y por tanto nos lleva a la solidaridad fraterna con el pobre y necesitado
- Anticipa para cada uno de nosotros la gloria futura, pues Jesús lo dijo “quien come mi carne y bebe mi sangre no morirá para siempre, sino que resucitará en el último día”
Por ello queridos hermanos en este día a Jesús nuestro Salvador, “alabemos que es nuestro pastor y guía, alabémoslo con himnos de alegría, alabémoslo sin límites y con todas nuestras fuerzas” y repitamos aquellas palabras que santo Tomás de Aquino compuso para esta fiesta “Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego, que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria.”